Los planes de Kuchel Ackerman eran casar a su segundo hijo con Eren Jaeger, un magnate del acero originario de Manchester que era tan bueno como acaudalado. Pero no contaba con que su hijo Levi iba a rechazar al millonario más cotizado de Londres, y...
El viaje desde Londres hasta la pintoresca ciudad de Berlín duró dos días completos. Normalmente eran casi tres, pero Eren había decidido no hacer tantas paradas y llegar lo más pronto posible a su destino. Durante todo el trayecto, Levi se mostró absolutamente fascinado con los paisajes que se mostraban ante sus ojos. El joven nunca había salido de Reino Unido por lo que viajar al extranjero y en compañía de Eren, su prometido, fue una experiencia que disfrutó mucho y que guardaría siempre en su corazón. Incluso cuando Eren le comunicó que tendrían que dormir en el carruaje mientras seguían su camino, sonrió encantado porque sin importar donde fuera, dormir con Eren era su mejor medicina.
En el vehículo, además de Eren y Levi, iban dos choferes, Marco y Peter, un conocido del primero que también tenía experiencia como chófer y que ya había trabajado para Eren en anteriores ocasiones cuando Marco solía tomar vacaciones o se le presentaba algún contratiempo. Confiaba en el hombre, así que podía ir seguro de que llegarían con bien.
Había sido un viaje muy pesado, en especial para Eren que casi no había podido dormir por cuidar de Levi. Por lo general, cuando viajaba, en las noches se hospedaba en un hotel de paso, no obstante, quería llegar rápido a la capital alemana para poder llevar a cabo su plan y de esta manera mantener a Levi a su lado, y para ello iba a necesitar la ayuda de su hermano y de Pieck, su adorable cuñada.
Cuando el carruaje piso suelo alemán, Eren despertó a Levi y cuidadosamente limpió su rostro con toallitas húmedas prometiéndole una larga ducha caliente en cuanto llegaran a su destino. Un destino que si bien Levi no conocía aún, intuía que se podría tratar de los familiares de Eren pues recordaba que estos vivían en dicho país. No obstante, el mayor aún no le daba grandes detalles de su inesperado y súbito viaje.
El menor observaba por la ventana absolutamente maravillado de lo bonito que lucía Berlín. Aquella ciudad era muy diferente a su natal Londres. Para empezar, no parecía ser tan caótica y gris como la capital londinense y la gente parecía mucho más agradable y menos soberbia. Se podía respirar la esperanza y el progreso, mientras en su lugar de origen el deprimente deterioro de la sociedad se hacía visible día con día.
- Estamos por llegar a casa de Zeke, mi hermano mayor – comunicó Eren mientras se colocaba su saco.
- ¿Vinimos a visitar a tu familia? – cuestionó Levi acercándose al mayor para acomodar el cuello de su camisa. Eren solo asintió a su pregunta con la cabeza – está un poco desaliñado señor Jaeger, permítame ayudarlo – añadió con voz traviesa.
- Es usted muy amable mi estimado joven Ackerman... - sin embargo el menor no se tomó muy bien la mención de su apellido.
- Yo ya no soy un Ackerman, Eren – dijo con melancolía - no después de la forma en la que mi familia quiere que lleve mi vida.
- Lo entiendo amor, pronto llevarás mi apellido, lo prometo – Eren acarició su mejilla y depositó un tierno beso en la punta de la nariz.
- Levi Jaeger – susurró éste – me gusta mucho como se escucha mi nuevo nombre.
Eren solo pudo sonreír ante la idea de convertirse en esposo de Levi, le encantaba además la manera tan natural con la que el menor expresaba que deseaba ser su marido. No había duda en su voz y eso lo hacía estar seguro de que Levi en verdad deseaba casarse con él, y así sería. Solo que también necesitaba hablar con su hermano para pedirle su ayuda y de esa forma tener todo cubierto para que nada ni nadie lo separase de su amado niño. No era un hombre que solía pedir favores o aprovecharse de sus contactos, pero por Levi, por él, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa.
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