◇ Capítulo 8 ◇

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Sergio estaba con toda la disposición para empezar a cocinar. Sacó los ingredientes, los implementos y por supuesto, sus ganas de hacerlo. Iba a preparar la vieja confiable, tallarines con vienesa, y obviamente los tallarines iban a tener salsa de tomate.

-Bien ¿Por dónde empezamos?

Partió sacando una olla y poniendo agua en ella para posteriormente encender la cocina y poner la olla en esta para que hirviera el agua.

-Okay, mientras hierve el agua...¿Qué podría hacer? -hizo un mohín, para después llamar a su amigo -. Oye Bastian...-al voltear vio que estaba dormido. Sonrió.

-Vaya, parece que alguien está cansado ¿Y si te dibujo de nuevo en la cara? -pero automáticamente desechó esa idea, ya que solo generaría una guerra sin fin.

Se acercó más a Bastian, y ya en frente a él, le acarició el cabello.

-Quién diría que eres más lindo cuando estás dormido -dijo casi inaudible.

Paró en seco lo que estaba haciendo. No debería ilusionarse demás, eso no le haría bien. Decidió que para no distraerse iba a ordenar un poco, pues sus hermanas habían dejado levemente desordenado, mucho en realidad.

Después de unos minutos a Sergio le dolía la espalda de tanto agacharse para recoger los juguetes. Se sostuvo la espalda.

-Tsk -suspiró -Veré si el agua ya hirvió.

Ya delante de la olla vio que el agua estaba burbujeando, así que agarró una porción de tallarines y los puso en el agua hirviendo.

-Listo.

Se sentía cansado y con sueño, miró a Bastián quien parecía muy cómodo para su gusto, le dio envidia. Se acercó a él por segunda vez.

-¿Estás cómodo? -preguntó como si le fuera a contestar.

Se agachó y sus caras quedaron lo suficientemente cerca. Sergio lo miró atentamente, sus cejas, su nariz y finalmente su boca. Era hermoso. Posó la cabeza en el pecho del contrario, dio un último respiro y sin darse cuenta se quedó dormido

Un olor a quemado despertó a Sergio. De pronto recordó que había dejado los tallarines hirviendo. Se reincorporó rápidamente.

-Mierda.

¡Se había quedado dormido y el agua se vaporizó generando que los tallarines se quemaran!

-¿Y ahora qué hago? -dijo frustrante mientras se agarraba la cabeza -. Pronto va a despertar y me va a mandar a la chucha. Seguramente se reirá de mí por un año entero o más - decía entrando en pánico.

Trató de pensar hasta que se le ocurrió una idea.

-¡Ya sé! ¡Llamaré a Aura!

Sonaba el teléfono de Sergio marcando a Aura, pero no contestaba. Ya era quinta vez que la llamaba.

-Mierda, no contesta. Llamaré a Ignacia

Tampoco le contestaba. No podía llamar a nadie más, por más triste que sonara, no tenía más amigos o en este caso, amigas.

-Piensa Sergio, piensa. Debe haber alguien más...

Y se le ocurrió otra idea, aunque era arriesgada, pero no tenía alternativa. Procedió a marcar. Ring, ring, ring.

-¿Alo? ¿Sergio?

-¡Finalmente! Necesito que me hagas un favor.

-Sí, dime.

-¿Puedes comprar comida? Para dos, por favor.

-¿Dos? Está bien.

-Sí puedes ir lo antes posible, sería bacán.

-Lo haré, cualquier cosa por ti ¿En tu casa verdad?

-Sí, gracias. Te debo una.

-No es nada, bueno, cuelgo ya. Iré de inmediato.

-Vale muchas gracias de nuevo, Lenin.

Después de eso colgó.

Un ruido lo asustó, era Bastian quien de pronto ya no tenía polera. Sergio se quedó atónito ¿Cuándo se la había sacado?

-Tengo calor...-dijo entre sueños Bastian.

Sergio solo tragó saliva, se había asustado. Se acercó a Bastian.

-Bueno, supongo que dormir un rato no me hará daño. Lenin se demorará unos 45 minutos.

Sergio se recostó a un lado de Bastian y en un segundo se durmió

Lenin se encontraba en la fila para recibir su orden, estaba emocionado ¡Sergio lo había llamado! y no solo eso ¡Le había pedido que comiera con él! o eso creía él.

Suspiró.

-¡Carne mongoliana para dos!

Lenin caminó hacia el mostrador, agarró el pedido y partió a la casa de su amor platónico.

En el camino se preguntaba qué temas de conversación podría sacar para que la plática fluyera, ya que Sergio no era muy abierto con él.

-¿Y si le pregunto qué cosas le gustan? Aunque ya se eso-dijo pensante -O tal vez...¿Cuál es su anime favorito? Pero creo que no le gusta...No, definitivamente no le gusta.

De tanto pensar, no se dio cuenta que estaba frente a la casa de Sergio, carraspeó, se arregló gracias al reflejo de la ventana y procedió a tocar la puerta.



† Una Palabra †Where stories live. Discover now