△Epílogo▽

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Después de cinco años, donde Sergio y Bastián han pasado a lo largo de su vida por altos y bajos, donde han creado memorias con sus familiares y amigos y donde han perdido a personas, el recuerdo mas memorable sin duda alguna fue, el día de su boda por el registro civil hace cuatro años, ese día lloraron a mares y los presentes solo se conmovieron por tal situación, sin duda momentos inolvidables, pero hoy, era un día muy especial para ambos. Hoy era el día en que adoptarían a una niña, cuya presencia cambiaria por completo el rumbo de sus vidas.

--Estoy nervioso- Bastián mencionó.

--Tranquilo, todo saldrá bien, tenemos todos los papeles al día y el abogado ya viene en camino. -Sergio abrazó a su acompañante, y aunque no lo demostrara estaba igual o más nervioso que él.

-- Espero que sea así.

Ambos se encontraban en la sala principal de ese gran y ancho orfanato, esperando a que la encargada les diera el visto bueno a reunirse por fin, después de dos largos años de lucha, con su querida niña, a quien cuidarán y adorarán como nunca y por siempre.

De una puerta salió una anciana, con una edad estimada de 60 años, lucia amable y tierna. Los miró y les sonrió. - Adelante.- dijo.

La pareja se miró y pudieron ver el nerviosismo del otro por unos segundos. Acto seguido, Sergio se levantó, mientras que por detrás lo acampaba Bastián, quien miraba por las ventanas a niños jugar en busca de su, próximamente, hija. "Hija", esa palabra le hacia acelerar su corazón, tendría una hija, una hija junto a la persona mas importante en su vida, estaba infinitamente agradecido con la vida, por darle todo lo que alguna vez pudo desear.

Ya adentro, la anciana se sentó en la silla frente al escritorio y miró a la pareja, quienes estaban parados en el marco de la puerta.

-- Siéntense, no muerdo. - dijo mientras les sonreía.

--Disculpe, estamos un poco nerviosos.- dijo Sergio.

--No se preocupen, todo está en orden, solo tenemos que esperar al abogado, que ya debe estar por venir.

-- ¿Cómo está ella? Nuestra hija.- Bastián dijo lo último con orgullo, aunque aún no habían firmado los papeles de la adopción.

--Esta bien, muy emocionada por encontrarse con ustedes.- al escuchar eso su corazón pudo seguir latiendo con tranquilidad.- La extrañaremos en este lugar, es una niña muy querida por todos y todas. Una niña maravillosa, se que ustedes serán una gran familia para ella.

Al escuchar esas palabras se sintieron inmediatamente felices, a pesar de los prejuicios por ser una pareja homosexual, aquella anciana los trataba como a cualquiera. Con dignidad. De pronto la puerta se abrió, y un cabello peculiar y un familiar apareció.

-- Buenos... -miró su reloj de mano mientras entraba- días, aún son las 11.58.- dijo

--¿Lenin?- Sergio preguntó incrédulo a lo que sus ojos veían.

Un Lenin alto, con traje y maleta. ¡Él era el abogado a cargo! Lo último que supo de él fue que entró a la universidad hace cinco años antes de su boda, pero nunca supo que estudiaba. Estaba realmente sorprendido.

--Vaya... lo que nos trae el viento.- dijo Bastián con un poco de recelo, recordando claramente los acontecimientos del pasado.

--¡Bienvenido! Lo estábamos esperando. - decía la anciana mientras lo invitaba a tomar asiento.

-- Es bueno verlos chicos, ha pasado un tiempo.

--Cinco años para ser exactos.-Dijo Bastián.

-- Por lo que veo se conocen ¿o no?

--No.

--Sí.

Sergio estalló en risas al escuchar eso, no podía negar que extrañaba esas disputas.

--Sí, nos conocemos. Fuimos compañeros de curso en la media.- finalmente respondió Sergio, con una sonrisa, ante la mirada incógnita que tenia la anciana.

--Y amigos.- agregó Lenin, ganándose una mirada de odio de Bastián- Muy buenos amigos.

--Entiendo, eso felicitará el entendimiento de las partes al inicio de este tramite.- sentenció la anciana.

Ya dicho eso, Hernán y la anciana se pusieron manos a la obra, explicándoles a la pareja los papeles a firmar, donde además de una larga explicación de temas judiciales, se llegó a un acuerdo en donde la niña tendría que venir a visitar aunque sea una vez al mes, a sus amigos del orfanato a petición de ella y lo cual no sería ningún problema para ellos. Definitivamente, el destino quiso lo mejor para ellos.




*






Finalmente, estaban los tres reunidos, después de una larga batalla y después de largas horas de tramites, por fin están juntos, sin que nadie y nada lo impidiera.

-- ¿Estas nerviosa?

-- En absoluto, se que ustedes son los mejores padres que pude haber tenido.

--Te encantará, la casa, tu habitación.- nombraba Sergio.- Tenemos una perrita, se llama Lucy, seguro se llevarán excelente.

-- ¡Siempre quise uno! En el orfanato nunca pudimos tener uno...

-- Ahora podrás tener todo lo que quieras, para nosotros eres muy importante, siempre podrás contar con nosotros para lo que necesites, te apoyaremos en todo y cuidaremos como nunca. - dijo Bastián, que claramente estaba conmocionado por la situación, sus palabras eran sinceras y llenas de amor.

-- Los quiero, padres. Gracias por poder brindarme esta oportunidad y poder amarlos.

-- No nos agradezcas, el destino nos unió.- Sergio le brindó una sonrisa a su hija.

--Nosotros también te queremos, Aura.









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