𝟒. 𝐀𝐲𝐮𝐝𝐚 𝐢𝐧𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐚

200 15 5
                                    

Las horas pasaron y por fin el cocinero terminó la cena y les avisó a todos para comer.

Esta vez, entre Nami y Sanji no hubo mucha tensión, solo se vez en cuando se miraban con coquetería (En especial el rubio) algo bastante extraño, aunque la tripulación parecía no importarle, excepto a alguno que otro.

Al finalizar, todos se dispersaron; algunos se fueron a dormir, otros se quedaron hablando, pero Sanji volvió a la popa del barco, con la esperanza de que Nami volviera.

Se quedó disfrutando de la brisa de la casi noche, solo con muy poca luz al estar el sol poniéndose. Pensaba desesperado en qué le estaría pasando con Nami, era imposible que la odiara pero tampoco sabía que ocurría.

Sus expectativas aumentaron cuando escuchó pasos detrás suya y de pronto, una mano tocó su hombro. La calidez invadió su cuerpo con un aura de felicidad y tranquilidad, por fin podría hablar con ella.

Ya se estaba girando para ver a su amiga, cuando...

—¿Zoro? — Dijo el cocinero mientras le miraba con asco.

— ¿Tienes algún problema o es que este tampoco es mi barco? — Dijo Zoro mientras se ponía a su lado.

—Déjalo... —

Los dos se quedaron callados mirando el mar.

— ¿Tus heridas ya sanaron? — Preguntó Sanji mientras se encendía un cigarro y lo ponía en su boca.

— ¿Que te importa? Además, venía a hablar sobre lo raro que estás. —

— ¿Raro? —

— Sí, por primera vez Nami ha sonreído a uno de tus coqueteos, ¿Le has dado un golpe en la cabeza o...?—

— ¡Cállate! — Exclamó Sanji muy nervioso haciendo que el espadachín estallara a risas, mientras que él se quedaba totalmente colorado.

— Vale, perdona... Solo venía a decirte que no la cagues con ella, eres un mujeriego inestable y no quiero que le partas el corazón y distancies la tripulación como con lo que pasó con Usopp. — Dijo él espadachín, sincerándose aún más con cada palabra que decía.

— ¿Crees que tengo posibilidad con ella? —

— Meh, si sigues así lo dudo mucho, además no creo que hayas tenido novia alguna vez. —

— Bah, que vas a saber tú. —

— Se te nota, sobretodo en cómo tratas a las mujeres. Yo tampoco he tenido pareja así que no te voy a juzgar tanto, pero tampoco me importa mucho.—

— ¿Y con esto que me quieres decir? —

— Que con tal de que no separes a la tripulación podría ayudarte...—

Sanji se quedó blanco mirándole, no se lo esperaba para nada.

— No es por ti, es para que nuestra tripulación no sufra más, en especial Luffy. Él no se merecía sufrir tanto, aunque sea el capitán. — Afirmó Zoro, adornando un poco los hechos, ya que tampoco quería verle llorar a él. Al fin de al cabo eran amigos.

— Está bien, ¿Pero qué pretendes hacer para ayudarme? —

— Fácil, deja de pensar en otras mujeres. —

—...—

Hubo un gran silencio, ambos se miraron fijamente.

— ¿Acaso me conoces o soy un desconocido para ti?—Dijo Sanji, rompiendo aquel silencio mientras apagaba el cigarro algo desanimado.

—Ah, es cierto, eres un gran pervertido. —

— Pues no te lo niego del todo. —

Los dos, volvieron a quedar en silencio, esta vez, solo con la luz de la luna, con la que podían distinguir un poco donde estaba el otro y donde estaba la salida.

— Bueno, ya podremos corregir eso, además de lo de ser un acosador con ella y con Robin. — Añadió Zoro mientras le volvía a mirar, sin ese tono burlón con el que hacía ese tipo de comentarios siempre.

— Es que Robin está muy buena...—

— Ehh... Sí supongo. Pero tú solo piensa en que ella y Franky...—

— ¡¿QUE?!—

— No están saliendo, creo, pero Franky en alguna borrachera me ha afirmado estar muy enamorado de ella, aunque lo disimula bastante bien. —

— Pues sin contar algún coqueteo que le hace, sí que lo disimula el hombre...— Afirmó Sanji mientras pensaba en si encenderse otro cigarrillo o no, pero ya pensó que era muy tarde y que debería ir a dormir, ya que ese día de tantas emociones, se le había hecho muy largo.

— Se nota que tienes sueño, vete a dormir. — Dijo el espadachín mientras le miraba — Hoy me toca guardia así que si tienes una crisis existencial de adolescente hormonal de 14 años estoy aq- —

— ¡QUE SÍ! — Exclamó Sanji mientras se iba acercando a la puerta y Zoro no paraba de reír.

Mientras tanto, en la habitación de mujeres, Nami y Robin se encontraban sin poder echar el ojo.

— Y...emm... ¿Cuál es tu animal favorito? — Preguntó Nami mientras daba vueltas por la cama intentando dormir.

— El gallo. — Contestó Robin, mirando al techo totalmente quieta.

— ¿Por qué? —

— No lo sé, navegante, hay cosas que no podemos saber, como cuando nuestros seres queridos morirán o incluso cuando moriremos nosotros a menos de que nos vayamos matar nosotros mismos. —

—...—

— Robin, si algún psicólogo se une a la tripulación tú vas a ser la primera que vaya a consulta. — Dijo Nami mientras se giraba hacia ella con miedo.

— Me parece que tú tampoco tienes mucho de que alardear.— Respondió la arqueóloga en un tono tranquilo mientras seguía mirando al techo.

— ¿Ah sí? ¿Por qué? —

— Porque según tú en borracheras, tuviste una infancia apagada, puede que por eso intentes evitar encuentros amorosos por miedo al abandono, tal como con él...—

— ¿QUE? ¡NO TENGO SENTIMIENTOS HACIA SAN-...?— Nami no quiso terminar por si los de la otra habitación lograban escucharla, aunque las paredes fueran de una madera de muy buena calidad.

— Yo en ningún momento dije que fuera él... Buenas noches, señorita navegante — Finalizó Robin, cerrando los ojos aún sin mover el cuerpo.

— Déjame de esas y lígate a Franky o lo que sea. — Dijo Nami algo molesta mientras abrazaba a la almohada.

Ambas en toda la noche no se volvieron a decir nada. Solo que se pudo notar que Robin se giró hacia la pared, encogiéndose un poco.

La navegante estuvo pensando en su "secretito" hasta que quedó dormida. Empezaba a aceptar la opción de enamorarse, pero no le gustaba un pelo.

𝐏𝐥𝐚𝐭𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨𝐬 (Sanji x Nami) ¡Fanfic terminado!Where stories live. Discover now