† Una Palabra †

△Prólogo▽

Totalmente aburridos se encontraban este par de amigos. Solo hay una explicación para eso; clases. Comienzo de clases, una nueva era en ver a las mismas personas durante meses y tener que soportarlas, tener que soportar a su acompañante y mejor amigo de la infancia, por lo menos eso decía Sergio el menor de los amigos. Por otro lado Bastián, el mayor, se encontraba entretenido molestado al menor, técnicamente le estaba tirando papelitos que anteriormente había sacado de su nuevo cuaderno.

Dos chicos totalmente aburridos, sin saber que hacer. Sus amigos no llegaban, solo veían personas nuevas las cuáles poco les importaba.

Ya al comienzo de la clase lo cuál implicaba hacer nada ya que (valga la redundancia) era primer día de clases, este par de amigos se dirigieron a un extremo de la sala donde se encontraban sus queridos (aunque no lo demostraran, al menos uno de ellos) y viejos amigos. Platicaban de lo más bien entre todos, contaron lo que habían hecho en las vacaciones de verano y lo que no pudieron hacer.

Mientras platicaban, unas de sus amigas llamada Aura se dirigía a ellos, pero ella no iba sola, aparte de su otra amiga llamada Ignacia, iba con ellas una chica, nunca habían visto esa chica en su vida, por lo que veían era nueva. Y efectivamente era nueva, rápidamente después de que ambas amigas le tomaran confianza a la chica nueva le presentaron a sus dos grandes amigos.

Los chicos dudaron en ser amables con ella ya que a diferencia de sus amigas ellos no tomaban confianza tan fácilmente.

Sus amigas se fueron a comprar panquesillos que ellas amablemente ofrecieron a sus amigos y por supuesto a la chica nueva. Bastian, el mayor de ese grupo conducía una platica muy a gusto con la chica nueva que aún no sabía su nombre y viceversa, en cambio Sergio se contemplaba en silencio escuchando su amistosa platica. Cuando ya no tenían de que hablar básicamente, se dignó a preguntarle su nombre.

"Todavía no te he preguntado tu nombre ¿Cómo te llamas?"

"Me llamo Ema, un gusto"

"Ema"

Una palabra, una palabra cambió el rumbo de todo.