El equipo de Roy

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"¡Felicidades! Has leído:«Introducción a la magia. Principios básicos sobre las auras y las energías» Tu comprensión sobre esta materia tras la lectura es del 86%"

"Has aprendido detección mágica nivel 1

Ahora puedes percibir magia a través de tus sentidos.

+1 de inteligencia (Total 21)

¡Felicidades! Visión del héroe y detección mágica se han combinado. Ahora puedes detectar el aura y la energía mágica con tu visión".

Di un largo bostezo y apagué la vela. A esas horas no había nadie más en el comedor.

Me había levantado a las 6 de la mañana para terminar de leer lo que me faltaba. Por suerte, el libro tenía varias ilustraciones sobre los tipos de auras y los circuitos mágicos dentro del cuerpo, por lo que no resultó tan denso como me esperaba.

Me pregunté qué pasaría si llegara a comprender el libro al 100%. Tal vez me dieran otra habilidad, pero la idea de leerlo de nuevo no me entusiasmaba y tampoco podía saber si llegaría a entenderlo por completo aunque lo intentara de nuevo.

Me apoyé en el respaldo de la silla sintiéndome algo decepcionado. La habilidad que acababa de adquirir no me parecía útil para el combate.

De repente, escuché que alguien bajaba por las escaleras. Era la tabernera que se acababa de levantar.

—¿Qué haces despierto tan temprano?

—Estaba leyendo un poco.

—No deberías esforzarte demasiado. Dormir bien es tan importante como un buen entrenamiento. —De pronto, me miró con desaprobación—. Veo que aún sigues con la misma ropa del tutorial. Ayer, repartí algunos recursos a los recién llegados. Solo me faltas tú.

La mujer abrió su inventario y sacó un conjunto humilde de campesino, luego me dio sábanas limpias y varias mudas de ropa interior.

—Gracias. ¿Cómo sabes mi talla?

—Mi interfaz lo hace de forma automática. Por cierto, deberías bañarte. ¡Apestas como si un zombi se hubiera revolcado en un cubo de basura! —Levanté el brazo y me olí el sobaco. Sabía que olía mal, pero su comparación me pareció exagerada.

Seguí su consejo y me duché en el patio interior que estaba cerca de la cocina. Habían colocado un par de tablones de madera para ofrecer un poco de intimidad. Como no había agua corriente, tuve que rellenar varios cubos para echármelos por encima. El único grifo de la posada era uno que estaba en el patio y había que bombear con fuerza para que saliera el agua.

Después de asearme, elegí dos misiones comunitarias. La primera fue cortar leña durante más de una hora y la segunda limpiar los establos.

Elegí esas dos, porque escuché que, a la larga, cortar leña mejoraba la fuerza y proporcionaba un bonus de daño con armas de dos manos. Ocuparse de los caballos supuestamente subía la afinidad con ellos. Tal vez me fuera útil en un futuro.

Afortunadamente, el encargado de los establos me dio un uniforme y calzado adecuado antes de empezar el trabajo. Por lo que mi ropa de campesino, sobrevivió en buenas condiciones hasta que decidí entrenar.

Lo primero que hice fue dejar a Kuro en un lugar seguro cerca de unos arbustos.

—Quédate escondido, ¿vale? —le dije con la esperanza de que su habilidad empática le permitiera entenderme—. No te alejes demasiado y evita que te vea la gente.

Kuro me ignoró y centró su atención en un pequeño escarabajo. Enseguida gateó hasta él y lo atrapó con la boca. El murciélago me miró con sus ojitos oscuros mientras masticaba alegremente su recompensa. Parecía feliz de que finalmente le diera permiso para explorar los alrededores.

La Torre de los ValientesWhere stories live. Discover now