Capítulo 19

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Eran vísperas de navidad y Dan estaba en la cocina de su apartamento tratando de amarrar las patas de un pollo. En eso se resumía su vida, pensó arrugando la nariz cuando tocó la piel. Se había despertado temprano en la mañana, limpió toda la casa y salió al supermercado más cercano, maldiciendo por olvidar comprar pimienta la semana pasada. Estuvo una hora haciendo fila y cuando regresó, la vista de un pollo descongelándose en el refrigerador fue desalentadora.

Estaba ansioso, mantuvo sus manos ocupadas toda la tarde y su mente concentrada en tratar de no quemar la comida en el horno, quería mantener sus pensamientos fuera de su cabeza. Era la primera navidad que iba a pasar sin su abuela y no sabía cómo se sentía al respecto (sí lo sabía, pero era mejor no pensar en ello porque terminaría hecho bolita en el sillón llorando y con una cena a medias). Seguiría las tradiciones y prepararía el mejor pollo marinado que él y Bim hubieran probado.

Los chicos hicieron un festejo pre-navidad en el gimnasio, habían comido galletas que la esposa del entrenador les había mandado y tomado demasiado ponche que todos regresaron a sus casas con estómagos adoloridos y una sonrisa en la boca. Ahora tenía dos días libres y aunque los pasaría solo, planeaba hacer una buena navidad, tenía a bim y un trabajo que le gustaba, podía ser peor.

El sonido de su teléfono lo distrajo de aplastar las papas hirviendo que quemaban sus dedos, se limpió en el delantal y esquivó a bim hasta llegar a la mesa del comedor donde el nombre "Joo Jaekyung" brillaba en la pantalla. Era extraño. ¿Había sucedido algo? El entrenador había obligado a Jaekyung a tomarse dos días festivos de descanso y aunque habían gritoneado y Jaekyung azotado la puerta cuando salió, no creía que ignoraría las indicaciones del entrenador. El próximo combate que tendría era hasta enero, así que no necesitaba un masaje de emergencia, o tal vez sí.

Contestó la llamada, sosteniendo su teléfono entre la mejilla y el hombro, volviendo a la cocina para continuar con el puré. Antes de poder hablar fue interrumpido por Jaekyung. Ya le era costumbre ser tan brusco durante las llamadas. No saludaba ni se despedía. ¿Qué había pasado con la cordialidad?

—¿En dónde estás? —habló en un tono casual, como en un deja vu, era la segunda vez que le recibía con las mismas palabras. ¿Para qué quería saber dónde estaba? Podía escuchar voces ininteligibles detrás de su voz, de lo que Dan creyó era la televisión. ¿Le estaba hablando para que lo entretuviera en sus días de descanso?

—En mi apartamento—contestó extrañado, poniendo el teléfono en altavoz sobre la barra, antes de lavarse las manos y continuar con las humeantes papas—. ¿Por qué? ¿Sucede algo?

—No, nada.

—Ah.

Y permanecieron en un silencio extraño por unos minutos, Dan demasiado ocupado con su nuevo archienemigo, las papas cocidas, y Jaekyung concentrado en lo que Dan solo pudo adivinar era una película navideña. No era incomodo y Dan no tenía la urgencia de hablar, era como si solo disfrutaran de saber que había una presencia al otro lado de la línea, como si estuvieran uno al lado del otro, Dan en la sala sentado junto a Jaekyung y Jaekyung a su lado en la cocina, revisando el refrigerador.

Dan maldijo cuando gran parte del puré escapó de la olla y cayó sobre la estufa, tomando un trapo y limpiando todo con cuidado. El sonido de la voz de Dan rompió la burbuja de encantamiento en la que estaban envueltos, porque Jaekyung habló de nuevo.

—¿Qué haces? —preguntó curioso, su voz escuchándose más cercana a través del altavoz.

—Estoy haciendo la cena —explicó, revisando el pollo del horno y cortando las verduras que usaría de acompañamiento.

—¿Cocinas? —Dan se detuvo en seco, la voz de Jaekyung sonaba incrédula. No lo quería admitir, pero estaba un poco, demasiado, ofendido. Claro que cocinaba, había aprendido de la mejor.

Jinxed JawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora