◇Capítulo 13◇

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Después de dos años exactos de la inevitable muerte de Aura. Sergio y Bastián miraban en silencio la tumba de la difunta, creando sentimientos amargos. A pesar del tiempo, aún dolía, y demasiado. Cada uno recordaba lo que fue alguna vez Aura, lo que significó y aún significa para ellos.

Los recuerdos los azotaban constantemente, desde ese día nada ha sido igual, las cosas han cambiado y ellos igual.

Ese día, ese fatídico día 22 de Marzo, se podían escuchar los sollozos y lamentos de quienes estimaban a Aurora, de quienes la querían, de quienes la amaban y de quienes nunca la volverían a ver.



El Doctor, quien tras cuatro largas horas, hizo hasta lo imposible con ayuda de las enfermeras para mantener estable a la causa del martirio de quienes estaban presentes, salió de la habitación donde Aura se encontraba.

--Jóvenes. - se dirigió a la multitud que estaba esperando algún resultado positivo. - ¿No hay ningún adulto con ustedes?

--Los padres de Aura fueron a dar una vuelta... Ellos no están bien. - contestó Bastian, y prosiguió impaciente - ¿Cómo está ella?

Dudó en contestar. -- Necesito informarles a los padres, es un tema delicado. Deben comprender.

-- Eso qué significa. - contestó un Sergio levemente alterado.

--Cuando los padres vuelvan, díganles que estaré en mi oficina.- el doctor, sin mas, asintió con la cabeza y prosiguió a retirarse.

--Espere.- lo llamó Bastian, dando un brinco hasta llegar donde se encontraba el doctor, alertando a los demás, quienes estaban aún aturdidos. - No puede irse a su oficina y dejar a Aura así como así. - recibió una mirada de compasión por parte del doctor. Bastián, como si hubiera descifrado algo en esa mirada, agarró el cuello de la bata del doctor. - No.- apretó.- Dígame que no es verdad.

--Por favor, suélteme.

--¡No lo soltaré!- Sergio se levanta de su asiento, procurando que nada se saliera de control- ¡Dígame que está viva!

-- Lo siento mucho.

Se oyeron gritos desgarradores provenientes de aquel hospital, lagrimas sumergidas en dolor que costarán sanar y llantos silenciosos de aquellos que suprimían sus sentimientos. En la habitación 8 de aquel día 22 de Marzo, murió una chica hermosa e inteligente, y que absolutamente nadie sabia que pasaba por un mal momento, ni siquiera sus padres o su mejor amiga, ni si quiera aquellos que siempre la acompañaban.


-- Oye, cariño.- le llamó Sergio, quien estaba a su lado, mirando fijamente donde yacía su mejor amiga.

--¿Qué pasa?- Era raro escucharlo dirigirse a él de forma tierna.

--¿Cuál crees que hubiera sido su rostro al enterarse de que estábamos juntos?- Bastián al escuchar sonrió.

-- Yo creo que hubiera preguntando si era una broma, después se daría cuenta que no era así y, finalmente nos hubiera gritado y abrazado a la vez.

--Mientras nos pegaba, se te olvida que es Aura, hay golpes de por medio.

--Toda la razón.

Sergio lo mira, y recuerda por un breve instante todas las cosas que tuvo que pasar para poder darse cuenta que estaba enamorado de él. Aunque no estaba Aura, son felices y seguramente ella también lo estaría si estuviera viva. Su corazón para bien o mal le pertenecía a él, a su mejor amigo, quien solo con una palabra lo hacia suspirar, quien en las noches frías lo arropaba mientras lo abrazaba y que a veces le decía al oído lo mucho que lo quería.

-- Ya es tarde, debemos irnos. -sentenció Bastian, agarrándole la mano a su novio.

-- Aún es temprano. - reprochó Sergio.

-- Son las siete y ya está oscuro.- comenzaron a avanzar, despidiéndose previamente de Aura.

-- No te preocupes, yo te salvo si nos llegara a pasar algo.- le guiñó un ojo.- Siempre protegiéndote, nunca inprotegiendote.

--Aura estaría decepcionada de ti si te hubiera escuchado.

-- Tshoa, por algo tomo clases de kárate.

--Sí, pero no para salvarme el culo.

--¿Quién dice que no?- se adelantó unos pasos-Con lo tarado que eres...

--Lo dice el chico que le pegó por "accidente" a un niño porque le dijo que te parecías a Michelin.

-- Ce-Te-Eme (CTM). Verdad, pero sí fue un accidente. Las personas pensaron que fue por lo que me dijo, pero no fue por eso, ¡realmente fue un accidente!- trató de excusarse.

El camino a casa continúo así, molestándose entre sí, mostrándose amor de vez en cuando sin prestarles importancia a las miradas curiosas y de horror a raíz de ser dos hombres, dos hombres amándose. Pero poco y nada les importaba ¿por qué debería importar? Al final, es su relación, no de lo demás, qué importaba las miradas prejuiciosas, llenas de asco y homofobia. Lo importante es lo que tienen en común. Un amor puro y real.

Ya en su acogedora casa temporal -ya que no producían lo suficientemente como para establecerse en una casa propia. Aunque con los ahorros que están generando pronto podrán hacerlo- , ambos decidieron pedir pizza, sin tomate, ya que a Bastián no le gustaba, pero Sergio siempre decía que una pizza sin tomate no era pizza. Prontamente llegaron dos pizzas, una sin tomate y otra con tomate, así el dilema de ambos llegó a su fin, sin necesidad de discusiones y enojos sin sentidos, provocando un rico ambiente entre ambos, lleno de felicidad al sentir que compartían con quien más amaban.

Sólo se tenían a ellos mismos, los padres de Bastián murieron en un "accidente" unos meses después de la muerte de Aurora, el recuperarse fue aún más difícil y doloroso. La verdadera causa de muerte de los padres de Bastián era un secreto a voces, se sabia que los padres estaban en un lío muy grande con algunos traficantes de la zona, y que ellos no tenían nada que ver en el asunto. Posteriormente, unos de los días en que Sergio lo invitó a su casa a pasar la noche, hombres encapuchados entraron a la casa de Bastián, donde sólo se encontraban sus padres, los mataron cruelmente, y sin piedad alguna los arrojaron en una zanja a unos metros de la residencia. Nunca se supo quienes fueron, o eso es lo que dijo la policía.

En cambio, la situación de Sergio era menos trágica, pero aún así dolorosa. Sus padres siempre han sido religiosos, y la sorpresa de que su hijo mayor, el primogénito, era un "marica" no se lo tomaron para nada bien. La pacífica charla que pretendía llevar Sergio, ya que sabía que sus padres eran fiel al prójimo, se transformó de una discusión a una agresión física. El padre llevó bruscamente a su hijo a la puerta, tirándole al suelo y con una última patada en el abdomen le dijo que no lo quería ver más y que no se les acercara a sus hermanas, ya que se le podía pegar la clase de enfermedad, que supuestamente él tenía. Su mundo se derrumbó.

Su vida después de Aura no fue fácil, pero aún así lograron superare y eran felices ahora. Nada les importaba.




















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