0020 ↬ "¿SEÑORA EVANS?"

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Sus ojos cafés observaban detalladamente cada uno de los movimientos de Deckard Shaw como casi siempre, le encantaba verlo hacer cosas cotidianas. Se encontraban en una cervecería que quedaba a cinco minutos de la casa, la cual frecuentaban mucho cuando vivían juntos. Era un lugar tranquilo y no iba mucha gente, por lo que era un buen lugar para ellos que siempre debían pasar desapercibidos en todas partes.

—Extrañaba mucho este lugar, había olvidado lo tranquilo que era venir aquí.—Murmuro mirando a través de los grandes ventanales de vidrio que simulaban ser las paredes del lugar. Era lindo, rústico.

—Si, es un buen lugar.—Contesto teniendo su mirada puesta en el periódico que tenía entre las manos. Era tan abuelo a veces.

—Decks.. esa camioneta ¿No es un poco sospechosa?—Pregunto mirando fijamente la camioneta negra que estaba estacionada enfrenté del local. Shaw bajo el periódico y observo lo que ella le mostraba.

—Si.. un poco, deberíamos volver a casa.—Murmuro mirándola a ella, quién asintió a sus palabras. La salida les había durado poco.

—¿Y la señora Evans?—Pregunto con preocupación. No podía estar en el medio de su guerra, ¿Y si le hacían daño?

—En el baño, tranquila. Si escucha problemas no saldrá, aparte le dimos algo para protegerse.—Le recordó de manera tranquila.

—No va a usar una jodida arma, es una abuelita.

—Relájate, quieres.

Las puertas del local fueron abiertas dándole paso a dos hombres vestidos como si fuesen parte del FBI, pero sin nombre. Eran soldados, armados a más no poder, como si buscaran al hombre más peligroso del mundo.

Fue Cindy quien los vio llegar, porque Shaw les daba la espalda. Suspiro pesadamente viendo como los hombres caminaban hacia la barra del lugar, donde estaba el cantinero.

—¿Llegaron?—Pregunto, Deckard.

Asintió.—Si, es tarde para correr, merenguito.

—Deja de decirme así.—Pidió seriamente sin sacarle la mirada de encima. Ella le sonrió y busco a los hombres con la mirada, notando que ya los habían visto.

La pelinegra levanto la mano y los saludo, recibiendo una mala mirada por parte del británico. Los hombres se acercaron, creyendo que no iban a poder escaparse de ellos esta vez. No había forma de que eso sucediera.

—Se terminó el juego, Cindy.—Aseguró uno de los hombres, mirándola seriamente. La joven le sonrió mientras asentía ligeramente.—No puedes seguir escapando.

—No quiero escapar, John. No te preocupes.—Contesto levantándose de su asiento, casi como si se estuviera rindiendo ante ellos.—¿Es necesario todo eso para agarrarme a mi?—Le pregunto con diversión.

—Eres escurridiza, Jones.

Deckard se paro, ganándose la mirada de los dos hombres dejando a Cindy sin supervision. La pelinegra agarro el cuchillo de la mesa de forma silenciosa y se lo clavo en la pierna al hombre que estaba junto a ella.

El británico le pego una piña en el rostro al otro, haciéndolo retroceder varios pasos hacía atrás. Se separaron con eso, ellos iban a hacerse cargo uno de cada uno.

—Como te gusta ser una jodida molestia, Jones.—Murmuro el hombre sacándose el cuchillo de la pierna, como si solo hubiera sido una caricia.—Eres una niña insoportable.—Aseguró acercándose a ella, dándole un golpe a mano abierta en el rostro haciéndola caer al piso. Se acercó, levantandola bruscamente y la arrojo hacía las mesas del lugar.

—Por eso me quieren muerta, no pueden contra mi.—Murmuro con egocentrismo, invitándolo a pelear con ella con un ademán de mano.—Son todos unos cobardes.—Le aseguro con una sonrisa.

La pelinegra retrocedió mientras él se acercaba, tomó carrera saltando sobre una de las mesas para poder llegar a pegarle una patada en el rostro, haciéndolo retroceder. El hombre corrió hacía ella apenas tuvo equilibrio de nuevo, poniendosela sobre el hombro y entre los forcejeos que hicieron en ese momento terminaron peleando en el piso, y en ese momento fue que ella logro enredar sus piernas alrededor del cuello de aquel hombre.

—Rindete, John.—Pidió apretando su agarre fuertemente. Se estiró intentando agarrar el cuchillo que anteriormente había usado para clavarselo en la pierna, pero no lograba agarrarlo por unos poco centímetros.

—Jamás, Mocosa.—Murmuro como pudo por la presión en su cuello mientras intentaba alcanzar el arma en su cintura. Le tardo unos segundos alcanzarla, cuando la tuvo en su mano, apunto hacia atrás intentando darle a la pelinegra.

Cindy fue hábil y pudo esquivarlo. Solto su agarre y lo pateó, dándose tiempo para poder alejarse y pararse del piso, pero no pudo hacer más. Los dos quedaron parados frente a frente, pero él tenía un arma.

—Se acabó, Jones.—Repitió quitándole el seguro al arma, para poder dispararle, pero antes que la bala saliera del arma aquel hombre cayó desplomado en el piso con un balazo en la cabeza.

Cindy pudo respirar.

—¿Señora Evans?—Pregunto con sorpresa al ver a la mujer detrás del cadáver con el arma entre sus manos.

—¿Estas bien, Maddy?—Pregunto con preocupación, acercándose a la joven para darle un corto abrazo.

—Si, tranquila.

Se escucho un nuevo disparo a sus espaldas. Ambas se giraron asustadas, viendo a deckard sobre el otro hombre y un arma en la mano, ambas suspiraron con alivio.

—Gracias por la ayuda.—Murmuro el británico levantándose del piso para acercarse a ellas.

—Lo siento, apenas pude con uno..

—Tranquila, hay que irnos de aquí rápido.—Murmuro mirándolas.

—Si, claro.



𝐎𝐋𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 ▪︎D. SHAWWhere stories live. Discover now