𝐈𝐈. 𝐗𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐞𝐬𝐢ó𝐧

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Madelyn se encontraba en la sala de espera junto a los demás,  Charles estaba en revisión debido a que inhalo mucho humo, mientras que Max y Mick fueron dados de alta; por otro lado Hazze estaba en terapia intensiva debido al disparo y al humo inh...

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Madelyn se encontraba en la sala de espera junto a los demás, Charles estaba en revisión debido a que inhalo mucho humo, mientras que Max y Mick fueron dados de alta; por otro lado Hazze estaba en terapia intensiva debido al disparo y al humo inhalado, Altaír tenía quemaduras de segundo grado y sus pulmones tenían mucho humo, mientras que los pequeños estaban fuera de peligro y Flor estaba sedada y con algunos suturas en su cabeza.

La italiana tenía las manos en su cara y negaba con ella; no podía ser cierto que el había vuelto, era una pesadilla.

—Madelyn—la oji azul levantó su cabeza y corrío hacía Sebas para abrazarlo para después comenzar a llorar.

—No se que paso, no se que fue...

Estaba demasiada alterada, el hombre solo la abrazo mientras Fernando se acercaba a preguntarle a los demás que había pasado.

Pasaron algunos minutos cuando Charles salió junto con Joe; el monegasco abrazo a su madre la cual iba llegando; Madelyn se culpable.

—Pueden ir a dormir, les avisaremos del estado de las chicas—dijo Amelia mirando a la italiana.

—Amigo, vamos, tienes que descansar; Mia y tu tienen que estar al cien para Alt—dijo Lando.

El australiano negó mientras miraba el anillo de compromiso.

—Los paramédicos me lo dieron, nos vamos a casar en unas semanas Lando. Hace años pensé que la ibas perder cuando la vi desvanecerse, no quiero perderla, no quiero. —para este punto el no dejaba de llorar; el británico se sentó a su lado.

—¡Arthur! ¡Cariño!

La italiana se giro rápidamente y no lo pensó dos veces para írsele encima a la Francesa, mientras ella gritaba.

—¡QUITENMELA DE ENCIMA!

—¡VETE DE AQUÍ! ¡VETE!—Comenzó a pegarle sin remordimiento alguno— ¡ALEJATE DE MIS HIJOS! ¡ALEJATE DE NOSOTROS!

Unos brazos rodearon su cintura alejándola mientras que la Francesa lloraba.

—¡ESTO ES TU CULPA! ¡TU HICISTE ESTO! ¡LO HICISTE!—Gritaba por todo el hospital.

Sebastián y Mick la sostenían pero ella solo pataleaba.

—¡TE ODIO JULIET TE ODIO!

Max ayudo a la chica a levantarse mientras que Arthur la abrazaba.

—¿¡Que te sucede?!—pregunto Max alterado.

—¡Fue ella! ¡estoy segura que fue ella!

—¿De que hablas loca¡ ¡deben meterte a un manicomio!

Madelyn se le quiso ir encima pero Max se puso en medio.

—¡Basta Madelyn!

La italiana lo miro sorprendida; jamás le había gritado de esa manera.

𝐅𝐚𝐯𝐨𝐫𝐢𝐭𝐞 𝐂𝐫𝐢𝐦𝐞; 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐞𝐬 𝐋𝐞𝐜𝐥𝐞𝐫𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora