𝟏𝟓. 𝐋𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐦𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚

136 9 1
                                    

Nami se quedó mirando la salida, intentando negar lo que acababa de pasar.

Llegó el momento en el que supo que realmente Sanji solo quería huir, pero ella no se iba a rendir; Podría estar enamorada de él pero seguían siendo nakamas y apoyarse era lo más importante.

Apretando en puño, salió corriendo de la disco, corriendo a través del comedor buscando a su amigo pero no le encontraba.

Empezó a investigar en todo el hotel, hasta hechó un vistazo en la cocina por si acaso, pero no encontró nada.

Perdiendo un poco la esperanza, salió del hotel a dar un paseo, a ver si por fin, podría encontrarle en alguna tienda o lo que fuera. Pero su esperanza empezó a volver cuando en un pequeño descampado con un columpio, justo al lado del hotel, vio a su rubio de espaldas.

Se emocionó de poder haberle encontrado y se acercó hacia allí, pero a medida que se acercaba empezaba a oír voces, quedándose por si acaso detrás de un gran árbol.

Aunque su vista desde allí fuera escasa, vio perfectamente a Sanji hablando con una mujer, ¿tan rápido la había sustituido? Se sentía horrible, pero se quedó allí por si al irse la veían.

— Realmente me asustaste en la calle el otro día. — Rió Sanji dandole una calada a su cigarrillo.

— Ya ves, por 15 berries hago lo que sea, hasta de un desconocido. — Dijo la mujer. Era aquella chica que hacía unos días, Zoro había contratado para que intentara seducir a su compañero.

— No te culpo, yo por ingredientes de buena calidad haría lo mismo. —

Con ganas de tirarse al suelo a llorar, la navegante estaba a punto de irse y dejar a Sanji tranquilo.

— ¡Ja! Pero en fin, espero que mi novia no se entere. Seguro le dan celos a la pobre, aunque no la culpo. — Murmuró la chica mirando al suelo.

¿Novia?

A Nami se le quitaron las ganas de llorar de golpe y empezó a prestar más atención a la conversación.

— Suerte con ella, pero dile que fue por una buena causa...— Dijo Sanji sin saber explicarse.

— Bua, pues le vas a tener que explicar tú, que yo para explicaciones soy peor que una escrupulosa limpiando un vomito. —

— Bueno, si antes de que mi tripulación y yo nos vayamos me la presentas a lo mejor le explico, aunque no sé cómo decirle que lo mío con aquella mujer salió mal. — Explicó Sanji entristeciendose cada vez más.

— ¡No digas tonterías! Seguro que lo habláis. —

— No creo... La dejé sola después de la mirada que me echó, sí que soy imbecil. —

— ¡Te digo yo como que me llamo Aiko que vas a hablar con ella! — Dijo la mujer, dando a descubrir su nombre para Nami.

— ¿Cómo que yo? — Preguntó Sanji confundido.

— No vas a ser capaz de no decirle nada, te conozco poco, pero te conozco. —

— Bueno vale... ¿Y tú no tenías una cita con tu mega amor? —

— ¡Hostia, es cierto! ¡Ya nos veremos! — Exclamó Aiko caminando rápido — Y quien está detrás del árbol puede salir, eh, te llevo viendo todo el rato...—

Nami empezó a temblar mientras Aiko se marchaba.

— ¿Quién está ahí? — Preguntó Sanji acercándose al árbol, mientras que la navegante se dio por vencida y solo salió de detrás del árbol, dejándose ver a la vista.

— Lo siento... — Dijo Nami en voz baja mirando el suelo.

La tensión entre ambos era notable, solo pudiendo atravesarla una pequeña brisa que acariciaba el rostro de ambos.

— ¿Nami? ¿Lo escuchaste todo? — Preguntó Sanji preocupado, moviendo las manos muy rápido.

— Un poco, realmente lo siento, solo quería venir a hablar contigo. — Dijo la navegante caminando hacia él.

Sanji simplemente se quedó callado, no sabía como explicarle de lo que estaba hablando con aquella mujer, estaba demasiado claro de que quién hablaban era de ella.

— Realmente me he comportado muy mal contigo, sobretodo hace unas semanas. Todos esos rechazos no te los merecías, todas esas veces que te he ignorado o menospreciado...— Reconoció Nami intentando no ponerse a llorar. Aquella culpabilidad le había salido de repente de su corazón y necesitaba sacarlo.

— Nami, no tiene importancia, y-yo- —

— ¡CLARO QUE SÍ LA TIENE! — Gritó Nami agarrandole de los hombros y mirándole fijamente — Siento todo lo que te he hecho, no tiene precio lo que has hecho por mi, en serio, pero realmente me he enamorado de quien tengo delante de mis ojos. Puede que ahora mismo no pueda recompensarte de todo, ¡Hasta te sacrificaste por mi y por mi sueño! P-Pero si algún día me puedes perdonar ¿Te gustaría tener una relación conmigo? —.

...

— Nami, está bien, tranquila. — Dijo Sanji abrazando a Nami, intentando tranquilizarla mientras que su corazón latía a mil, aguantándose las ganas de decirle que obvio que quería salir con ella, pero necesitaba que la navegante se calmara.

— ¡Lo siento! ¡Realmente lo siento! — Seguía diciendo Nami, abrazándole con fuerza, que, aunque no lo pareciera, Sanji se sentía algo mejor al saber que se arrepentía de todas aquellas veces que le ignoró. Aunque entiende que él tampoco fue un "seductor" y que gran parte de los golpes se los merecía.

— Parte de lo que hiciste es comprensible, cielo. — Dijo en voz baja Sanji antes de agacharse un poco mirando a Nami, quien estaba muy confundida — Te hice ver como una mujer que coqueteaba del montón, pero realmente eres especial. —.

Nami se empezaba a relajar un poco, y comenzaba a entender lo que el cocinero sentía.

— ¿E-Eso que significa? —

— Me encantaría pasar una vida contigo, realmente también me he enamorado de ti. —

Ambos se miraron en silencio unos segundos, antes de que Nami diera el primer paso para ellos y se empezara a acercar hacia él, hasta que al fin, los labios de ambos chocaron en un largo beso que junto el anterior, recordarían toda su vida.

Pegados el uno a otro y abrazándose, sentían sus corazones palpitar al son de la música que eran sus sentimientos entrelazándose, sin nada ahora que pudiera separarlos.

Cuando a ambos les empezaba a faltar el aire, se distanciaron unos centímetros, mirándose mientras respiraban fuerte.

— ¿Me concederías el honor de ser tu amada? — Dijo Nami imitando un poco a su contrario, riéndose un poco.

— ¡C-CLARO! Justo te iba a preguntar lo mismo... — Dijo Sanji mirándola muy feliz, con ganas de pasar una buena vida a su lado.

— Me alegro...— Susurró Nami volviéndose a acercar a él.

Y con otro largo beso, la noche de ambos quedó marcada con una gran liberación de la tensión al poder por fin haber dicho lo que sentían y ya no tener que esconder nada.

Pero ¿Era este un final para esta gran noche?


(Listos para una noche intensa?)

𝐏𝐥𝐚𝐭𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨𝐬 (Sanji x Nami) ¡Fanfic terminado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora