Capítulo 28

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Jaekyung permaneció pegado al costado de Dan todo el trayecto en el elevador hasta el estacionamiento subterráneo. Era pesado, sus brazos y su torso, duros e inamovibles, sepultaban a Dan en su lugar, solo podía rodearlo con sus cortos brazos por la cintura marcada de Jaekyung y esperar que pudiera mantenerse sobre sus pies.

"Estas aquí" murmuraba contra el cuello de Dan una y otra vez, como un mantra, como una canción, como un juramento, como una adoración y su cabello negro cosquilleaba la mejilla de Dan y sus suspiros le daban escalofríos y sus suaves y largas manos serpenteaban por sus hombros y su cintura. Era como una serpiente envuelta alrededor de Dan, una orquídea sobre un árbol esperando la primera lluvia de la temporada.

Dan no mencionó nada sobre el código que sentía pesado en el bolsillo de su pantalón. Creía que podía significar muchas cosas, ¿era Dan especial para Jaekyung o hacía eso con cualquier hombre que cogía? No podía saberlo y en ese momento no podía preguntárselo, lo importante era la mano sangrante de Jaekyung que empapaba el suelo de madera del elevador, la toalla empapada no podía absorber más sangre.

Las puertas se abrieron con un ding y la mente borrosa de Jaekyung parecía acercarse lentamente a la sobriedad porque dirigió a Dan como un bulto hacia el automóvil de lujo, alejado de todos los demás. Dan vio las llaves y presionó el botón para abrir las puertas. Ayudó a Jaekyung a sentarse en el asiento del pasajero, envolvió la toalla en un vendaje improvisado y puso el cinturón de seguridad alrededor de su cadera con la intensa mirada de Jaekyung sobre su cara. Terminó e iba a alejarse para entrar por la otra puerta, pero la mano de Jaekyung se extendió a su brazo y lo detuvo.

—¿A dónde vas? —preguntó con el ceño fruncido, temeroso de que Dan rompiera su promesa implícita.

—Tengo que entrar por la otra puerta para llevarlo al hospital —explicó, tomando la mano de Jaekyung y separándola de su brazo suavemente. Asintió y recargó la cabeza en el asiento, dejando libre a Dan.

Dan dio la vuelta por enfrente, entrando al automóvil. Lo encendió y salió lentamente del cajón de estacionamiento. En la salida, Jaekyung dio su código de seguridad y el guardia les dejó salir a la ciudad, juntándose a la ola de carros que se movían juntos.

Dan estaba un poco nervioso detrás del volante, era un carro caro y ni trabajando toda su vida lograría pagar la reparación si tenía un accidente, así que dan conducía a dos metros de los carros a una vertiginosa velocidad porque no se podía dar el lujo de detenerse. La mano de Jaekyung seguía sangrando, las gotas caían sobre sus pantalones de algodón y sobre el asiento.

El atardecer estaba cerca, los días cortos del invierno arrastrándolos hacia el hospital que Jaekyung le había indicado. Por el nombre, Dan sabía que era un hospital privado y exclusivo, era justo lo que necesitaban en ese momento.

—¿Viste la pelea? —la voz apagada de Jaekyung inundó la cabina, Dan lo miró por el rabillo del ojo. Tenía la cabeza sobre el asiento, los ojos cerrados, la respiración tranquila mientras presionaba la toalla contra la herida.

—Sí —susurró y se sintió como una confesión. Estaba confesando que no había soportado no estar ahí sin verlo en toda su gloria. Estaba confesando que se arrepentía de no haber asistido. Estaba confesando que lo amaba demasiado como para fingir indiferencia.

—¿Fue tan mala? —susurró de vuelta, una voz pequeña como el fantasma de la autoritaria y grave voz de Jaekyung. Dan no lo quería escuchar así

—Pudo haberle ganado, fácilmente —dijo porque era la verdad. Dan sabía mejor que nadie la condición física en la que Jaekyung estaba y a pesar de no ser la mejor en toda su carrera, era suficiente para haber vencido a Michaels. Su contrincante no tenía el control que Jaekyung tenía ni la fuerza. Lo hacía sentir culpable. ¿Era todo esto su culpa? ¿Hubiera ganado si Dan olvidaba su enojo sin sentido y asistía a la pelea? —. Estaba preparado para esa pelea, a pesar de la condición de su hombro, su experiencia y habilidad son incomparables

Jinxed JawWhere stories live. Discover now