Parte 2 de Hannah y Max
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Max
Aún podía sentir la dulzura de su beso cuando subimos al ascensor. Su caparazón tomó la delantera y se aleja unos pasos para recostarse sobre la pared. La bebo por completo, desde sus esbeltas piernas y muslos hasta su carita lavada con sólo el labial corrido.
Doy un paso hacia ella y se para derecha tragando nerviosa. Una sonrisa amenaza con dibujarse en mi pero lo evito o pensará que estoy burlándome de ella. Puedo entender perfectamente por qué pensaba que la odiaba, mi actitud no era la mejor en lo que respecta a ella. Cuando Christian llegó a presentarla en el 2021 sentí que mi corazón estaba a punto de explotar. Su cabello negro caía en unas ondas preciosas, sus ojos marrones miraban todo a su alrededor con curiosidad y emoción, me regaló una sonrisa encantadora y se presentó como Hannah aunque mi mente decidió llamarla "mía". Los primeros meses me pasé persiguiéndola como un acosador, la veía reir y trabajar, era mi segundo pasatiempo favorito, el primero? Hacerla enojar.
Estaba tan empeñada en utilizar una máscara profesional y fría que me volvía loco. Sabía que debajo de todo eso estaría la mejor versión de ella y esta noche pude sacarla a la luz. Alexander o "Alex", como ella lo llamaba, era un estúpido por no verla. Fui testigo de su relación por más que haya intentado no verlos, llegaban juntos al paddock, la besaba en cada oportunidad que podía y no puedo culparlo, yo haría exactamente lo mismo pero algo faltaba. Los ojos de Hannah no brillaban cómo cuando me veía, podía notar su cambio de postura cuando mantenía mis ojos puestos en ella, lo mismo me pasaba a mí y sabía que ella lo podía ver. Pero era mejor disfrazar aquel deseo por odio, era más fácil para mi mientras la veía en los brazos de alguien más.
Cuando la vi esta noche preparada para salir, sentí que era mi oportunidad. No soy un hombre chismoso, pero en cuanto oí a mis mecánicos unos meses atrás hablando de que Hannah y Alex habían terminado su relación, me acerqué a conseguir toda la información. Al parecer él creía que estaba bien coquetear con todas las chicas del paddock sabiendo que tenía a la mujer más hermosa del mundo a su lado, pero lo que me pareció más extraño fue la reacción de ella, simplemente le dijo que debían permanecer como compañeros y amigos, sin gritar ni una lágrima derramada, él fue más estupido en decirle "Pienso lo mismo, fue divertido mientras duró" y la dejó ahí, sin notar la máscara que la cubría.
Habían pasado meses de aquello y sin dudar, la reina del hielo se centró sólo en el trabajo, no me quejo, así nos llevó a ganar el segundo campeonato pero cuando le dieron el premio por mejor estratega la falta de emoción era notoria y la sonrisa falsa pasaba desapercibida. No podía evitar querer romper esa capa fría y traer ese fuego que lleva guardado hace tiempo y yo era el único capaz de despertarla, no me sentía orgulloso de la manera, pero haría cualquier cosa para que volviera a sentirse viva.
Tomé la oportunidad de hoy y logré invitarla a salir con excusa del trabajo, pero lo único que quería era tener un momento a solas con ella, disfrutar de su compañía y apreciarla de cerca. Sus ojos me parecían los más transparentes y hermosos que vi, su boca atraía mi atención cada vez que hablaba y su voz era una suave caricia para mis oídos. Teniéndola tan cerca estaba dejándome sin un poco de autocontrol, conocer más de ella me hace querer más y más. Asi que en cuánto vi la amenaza de su caparazón, hice lo primero que se me ocurrió: besarla.
Y creo fielmente que fue la mejor decisión que tomé en mis 26 años. Proponerle una noche no estaba en mis planes así como tampoco que ella aceptara.
Y aquí estamos, atrayéndonos como dos imanes, envueltos en el deseo y me atrevo a decir, el amor. Está claro que una noche no me haría sacarla de mi sistema, sólo sumaría a mi obsesión con ella. Pero tomaría todo lo que ella quiera darme y lo guardaré en una parte de mi corazón y mente.
-¿No me dejarás acercarme?-ella niega con una sonrisa coqueta-Me haces mal, ¿lo sabes?
-Me alegro.-susurra su respuesta encendiendo un poco más la llama de mi pecho
