Millionaire: un Amor Imposible #2 [EDITANDO]

III

Capítulo 3: Familia Stratford

Oliver

Despierto de golpe sintiendo una falta de aire inexistente aprisionado en mi garganta. El pecho me suba y baja con las respiraciones aceleradas mientras mi cabeza revive la pesadilla que ha interrumpido mi escaso sueño. Me paso la mano por la frente y hago lo mismo por el cuello quitando el sudor frío que me resbala por la nuca, sin poder borrar esa imagen, sin poder no culparme por ello. No es nada nuevo y debería estar acostumbrado a que esto me pase, pero sigue doliendo como la primera noche.

Pego la vista en el techo, esperando a que mis latidos se tranquilicen, con la luz del amanecer filtrándose por los huecos de la persiana y con el sonido de la alarma proveniente de mi teléfono avisando de que es hora de empezar este nuevo día.

Bajo los piel del colchón y estiro los brazos por encima de mi cabeza, consiguiendo que cruja cada articulación con el movimiento. Gesto matutino antes de caminar hacia el baño. Este se encuentra fuera de la habitación, por lo que voy en pijama. Me meto en la ducha dejando la ropa en el suelo, queriendo rebajar la tensión que cargo continuamente sobre mis hombros. El agua caliente rebaja la presión, mas no la hace desaparecer cuando debo enfundarme en el traje y de acabar de prepararme.

En el pasillo me encuentro con la mujer, que se encarga de limpiar, saliendo despavorida saliendo de la habitación principal. Los productos de limpieza se le caen al suelo y huye hacia la cocina. Debe haberla despertado de su maravilloso sueño. Sacudo la cabeza mientras me adentro en la cocina. La cocinera ya está preparado el desayuno y su compañera le está susurrando, supongo que contándole la situación que acaba de vivir. Tomo asiento y la primera me sirve el café como cada mañana.

—Buenos días, señor Stratford. ¿Desea algo más?

Niego con la cabeza cuando se aparta.

—¿Ya se despertó?

—Sí, señor. Se está vistiendo en estos momentos.

«Bien». Quizás pueda evitar tener que verla esta mañana.

Me tomo el café sin despegar los ojos del periódico que tengo en las manos. De nuevo mi nombre vuelve a salir en primer plano. Cuestionando todas mis decisiones —como la de permitir que Nate y Layla participen de forma activa en la prensa — y hablando de los problemas que siguen surgiendo a pesar de tomar medidas. ¿Es, realmente Oliver Stratford, el CEO que merece y necesita Castellar? ¿Cómo se ha tomado la directiva que haya "contratado" a sus dos hermanos? No necesito leer el nombre del periodista que lo ha publicado, si está muy claro que siempre es el mismo.

Arrugo y arrojo las hojas sobre la mesa, terminando el café de un sorbo. La cafeína será lo único que me haga soportar este día nefasto. Bueno, lo único no. Mis facciones se relajan cuando aparece corriendo por el pasillo antes de lanzarse a mis brazos. De darme un beso en la mejilla y de sentarse sobre mi regazo para que le dé el desayuno como cada mañana.