Capítulo 6

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La semana pasó tan rápido para Kim Dan que cuando se dio cuenta ya había terminado. Debía admitir que había sido más ajetreado, la tensión por la próxima pelea crecía a cada día, y el humor de Jaekyung lo reflejaba.

El lunes cuando entró al consultorio lo único que delataba el estrés que sentía era la forma en la que cuadraba los hombros. Había empezado a llevar camisetas desmangadas, todas de una tela tan suave, no dudaba que costaban una fortuna. Al inicio le pareció a Dan que estaba nervioso, pero pronto descartó la idea, en cuanto más le observaba era imposible que un peleador como Joo Jaekyung, el gran Emperador, sintiera viles nervios

Viéndolo, acostado mientras Dan trabajaba sobre su hombro izquierdo, comprendió que los músculos le zumbaban con anticipación. La respiración controlada no revelaba nada, pero lo podía sentir cada que deslizaba las manos sobre su hombro.

—Sigues mirándome.

—No.

Abrió los ojos, mirándolo con diversión. Ahí, sobre las mantas azules, sonrisa ladina y facciones relajadas, contrastando con los músculos tensos de su pecho, lucía increíblemente joven.

—Eres atrevido.

—¿Disculpe?

—No deberías dejar que tu interés por mí interfiera con tu trabajo.

Dan dejó de masajearlo.

—¿Cree que todo el mundo está enamorado de usted?

—No lo creo, es un hecho.

Dan rio levemente, negando la cabeza. Jaekyung le miró con el ceño fruncido, como si de pronto le hubieran crecido dos cabezas y le hubieran dicho que era un mal peleador.

—¿Qué es tan gracioso? ¿Te estas burlando de mí?

—No, no es eso, es solo... Es absurdo.

—¿Yo?

—El que piense que me gusta.

—¿Por qué lo sería? ¿No crees que soy guapo?

—¿Por qué seguimos hablando de esto? —preguntó, antes de seguir con el masaje. Dan se aseguraba de tratar ambos hombros, independientemente de la lesión. La gruesa mano de Jaekyung se posó sobre las suyas, la suave y caliente piel sorprendiéndolo. Le detuvo.

—No has respondido mi pregunta.

—Porque no tiene sentido.

—Tiene mucho sentido para mí. —respondió, casi formando un puchero.

—No, no me gusta.

—¿Ni un poco?

—No —contesto contundente—. Ahora, si me permite seguir con la terapia, su hombro y yo se lo agradeceríamos.

Dan evitó pensar en la pregunta que no respondió. No era que se sentía avergonzado de admitir que Jaekyung es guapo. Muy guapo. Cualquier persona con dos ojos y un cerebro podía ver eso, pero no significaba nada. No quería decírselo y qué este se volviera aún más arrogante, si es que era posible.

La duda sobre la preferencia sexual de Jaekyung seguía rondando su mente, muy a su pesar. Parecía que el universo estaba conspirando para que cada palabra que saliera del pelinegro fuera como una confirmación para Dan. No lo podía creer, era peor que una revista de chismes.

Además de Jaekyung, Dan atendió a Yoon Gu, quien se paseaba todos los días por el consultorio, independientemente de si tenía agendada una sesión de terapia. Dan le agradecía, había empezado a verlo como un hermano pequeño, esta clase de instinto sobreprotector que había generado en él a pesar de no conocerse tanto tiempo. Intuyó que era la clase de sentimientos que Yoon Gu generaba con las personas, era como un cachorrito.

Jinxed JawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora