Draco Malfoy jamás esperó desarrollar sentimientos en Hogwarts, mucho menos por una hufflepuff un año mayor que él; pero ahí estaba, sintiéndose como un tonto vulnerable cada vez que ella se encontraba cerca.
Pero, ¿por qué todo debía ser tan difíci...
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Los 17 de Cedric.
Una de las puertas de la enfermería se abrió con fuerza, haciendo resonar las bisagras que la aferraban a la antigua pared de ladrillo, llamando la atención de las personas en su interior de forma momentánea, puesto que inmediatamente regresaron a la embravecida pelea verbal que estaban teniendo antes de la interrupción.
—¡El imbécil de tu amigo se lo merecía Potter! —gritaba Zabini, que parecía estar a punto de irse a las manos con un enfurecido Harry.
—¡Él no fue el idiota que abrió su estúpida boca para soltar mierda! —replicó el chico.
—¡¿A quién llamas idiota Potter?! —gritó un enojado Malfoy desde una de las camillas, mientras se retorcía cada que Madame Pomfrey intentaba limpiarle la herida abierta en una de sus cejas.
—¡A quién más que a ti, idiota! —le respondió Hermione, quien sostenía a Harry para que este no le pegara a Blaise.
—¡Ni se te ocurra volver a decirle así Granger! —Daphne, que se había mantenido al margen todo ese tiempo saltó enfurecida contra la joven.
—¡Tu no te metas Greengrass! —escupió la gryffindor con molestia.
—¡Cierra la boca sangre sucia inmunda o te la voy a cerrar yo de un golpe! —gritó la pequeña Parkinson con odio.
—¡¿Cómo me llamaste?! —preguntó Hermione que parecía a punto de explotar, acercándose de más a la pelinegra.
—Sangre. Sucia. Inmunda. Ni se te ocurra tocarme con tus asquerosas manos impuras. —respondió la slytherin dedicándole una mirada cargada de asco.
Camille observaba todo desde la puerta, la sorpresa en su cara era un poema, no entendía qué era lo que estaba ocurriendo y por qué sus amigos de Slytherin parecían querer golpear a sus amigos de Gryffindor y viceversa, pero podía suponer que tendría que ver con el hecho de que Ronald y Malfoy estaban en una camilla cada uno con varias heridas en el rostro.
—¿Qué esta pasando aquí? —preguntó ella, pero no logró captar la atención de nadie más que de Poppy, la cual se veía realmente agobiada por la situación. El rubio que permanecía en cama también la estaba mirando discretamente.
—Camille, ven, ayúdame por favor. —pidió la enfermera, el cansancio siendo notorio en su voz, lo cual molestó a la hufflepuff con notoriedad.
Ella no esperó ni un segundo más antes de acercarse al grupo de leones y serpientes que continuaban discutiendo, justo cuando Harry estaba por lanzarse a los golpes sobre Zabini y Nott. —¡A ver, a ver, se me separan todos ustedes!
Camille se atravesó entre los estudiantes de cuarto año, logrando separarlos casi de inmediato, pero sin poder callarlos.
—¡SILENCIO DIJE! —gritó, el enojo subiendo por su torrente sanguíneo.
