𝟖. 𝐃𝐮𝐥𝐜𝐞𝐬 𝐲 𝐚𝐥𝐜𝐡𝐨́𝐥𝐢𝐜𝐨𝐬 𝐬𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬

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Esa semana pasó bastante rápida, bastante tranquila para lo que solían hacer; huir de marines, hacer amigos... Pero esta vez, las cosas eran raras. No había ningún marine en toda la isla y mucho menos alguien que se quisiera relacionar con ellos. Nada. Lo único que había era un delincuente, pero este había caído en una gran depresión y no salía de casa, aunque todos menos Luffy lo agradecieron, ya que necesitaban un descanso.

— ¡Jo! ¡Quiero ir! ¡Quieroo! — Gritaba Luffy de rodillas hacia Nami.

— ¡No vamos a ir a la casa de un delincuente! ¡Gracias que no haya salido de su puta casa cuando nosotros estamos fuera del barco! — Le respondió Nami con los brazos cruzados, mirándole con bastante enfado.

— ¡Jope! — El capitán se fue corriendo como un niño hacia la habitación de los hombres, con todos mirándole.

— ¿No fuiste muy dura? Es el capitán, no tú. — Le dijo Zoro sentado en el suelo recién despertado.

— Nah, tiene que aprender. — Dijo Nami cansada, antes de meterse en una habitación para dibujar parte de la isla.

El dibujo iba perfecto, un trazo bellísimo. Pero pudo darse cuenta de una cosa horrible; la casa del hombre con tan mala fama (delincuente más que nada), estaba en una esquina de la isla, teniendo que pasar sobre su casa si querían ver cómo es esa zona de la isla/costa.

— No puede ser... — Dijo Usopp minutos después, cuando Nami lo anunció.

— ¡Sí! ¡Bien! — Exclamó Luffy dando saltitos.

— No, no está bien, no quiero entrar. — Murmuró Nami sentada en el suelo, pensando en que podrían morir ahí dentro.

— Pues no entres, quien te obliga. — Murmuró Usopp de brazos cruzados. — Yo, el gran guerrero Usopp, entraría, pero tengo traumas de vivencias pasadas y no me gustaría revivirlas.

— ¡Que grandioso! — Exclamó Luffy mirando a Usopp con una gran admiración.

— No le creas tan rapido... Aún así, voy a tener que ir yo, ya que necesito saber el trazo de esa parte. — Nami suspiró antes de sentarse en una silla totalmente apenada.

— Bueno. Cuélate una noche, nadie te quita. — Dijo Zoro mirando como Usopp se iba alejando con Luffy mientras le contaba alguna que otra historia falsa.

— Él me quita...uh...—

— Somos criminales. Digo, está mal meterte en la casa de un desconocido sin su permiso, pero hemos hecho cosas mucho peores, no va a pasar nada, supongo. — Dijo Zoro mirándola con su expresión tranquila de siempre.

— Tienes razón, pero yo no voy sola con Luffy y dudo mucho que alguien más se quiera meter a la casa de un señor peligroso. — Le dijo Nami algo desesperada mientras le miraba.

— No creo... —

Zoro miró en la puerta de la cocina. Se podía ver perfectamente a Sanji haciéndole un pastel para merendar a Chopper, el cual se lo había pedido todo el día.

— ¿Él? Últimamente está raro... — Murmuró Nami volviendo a taparse la cara.

— Tranquila, solo que digamos que vas a ir tú y que vas a estar en peligro nos llega. —

— ¿Seguro? —

— Seh. —

...

— ¿Sabes que no te voy a quitar tus deudas, verdad? —

— Mierda...—

Desde el momento en el que Zoro se fue algo decepcionado, Nami pasó toda la tarde sentada, en un ángulo casi perfecto para mirar a Sanji a través de la puerta abierta. Solo se le veía parte del torso y los brazos, aunque no mucho la cara; realizando aquellos movimientos viendo en su rostro una sonrisa cuando echaba el cuerpo para atrás.

𝐏𝐥𝐚𝐭𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨𝐬 (Sanji x Nami) ¡Fanfic terminado!Where stories live. Discover now