꧁༺օʟɖ ʟօʋɛ༻꧂
Un viejo amor.
Cindy Jones era un camaleón.
Nunca nadie sabía dónde estaba o como lucía, pero deckard shaw juraba poder encontrarla con solo verla durante unos segundos.
Pero Cindy no quería ser encontrada.
Quería perderse en el abismo...
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La castaña verifico que sus armas estuvieran cargadas y salió de la casa sin dejar que letty dijera algo. Se encaminó agachada hasta la parte trasera de una de las camionetas, eran alrededor de ocho agentes que la doblegaban en tamaño y fuerza, pero no en astucia.
Cuatro de los hombres habían entrado a la casa yendo detrás de los chicos y los demás estaban afuera esperando. La joven castaña salió de atrás de la camioneta, disparandoles hasta quedar cubierta por otra camioneta. Escucho como ellos se quejaban y maldecían por lo bajo, cubriéndose como podían.
Había herido a dos.
—Entrégate Cindy.—Pidió uno de los hombres.—No vas a poder esconderte toda la vida de nosotros.—Le aseguro seriamente.
—Tal vez no pueda hacerlo, pero me llevare conmigo a todos lo que pueda, corazón.—Aseguró intentando encontrar la forma de disparar sin dejarse muy expuesta.
Ellos estaban frente a ella, detrás de su maserati. Le dolía pero ese auto iba a caer con ellos. Los odiaba por eso, era su auto favorito.
Se levanto nuevamente disparandoles y ellos le devolvieron loa disparos, pero ninguno tuvo éxito en ese momento.
—Salgan o tienen miedo.—Murmuro intentando provocarlos. Estaba agachada con su espalda apoyada contra la camioneta.—Ustedes son cuatro y yo una, ¿En serio no pueden conmigo?—Pregunto.
¿Qué estaban haciendo dentro de la casa? Tampoco era tan grande como para esconderse tanto, solo se habían escuchado unos pocos disparos pero nadie salía de ahí dentro.
Se levanto del piso encontrándose con uno de los hombres delante de ella tomándola por sorpresa. Le apunto, pero no pudo disparar y él aprovecho eso para quitarle el arma y tirarla lejos de ellos.
—Estas muerta, muñeca.—Le aseguro seriamente, tomándola de la muñeca con fuerza. La castaña lucho intentando zafarse pero no lo lograba, hasta que escucho el grito de letty.
—¡Abajo!—Grito. Obedeció agachandose aún siendo sostenida por aquel hombre de ojos verdes y acto seguido, escucho dos disparos seguidos.
Los dos disparos fueron directo al pecho del hombre que la sostenía de la muñeca. Ante los disparos la soltó, cayendo al piso bruscamente. La castaña se levantó rápidamente, recibiendo un disparo en su pierna que casi la hace caer.
No tenía sus armas.
Uno de los tres hombres que quedaban con vida y sin ninguna herida, se abalanzó sobre ella. Entre los forcejeos y golpes, ella terminó sobre los hombros del moreno con sus piernas alrededor de su cuello, golpeándole el rostro en busca de librarse de él.
El moreno apoyo sus manos sobre las piernas de la castaña buscando su herida de bala, hundiendo uno de sus dedos en la herida haciéndola gritar de dolor. Se giro aún sin quitar su dedo de la herida y la golpeó contra el capot de la camioneta, dejándola acostada sobre el mismo.
—Hijo de puta.—Escupió con enojo y dolor, pateandole la cara con fuerza al menos dos veces hasta que pudo hacerlo retroceder varios pasos hacía atrás.
Antes que ella se baje de la camioneta vio como una bala le atravesaba la cabeza al moreno haciéndolo caer al piso. Busco con la mirada quien había sido el causante del disparo y sus ojos se encontraron con deckard shaw.
Mierda.
—¿Estas bien?—Le pregunto seriamente mientras se guardaba el arma nuevamente en su cintura.—Ven déjame ayudarte a bajar de ahí.—Se acercó a la camioneta.
—No necesito tu ayuda.—Le aseguro soltando del capot al piso, sintiendo un gran dolor en su pierna.—Muévete de mi camino, necesito ir a ver a la señora Evans.
—Yo también te extrañe Cindy..—Murmuro con ironía al ver la indiferencia de la castaña.
