꧁༺օʟɖ ʟօʋɛ༻꧂
Un viejo amor.
Cindy Jones era un camaleón.
Nunca nadie sabía dónde estaba o como lucía, pero deckard shaw juraba poder encontrarla con solo verla durante unos segundos.
Pero Cindy no quería ser encontrada.
Quería perderse en el abismo...
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Todo el equipo estaba en Río de Janeiro en busca de nuevas pistas. No sabían por dónde empezar, pero apenas comenzaron a andar por las calles de la ciudad, notaron como habían camionetas negras en casi cada calle principal y eso fue alarmante, porque significaba que los agentes ya estaban ahí.
Necesitában comenzar a adelantarlos o ellos llegarían antes a la joven. No podían permitir que eso pase, deckard no iba a permitir que eso sucediera en su presencia.
—¿Donde estás, Cindy?—Se preguntó a si mismo mientras recorría las calles del lugar con su auto. Intentando encontrar puntos ciegos donde ella podía estar metida mientras también se encargaba de observar las camionetas negras. Eran mínimo diez camionetas con dos o tres hombres en cada una.
Eran muchísimos.
—Vamos pequeña, déjame saber dónde estás.. sino me dices, no puedo cuidarte...—Murmuro mirando la sortija en su dedo anular. Nunca se había sentido tan perdido buscándola como en ese momento.
—Deckard, vuelve a la base, creo que tenemos algo.—Escucho la voz de ramsey mediante la radio. No contesto y solo se dirigió nuevamente a la basé oculta que les había dado el Sr. Don nadie para que trabajen.
Mientras iba manejando noto como las camionetas negras comenzaron a moverse, yéndose a toda velocidad. Eso lo alarmó e intento llegar lo antes posible a la base.
Al entrar se encontró con los demás.
—¿Qué encontraron?—Pregunto seriamente mientras se acercaba a donde estaba ramsey. La morena le paso una tableta para que viera las imagines por si mismo.
—Son imágenes del aeropuerto, pero Hobbs noto nuevamente que ella no tiene la sortija.—Le explico.—Creemos que sigue aquí, pero que lo hizo para alejar a los hombres de esas camionetas negras.
Asintió.—Si, tiene sentido. Cuando estaba viniendo todas esas camionetas se comenzaron a dispersar, yéndose a toda velocidad.—Comento viendo a la mujer del video.
—Hackea las cámaras de cada lugar del mundo, pero, ¿No es capaz de mandarte un aviso pidiendo ayuda de alguna jodida manera?—Pregunto Roman sin entender.
Decks lo miro.—Prefiere morir antes que pedirme ayuda. Ella es así, quiere resolverlo sola.—Le aseguro seriamente, porque la conocía bien.—Estoy seguro que ella sabe que estamos aquí, pero no nos dirá donde está.
—Que dolor de cabeza..—Se quejó Roman, dejando caer su cabeza sobre la mesa. Lo ignoraron.
—¿Hace cuando fue lo del aeropuerto? Si fue hace menos de una hora, debe estar cerca del aeropuerto para Hackear su sistema.—Murmuro mirando a tej que estaba con las computadoras.
—Exactamente hace treinta y cinco minutos.—Informó.
—Lo oyeron muchachos, tenemos trabajo que hacer.—Musito dominic tomando su chaqueta de la silla. Todos salieron en busca de sus autos para llegar lo antes posible a dicho aeropuerto.
Cuando llegaron no encontraron nada demasiado cerca del aeropuerto, no había lugar donde ella podría estar metida.
—¿Donde estás yendo, shaw?—Pregunto hobbs mediante la radio, viendo como el auto del británico salía a toda velocidad.
—Sigan al maserati color negro.—Les ordenó sin sacar su vista del auto que iba delante del suyo.—¿Un maserati, en serio cindy?—Le pregunto aunque ella no estuviera escuchándolo en ese preciso momento.
—¿Es ella? ¿Seguros?—Pregunto roman.
—No lo se, pero es su auto. Lo conozco.
—¿Un maserati?—Pregunto Tej.
—Se los dije, ama salir en la cámara y hacerse notar.—Contesto.—Nada con ella es una casualidad.—Murmuro seriamente.
Deseaba que fuera ella. Quería que lo fuera. Lo necesitaba.
