Capítulo 32

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Dan se mantuvo jadeante sobre el pecho de Jaekyung hasta que toda la conciencia volvió a él. La espalda le dolía, la cadera protestaba ante cada pequeño movimiento o espasmo, pero no podía lograr quitar la tonta sonrisa de su cara, sus ojos adormilados se cerraban ante el vaivén del pecho de Jaekyung y la suavidad de su respiración. Acarició con la mano el pectoral derecho, agrandando la sonrisa cuando se estremeció y se removió. Dan tuvo que acallar el gemido en su garganta ante el roce de su desnudo pene contra la dura cadera de Jaekyung. Hundió la cabeza en el pecho y esperó que Jaekyung no sintiera su pene semi erecto tallándose necesitado a su costado. Era demasiado esperar eso de él porque la carcajada que soltó avergonzó a Dan, escondiendo las mejillas sonrojadas sin dejar de mover su cadera contra la de Jaekyung.

—¿Quieres más? —dijo en un tono arrogante, pasando la mano por el cabello desordenado y sudoroso de Dan, la caricia suave y cariñosa hasta que se detuvo en su nuca, donde jaló alzando la cabeza para verle directamente a los ojos. Ojos negros sobre los dilatados ojos miel de Dan—. No pensé que fueras difícil de complacer.

—No te muevas —murmuró Dan antes de pensar demasiado en lo que iba a ser. Era como si el fuego solo hubiera sido calmado, pero no estaba extinto y empezaba arder con furia en el fondo de su abdomen y en su pene, líquido preseminal salía de su erección a pesar de haberse corrido una vez ya hace unos minutos o horas o días. Estaba en una bruma de inconsciencia en la que no existía el tiempo ni el espacio, solo el cuerpo caliente de Jaekyung y el suyo.

Dan se irguió, sosteniéndose con su mano, ignorando el gruñido de protesta de Jaekyung y alzó la pierna, sentándose a horcajadas en su regazo, la punta húmeda del pene de Jaekyung rozándole el trasero cuando se acomodó sobre su cadera. Dan detuvo las manos sobre el ancho y duro pecho pálido de Jaekyung, los músculos contrayéndose ante el peso.

—¿Harás todo el trabajo? —los ojos negros de Jaekyung se pasearon por el cuerpo desnudo de Dan y solo pudo sonreír con suficiencia porque le hacía sentir poderoso, con el cuerpo fuerte y musculoso de Jaekyung bajo él a su merced. Dan podía hacer lo que quisiera y sabía que él no objetaría, lo haría sin pensarlo dos veces.

Las manos de Jaekyung subieron a su cadera, sosteniéndolo y acariciando su costado, alzó una ceja expectante sin borrar aquella sonrisa ladeada. Dan no respondió, solo se inclinó acariciando con sus labios la piel con manchas rojizas en el cuello de Jaekyung, ahí donde había mordido y chupado, y no se detuvo hasta pasar la lengua por ellas. Lamió y lamió, con las manos de Jaekyung apretándolo dolorosamente, los gemidos en su oído no hacían nada por bajar su goteante erección. Abrió la boca y mordió un pedazo de piel sobre sus clavículas, donde chupó duramente.

—Dan —lo escuchó susurrar, con las manos subiendo hasta su espalda. No sabía por qué lo hacía, pero sentía esta necesidad posesiva de marcarlo, era irracional, Dan necesitaba poder ver aquellas marcas como evidencia de lo que habían hecho, de que Jaekyung en ese momento, hoy, le pertenecía.

Cuando se separó, una marca circular y rojiza en la pálida piel de Jaekyung lo excitó demasiado, sus ojos negros borrosos y húmedos lo observaban de vuelta, los labios rojos e hinchados de tanto morderlos. Dan extendió la mano, acariciando su labio superior y se acercó a besarlo, abrió la boca y gimió al sentir la húmeda y gruesa lengua de Jaekyung dentro de la suya, sus manos sosteniéndolo del cuello, empujándolo hacia abajo, sus dientes chocando y sacando sangre del labio de Dan. El sabor metálico entre el sabor de sus bocas instó a Dan a mover la cadera sobre el pene grande y erecto de Jaekyung, sacándole un gemido a ambos que murió en sus gargantas.

—¿Cómo puedes querer otra ronda después de haberte corrido? —le preguntó entre jadeos y besos a un Dan demasiado descontrolado y perdido para poder pensar en cualquier cosa que no fuera el calor de sus cuerpos y la suavidad de sus pieles, pieles que se unían pegajosas por el sudor y el semen.

Jinxed JawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora