El duelo esperado

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El jefe goblin de una mazmorra intentó partirme a la mitad con su hacha y yo retrocedí con miedo. Aquel monstruo debía de medir dos metros de altura y era con diferencia el más peligroso contra el que me había enfrentado. Sus músculos eran tan enormes y definidos que parecía que se había dopado con esteroides.

Me hice hacia atrás para evitar el filo de su hacha y tropecé cayéndome al suelo. Un error fatal que podría haberme costado la vida. Sin embargo, cuando el goblin levantó su pesada hacha para acabar conmigo, mi fiel esqueleto Skullking se metió rápidamente en medio usando su escudo para protegerme.

El golpe fue tan fuerte, que no solo partió la madera en dos, sino que provocó que el cuerpo del esqueleto estallara en decenas de pedazos hacia todos lados. Vi rodar la cabeza del pobre Skullking varios metros por el suelo con su mandíbula desencajada.

De pronto, un segundo esqueleto «que recientemente había conseguido al mejorar mi nivel de invocación» sorprendió a mi enemigo clavándole una espada en uno de los costados. El goblin gruñó con rabia y destrozó mi invocación de un solo movimiento, pero aquella pequeña distracción, me dio el tiempo suficiente para poder levantarme y cortarle la garganta.

Mi enemigo cayó de rodillas atragantándose con su propia sangre y poco después quedó tendido en el suelo.

Has robado la habilidad Fuerza del líder nivel 1. Obtienes un 5% de fuerza adicional si eres el líder del equipo o si has desplegado invocaciones.

Has aprendido escudo de maná nivel 1. Crea un campo de fuerza que anula todo el daño recibido. La absorción de este escudo consume maná dependiendo de la fuerza de ataque recibida. Cada 10 puntos de daño consumes 1 punto de maná. El campo de fuerza solo puede desplegarse como mucho a un metro de distancia.

—¡Por fin! —exclamé con júbilo—. Una habilidad con la que poder defenderme de las flechas de Roy.

Me sorprendió comprobar que aquel hechizo lo había aprendido por mi cuenta al subir experiencia. No había sido robada de ningún enemigo. Recolecté los materiales que me parecieron útiles y regresé a la Aldea.

—¿Dónde te habías metido? —exclamó Dorian con incredulidad cuando me reuní con ellos para la cena—. ¡Te has perdido el castigo de Roy! Frank les dio unos buenos latigazos a todos.

—Deberías haber venido —me dijo Kevin con una sonrisa—. Fue maravilloso ver a esos cabrones amarrados a un poste de madera y sangrando.

—Pues sí —reconocí con algo de envidia—, seguro que me hubiera encantado verlo, pero no tengo tiempo. Necesito subir de nivel cuánto antes.

Kimberly suspiró y me observó con seriedad.

—Roy está planeando retarte a un duelo. Lo dijo en alto delante de todos antes de ser castigado.

—Ah, sí. Es verdad. Y te llamó cobarde por no estar ahí —añadió Dorian como si nada.

Fruncí el ceño con extrañeza y me quedé callado unos segundos.

—Tal vez sea lo mejor.

—¿A qué te refieres? —preguntó Kimberly.

—Quizás deberíamos resolverlo con un duelo.

—¿Crees que puedes ganarle?

—Mi nivel sigue siendo bajo comparado con el suyo, pero creo que he acumulado más habilidades que él.

—¿Y si mueres? —preguntó Kimberly preocupada.

—Somos jugadores de la Torre. Cualquiera de nosotros puede morir en cualquier momento.

La Torre de los ValientesWhere stories live. Discover now