XII

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Capitulo 12: Mentiras, secretos y otros desastres

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Capitulo 12: Mentiras, secretos y otros desastres

Bella

Layne y yo finalizamos la reunión con la llegada de Ivy y Aisha a la cafetería. La primera viéndose como si estuviese a punto de desmayarse y la segunda feliz y parlanchina hablando de su nuevo mejor amigo, a quien dice querer invitar a su cumpleaños para volver a jugar a los espías. Mi amiga no quiere quedarse ni a tomar un café y debe pasarle algo realmente importante que no replica a Layne cuando este le dice de compartir un taxi para partir a la periferia de la ciudad.

Nosotras nos subimos a otro y mi hija aprovecha los veinte minutos del viaje para contarme con pelos y señales todo lo del parque. Remarca lo buen amigo que es el niño con el que jugó y lo mucho que se divirtió cuando llegó su papá y la niñera. No menciona nunca el nombre, según ella porque son espías y nadie debe saber cómo se llaman. También me dice que le ha invitado a jugar a su casa y con su gato.

—Tiene un Capi, mami.

Aisha tiende a llamar a todos los gatos Capi desde el día que le conté que había tenido uno y, aunque el minino desapareció el día que fui a buscarlo, sigue en mis pensamientos.

—¿Podemos tener un gatito? —Pregunta mientras entramos en la recepción del hotel. —Sé que hay que poner comida y abrazarlo para que no quie-a irse como Capi. Entonces... ¿podemos?

—No creo que sea buena idea —no me veo teniendo más gatos y no porque no me gusten, sino porque no me veo con fuerzas después de perder a Capi —. ¿No prefieres un pez?

Aisha frunce los labios y sacude la cabeza.

—Los peces son aburridos.

Intento convencerla, pero da alegatos demasiados buenos que hasta mí me hace dudar de porqué los peces no deberían vivir en un acuario y sí en el mar. Su ejemplo favorito es Nemo y lo triste que se puso su papá cuando desapareció. Entramos en el ascensor y presiono el botón de nuestro piso. Las puertas empiezan a cerrarse mientras escucho las razones por las que tener un gato sería una mejor idea, todas las razones se resumen en que son adorables y que quiere jugar con ellos cuando regresemos a Charlottesville, sin embargo, una mano impide que estas se cierren por completo. Aisha y yo damos un paso hacia atrás y... Sean aparece arrastrando una maleta.

—¿Sean? —Pregunto, confusa al tenerle frente a mí. — ¿Qué haces aquí?

—¡Mis chicas! —Levanta a Aisha del suelo y nos abraza a ambas. —Siento que ha pasado una eternidad desde que os marchasteis.

La conversación con Layne vuelve a aparecer en mi cabeza y eso hace que me quede paralizada sin saber qué hacer. Aisha tampoco se ve tan alegre como antes y sospecho que se debe al cansancio del parque. Apenas dura el abrazo, en seguida mi hija se remueve y pide que la cargue yo. Sean me la pasa y ella apoya la cabeza en mi hombro.

Millionaire: un Amor Imposible #2 [EDITANDO]Where stories live. Discover now