Capítulo 26

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"Sería un perdedor..."

Dan, en ocasiones, podía ser muy tonto. Había dicho aquello porque sabía exactamente el efecto que tendría en Jaekyung. No podía jactarse de conocerlo totalmente, pero lo que conocía de él, sabía que sería peor dejarlo alejarse y a la deriva como un barco abandonado en las aguas tempestuosas del océano pacifico.

Jaekyung creía que era un perdedor, con dos campeonatos de peso mediopesado de la UFC y centenares de peleas ganadas. Fue bajo por parte de Dan decírselo, pero necesitaba que entendiera que no podía renunciar a todo en ese momento, no cuando estaba tan cerca de la final. Jaekyung nunca se perdonaría el retirarse sin haber peleado, sin haber puesto su esfuerzo en obtener por última vez el título de campeón. Era el emperador, si iba a caer lo haría siendo el ganador.

Por un momento, mientras caminaba al gimnasio el viernes por la mañana, pensó en qué haría si Jaekyung no estaba ahí, si su intento por provocarlo y hacer que el enojo y rencor por su lesión se transformara en estimulación y motivación, no funcionaba. Quería que tomara la desesperación y la impotencia y la convirtiera en golpes y en un campeonato.

Empujó la puerta de cristal y suspiró cuando vio la alta figura de Jaekyung en uno de los rings, por la distancia solo podía ver su cabeza, pero Dan la reconocería. Caminó hacia el consultorio y cuando pasó a su lado, Jaekyung se giró a mirarlo. El cabello corto se revolvía como un nido sobre su frente, despejando sus ojos enfurecidos y hundidos por las ojeras.

Era más temprano de lo usual, su entrenamiento normalmente empezaba después. Lo vio girarse hacia Lee y continuar golpeando. Si bien sus hombros estaban tensos y el músculo de su mandíbula se movía cada que apretaba sus dientes, los golpes que lanzaba eran controlados y ágiles. Joo Jaekyung, El Emperador estaba de vuelta.

Había cautela en la forma que los demás chicos continuaban con sus entrenamientos, sus miradas concienzudamente evitaban posarse por mucho tiempo en la figura de Jaekyung, temiendo que una situación como la del día anterior volviera a suceder.

Dan continuó caminando y suspiró cuando cerró la puerta. Estaba nervioso y preocupado. ¿era posible que Jaekyung se enojara con él? Qué importaba en ese momento, había conseguido que asistiera al entrenamiento antes de la pelea, continuarían con la sesión regular y si Jaekyung le solicitaba un masaje en la noche trataría de no terminar en su cama y brincando sobre su pene. Era lo mejor por el momento, era una situación grave. Estaba avergonzado de seguir pensando sexualmente en Jaekyung cuando debía concentrarse en su trabajo como fisioterapeuta.

No pasó mucho tiempo para que la puerta se abriera y el cuerpo de Jaekyung vestido en un set de invierno deportivo negro se dejara ver. Dan estaba sentado sobre el sofá y se incorporó rápidamente, observando cada parte del cuerpo de Jaekyung, buscando respuestas, buscando algo que le dijera que estaba bien, que los eventos de los días anteriores habían sido creación de su mente cansada.

Pero todo era real. Tan real como la palidez de su cara y los puños que apretaba dentro de las bolsas de su sudadera. Y se veía dolorosamente joven, lindo y tan roto. Las ojeras oscurecían sus ojos hundidos y Dan solo podía ver el hastío vidrioso que cubría los irises honestos que Dan anhelaba. Su cabello corto revuelto por las incontables veces que Dan suponía había pasado sus manos ansiosas, tratando de calmarse. Tenía el ceño fruncido y la mandíbula apretada, miró a Dan de abajo hacia arriba, deteniéndose en sus ojos.

Permanecieron con la mirada del otro sobre sí mismos, tomándose como se toma la luz del sol cálida en un día gélido de invierno. Dan tenía muchas cosas que decir. ¿Por qué lo estaba alejando? ¿Podría acercarse y apretar a Dan en un abrazo hasta que todos sus pensamientos y preocupaciones salieran de su mente? ¿Cómo seguía su hombro? ¿Le dolía? ¿Por qué le mentía?

Jinxed JawWhere stories live. Discover now