Sobrevive hasta el amanecer

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Dorian y Kimberly se me quedaron mirando al mismo tiempo que me llegaba una notificación para formar grupo. Apreté el botón de "Aceptar" y comprobé que al instante se creaba una nueva ventana con los datos de mis compañeros y su posición en el mapa. También apareció el siguiente mensaje:

"Los jugadores por debajo del nivel 10 no pueden recibir experiencia por los enemigos derrotados de otros compañeros. Alcanza el nivel 10 por ti mismo para desbloquear esta función."

Poco después, salimos corriendo bajo la lluvia y estrellé mi bate de béisbol en la primera cabeza de zombi que encontré.

+55 de experiencia

Otro zombi cercano intentó agarrarme por un lateral y yo me las apañé para golpearlo con fuerza en la mandíbula. El monstruo cayó hacia atrás con la mitad del rostro arrancado y la lengua colgando. Aproveché que se arrastraba por el suelo para aplastar su cabeza.

+55 de experiencia

Me vino a la mente la cara de sorpresa de Brandon al recibir mi ataque. ¡Menudo idiota! No debería haberme atacado. Aún no podía creer que hubiera matado a una persona. Intenté convencerme de que no era mi culpa y me distraje unos segundos.

—¡Ayuda! —gritó Dorian forcejeando con uno.

Me acerqué lo más rápido posible y reventé su cabeza como una sandía. Dorian se quedó en shock cuando todos los sesos y la porquería le saltó encima. El chico se miró hacia abajo temblando.

—Eres bastante bueno peleando —reconoció Dorian. Me encogí de hombros

—Siempre me gustaron los deportes. Estuve apuntado en taekwondo, tenis y atletismo. —Un zombi esmirriado, con más huesos que carne, se me acercó con paso lento y las manos estiradas. Le golpeé en medio de su frente y se escuchó un asqueroso crujido. Después, continué con la charla—. Mi profesor de tenis siempre me decía que tenía un buen saque. —Desclavé las púas del bate con cierto esfuerzo—. Aunque claro, eso era antes de que me entrara cáncer. He pasado un buen tiempo sin moverme. Creo que estoy un poco oxidado.

—Pues no lo parece —dijo Kimberly impresionada—. ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

—Si te digo la verdad, estoy bastante nervioso, pero he soñado con esto desde hace muchísimo tiempo.

Un zombi con las tripas fuera y las costillas al aire se acercó al grupo y volví a despacharlo con rapidez.

—¿Soñabas con matar zombis? —preguntó Dorian sin dar crédito.

—¡Claro! ¿Tú no? —Para mi propia sorpresa se me escapó una sonrisa en medio de la batalla—. ¿Vas a decirme que nunca has escuchado música metal y fantaseado con esto?

—No, yo soy más de pop y latino —contestó esquivando un muerto viviente.

—¿De verdad, no tienes miedo? —preguntó Kimberly con asombro.

—Iba a morir de todas formas —contesté sin darle importancia—. Supongo que ya lo tenía asimilado.

Miré a lo lejos y comprobé que uno de los matones, el que se apodaba "Imbécil", me observaba muy seriamente. Luego, lo vi clavar su estaca en el ojo de un zombi y derrotarlo con facilidad. Su grupo siguió avanzando. Me miró de forma desafiante unos segundos y poco después se dio la vuelta para no quedarse atrás.

Su mirada me dio mala espina. Tenía que concentrarme en subir de nivel lo antes posible o, si no, la gente como él me daría muchos problemas. Aquello no era un simple juego. Nuestras vidas estaban en peligro. Además, acababa de matar a una persona. Lo lógico sería que estuviera traumatizado, pero no lo estaba. Simplemente, me sentía furioso por tener que haberlo hecho, pero en el fondo estaba convencido de que no había sido culpa mía.

La Torre de los ValientesWhere stories live. Discover now