◇ Capítulo 5 ◇

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[Sergio]

Me estoy asando, hace más de veintiocho grados de calor y literalmente estamos en la punta del cerro.

— ¡Sergio! – gritó Aurora acercándose mientras le reclamaba a la nada misma por el calor que hace.

— ¿Uh? ¿Qué pasa? – contesté con burla – ¿Ya te has cansado? Apenas llevamos quince minutos caminando.

— "Ipinis llivimis quinci minitis ciminindi". Que te jodan Sergio, yo no estoy acostumbrada como tú.

— Okey – me senté en el piso y busqué la botella de agua en mi mochila – Aura.

— ¿Qué quieres?.

— Toma – le entregué la botella.

— Oh~ Si es tan tierno~ – Tomó la botella de agua – A pesar del semblante serio y amargado que tienes todo el día, tienes un corazón... Un corazón que no se deja querer por nadie.

— ¿Vas a empezar de nuevo? Ya te dije que no me gusta el Bastian y tu SerTian jamás existió y existirá – bufé furioso.

— ¿En serio? ¿Y por que te pusiste a discutir con Ema porque el Bastián se sentó a su lado? Te vuelvo a recalcar que el que se sentó al lado de Ema fue Bastián no al revés –  esta chica realmente es insoportable.

— ¿No te callas nunca?.

— Nunca pensé que serías tan celoso amigo mío – me dio un leve golpe en el hombro tratando de decir "Hey calma tus celos".

— Debí quedarme en casa mientras pude... Así por lo menos no hubiera escuchado tu chillante voz – gruñi – Eres insoportable.

— Hey~ cálmate amigo mío ¿Qué mierda he hecho yo? No es mi culpa que seas tan celoso al punto casi tirar a Ema por la ventana sólo porque Bastian le tocó el hombro – me tiró la botella – ¡Ema solo le estaba mostrando una foto de los chinos del sur!¡¿Por que mierda te pones celoso por eso?! ¡Según tú no te gusta, pero demuestras lo contrario!  Y ahora te estas desquitando conmigo. Yo debería decirte que eres insoportable.

— Aura – Mierda, tenia razón, me he comportado como un total estúpido por mis malditos celos... Pero no puedo soportar que esa perra esté a un centímetro de el. Que diablos me está pasando – Lo siento.

— Vete a disculparte a otra parte, conmigo no conseguirás nada.

— Aura – rogué - No te enojes, lo siento, de verdad lo siento.

— Si, si, como sea. Adiós Sergio – vi como se iba con su grupo de amigas la cuales la estaban esperando colina arriba sentadas en el poco césped que había. Por supuesto en ese grupo estaba Ema.

Soportaría que me humillaran, que me acosaran e inclusive que me golpearan, pero lo que no puedo soportar es ver a Ema cerca de Bastián, es mi mejor amigo es normal que sienta celos de amigos, es normal en las mujeres ¿Por que en los hombres no?. Pero no es normal que se te acelere el corazón solo por estar unos milímetros cerca. Maldita voz en mi cabeza, siempre cuando tengo la respuesta a algo viene y jode mis planes. A pero bien que lo pasaste cuando tuviste que dormir en la misma cama con él, no olvidemos que estaba casi desnudo. Mierda, debo dejar de pensar, esto realmente es insoportable, quiero dejar de pensar una vez en la vida en este amigo.

— Hola.

— ¿Qué quieres? – solo quería un poco de silencio, creo que jamás lo obtendré – Estoy ocupado, vete.

— Estabas solo y quería acompañarte. Además Aura se enojó contigo y se le unió Ignacia, creo que no te dirigirán la palabra en un buen tiempo – lo que me faltaba, que se le uniera Ignacia. Vamos como avión.

Bufé —Oh, bien gracias por avisarme – contesté con sonora burla – Ahora, si puedes irte te lo agradecería Lenin. Estoy bastante ocupado pensando en como arreglar las cosas. Si me disculpas – no quería hablar con nadie en estos momentos, pensé que disfrutaría la salida al cerro, que estaríamos todos juntos, pasándola bien, pero veo que no.

Como Lenin seguía sentado al lado mío, sí, estaba sentado al lado mío ya que al no comprender la indirecta pensando que se podía sentar en el pequeño espacio donde estaba sentado yo, se sentó, me tuve que levantar e irme de ahí para poder estar en paz.

— Hey, no te vayas – me sujetó del brazo. Já ¿Qué se cree?.

— ¿Qué mierd-.

— Me gustas – ¿Qué?– Dije que me gustas Sergio – espero que se una broma – Y no, no es broma, de verdad me gustas.

— ¿Cómo?.

— Tu cara lo dice todo. Sergio, de verdad me gustas, dame una oportunidad, yo podria hacerte feliz. No te haría sufrir como el imbécil del Bastian el cual no se da cuenta de lo obvio que eres al tratar de ocultar tus celos cuando está con Ema. Dios, no puedo creer que estés enamorado de ese imbécil, es un patán, un total estupi-.

— Basta. No te atrevas a hablar así de él. El único que tiene derecho a siquiera insultarlo soy yo – el imbécil será otro. No soporto que hablen así de mis amigos, mucho menos de él.

— ¿No te das cuenta? El está embobado con Ema. Ahora ni siquiera está contigo solo por entablar una conversación con ella – que alguien lo golpeé y lo deje inconsciente por favor.

— Cállate, lo único que quiero ahora es no escuchar tu horrible voz. Vete de una vez.

— Sergio, escúchame se lo que te digo, me gustas y no soportaré que el imbécil de-.

¿Acaso no lo escuchaste? – una tercera voz se hizo presente, el escalofrío no se pudo evitar en todo mi cuerpo – Dijo que te callaras. Vete, sal de mi vista.

— No, no lo haré solo por que tú me lo digas Bastián – Lenin dijo sin temor alguno.

Si no quieres morir porque alguien te empujó del cerro y rodaste colina a bajo, entonces me harás caso – nunca había visto a Bastian tan enojado en mi vida. Si yo fuera Lenin ya hubiera corrido por mi vida.












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