CAPÍTULO 8

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Había cierta tensión en el ambiente cuando Eren dejó solos en su despacho a su entrañable amigo Jean y a su adorado Levi. Sin embargo, confiaba en que ambos podrían superar sus diferencias y lograr el propósito final de que el menor ayudase a Eren en sus viajes como su asistente personal.

- Me ha dicho Eren que sabes leer y escribir – comentó Jean una vez que su amigo cerró la puerta del estudio tras de sí.

- Son actividades que he practicado por muy poco tiempo – confesó el menor – mi madre prefería que yo tocara el piano y el violín – indicó con timidez.

- ¿Quería que fueras artista? – preguntó el mayor.

- Algo así, mi abuelo era músico y solía viajar mucho, supongo que mi madre quería esa vida para mí – respondió Levi dejando ver que se sentía nostálgico hablando de su familia. Claro que los extrañaba, y se preguntaba porque su madre no había intentado ponerse en contacto con él.

- ¿Y qué es lo que quieres tú de la vida Levi? ¿Cuáles son tus metas, tus sueños? ¿Qué quieres para tu futuro?

Las preguntas de Jean Kirstein habían sido demasiado directas para el joven. Nunca nadie le había preguntado qué era lo que esperaba del futuro o qué era lo que él deseaba hacer en los próximos años. Su madre lo visualizaba siendo un músico, de su padre, en realidad jamás supo lo que quería que él fuese, nunca se lo dijo. Eren siempre le decía que después hablarían de ello, y ahora, ahora estaba frente a unos cuestionamientos de los cuales no tenía respuesta.

- Por lo pronto, deseo ayudar al señor Jaeger en lo que necesite – respondió Levi inseguro.

- ¿Y después, después qué harás Levi? – preguntó Jean - ¿Qué harás cuando Eren ya no necesite tus servicios, cuando encuentre un esposo y haga una familia, qué tienes pensado hacer para ese entonces?

Sinceramente no tenía ni la más mínima idea. No se había planteado pensar tan a futuro, pero ahora, quizás aquel futuro no era tan lejano como él se lo imaginaba. Tal vez ayudaría a Eren por un corto tiempo pues sabía que había hecho la promesa de buscar a alguien con quien compartir su amor. Y si lo pensaba detenidamente, Eren ya tenía una edad considerable como para seguir esperando por mucho tiempo a que ese alguien llegase a su vida.

Pero la mera idea de imaginar que ese día llegara, le provocaba malestar. Y estaba completamente seguro que no era temor a perder la comodidad que le daba Eren al estar con él, más bien se sentía abatido por la sensación de que lo perdería para siempre, a pesar de ser consciente de que Eren no era nada suyo, no quería perderlo.

- No... yo no he pensado en eso, supongo que tendría que irme de aquí – respondió con duda.

- Supones bien – afirmó Jean con satisfacción – me alegra saber que eres consciente de eso, pero debes estar agradecido de que, frente a ese futuro escenario, Eren desea que aprendas a valerte por ti mismo y puedas tener un trabajo que pueda darte la vida a la que estás acostumbrado.

- ¿A qué se refiere con eso señor Kirstein? – preguntó el menor confundido.

- Entre más conocimientos y habilidades poseas, mejor son las oportunidades en el mundo laboral – explicó el mayor – los números lo son todo en esta sociedad, puedes ser contador o encargado de un negocio, y si encima dominas otros idiomas además del tuyo, esas oportunidades se multiplican.

- Entiendo – dijo Levi mientras asentía con la cabeza.

Sin embargo, tenía sentimientos encontrados. Es decir, por un lado, se sentía emocionado porque aprendería cosas que solo los grandes hombres de negocios sabían, por el otro, el hecho de que fuera a adquirir esos conocimientos se debía, gran parte, a que tarde o temprano le tendría que decir adiós a Eren, y sinceramente no quería.

Amor Forzado - EreriWhere stories live. Discover now