Capítulo 10

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Jaekyung no había parado de mover la pierna en los cinco minutos que llevaban esperando en la pequeña antesala. Arriba y abajo, arriba y abajo, una y otra vez. Estaban sentados hombro con hombro en el diminuto sofá de dos plazas y el repetido movimiento de su pierna ocasionaba que la de Dan temblara, unidas por la rodilla.

No es que quisiera estar tan cerca del pelinegro, era culpa del sofá. Totalmente. Solo había uno y estaban extremadamente juntos, tan juntos que percibía el aroma del shampoo y el jabón. De coco. El perfume de Jaekyung era embriagante, tan suave y fresco como una mañana despertando en el mar. La primera vez que lo olió, Dan había estado sorprendido, en parte esperaba que el gran Joo Jaekyung oliera a madera, a cerveza negra y la característica punzada agria del sudor. Al contrario, en ocasiones su olor era dulce, como si todos los días antes de ir al gimnasio se bañara en caramelo.

El cabello le caía sobre los ojos, todavía húmedo de la reciente ducha. Podía observar una gotita deslizándose por el mechón más largo, directamente a su nariz recta.

Dan no estaba nervioso, pero el constante rebotar de la pierna del peleador le estaba poniendo al borde. Cuando entró al hospital le dirigió un escueto "Buenos días" antes de observar con el ceño fruncido el único asiento disponible al lado del castaño. Por un momento, pensó que iba a sentarse en el suelo.

No lo hizo, porque el suelo era poca cosa para Joo Jaekyung, quién estaba en la cima. Así que ahí estaban, uno al lado del otro tan cerca que Dan podría escuchar el latir de su corazón. El silencio de la sala de espera rogando por ser interrumpido. Dan detestaba los silencios.

Jaekyung suspiró y se enderezó sobre el cojín gris, golpeando el brazo de Dan, abriendo las piernas en una muestra viril de arrogancia y fingida calma. Dan detestaba cuando los hombres tomaban más espacio del que deberían.

Empujó la pierna en contra de la del pelinegro, obligándolo a cerrarlas. Jaekyung le observó impasible y volvió a abrir sus piernas, ejerciendo fuerza sobre las delgadas rodillas de Dan. Dan detestaba que hubiera sido él el primero en fruncir el ceño.

Con más fuerza, deteniéndose sobre el reposabrazos, Dan volvió a juntar las piernas de Jaekyung, quien sonrió mordaz, los dientes brillando peligrosos como los de un tiburón. Arqueó una ceja antes de empujar con una fuerza que sorprendió a Dan, dejándole acorralado en la esquina, tan pegado al borde que sus piernas estaban una sobre la otra.

—¡Deténgase! —habló firme. No quería molestarse, estaba en horas de trabajo y los estudios que se iban a realizar eran importantes, tenía que tener la mente clara.

—¡Tú empezaste! —se excusó Jaekyung, alzando las manos como un criminal atrapado, diversión plasmada en sus ojos y en su boca.

—Usted fue el que me empujó primero —Dan llevó su mano al brazo del pelinegro y trató de moverlo inútilmente, de vuelta a su lado del sofá. El músculo bajo su mano, tan duro y bultoso como una montaña madre permanecía inamovible, pues parecía que Dan no estaba ejerciendo toda su fuerza. Detuvo sus intentos, su mano persistente sobre la suave y pálida piel del brazo del peleador, tan libre de imperfecciones como observando un cielo despejado, atravesada por tinta negra—. No esperaba repetirlo, pero respete mi espacio.

Los negros ojos de Jaekyung se abrieron brevemente y un velo de lo que Dan interpretó como ¿vergüenza? ¿Joo Jaekyung sentía vergüenza? Lucía arrepentido y por un momento la urgencia de disculparse asaltó a Dan. Se detuvo, no tenía nada por lo que pedir perdón, estaba pidiendo por segunda vez que se respetara su espacio.

Jaekyung carraspeó, llevando su delicada mano detrás de su cuello rascando, moviéndola hacia el pelo y despeinándose, gotas de agua volando a los párpados, a las mejillas y a la boca de Dan. Lucía increíblemente incómodo, como si hubiera despertado de pronto en un cuerpo que no era el suyo y no supiera cómo hablar, cómo moverse. El pelinegro se deslizó de vuelta a su lugar, pegando la espalda al cojín y mirando hacia enfrente, hacia la blanca pared desprovista de ornamento.

Jinxed JawWhere stories live. Discover now