𝟏𝟑| 𝙸𝚗𝚖𝚞𝚗𝚎𝚜 𝚊𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛

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Las pequeñas gotas caían por el pasillo de azulejo recién limpio, Rachel andaba por su departamento con una toalla que rodeaba a la altura de sus pechos, tener su propio espacio era lo único que le faltaba, así no era observada por hombres que rodeaban su departamento con armas y los rostros serios. Eso para ella era como estar en la cárcel. Vistió de vaqueros negros bien ajustados a sus muslos, una blusa negra y una cazadora negra, últimamente los colores le fastidiaban

—¿Crees que el arcoiris tendrá un final?—Preguntó, su madre cocinaba para ella y para Gary, quien no dejaba de ver el móvil
—Cada inicio tiene un final Rachhoe—Respondió madre
—¿Tu que dices Gary?—
—Cuántas veces te he dicho que no me gusta que llames a tu hermano de esa forma—Se quejo madre
—Gary es más mono que Gareth, además sus amigos le llaman así—

—Es verdad, pero tú no eres su amigo—Refunfuño madre—Además ya le he dicho a Gareth que no me gusta que le llamen así, esos apodos son ahmm...para ¡Delincuentes!—

Rachel y Gary se echaron a reír tras las palabras de la mayor, enseguida madre los fulmino con la mirada y ambos se obligaron a callar, Gary miró a su hermana y frotó su pelo con suavidad

—Yo creo que sí el arcoiris tuviese un final, tendría colores opacos, los colores alegran la vida—Respondió—Gary suena más mono—Susurro sin que su madre les oyera

Pero ahora mismo no había ni una pizca de alegría, se mordió el labio inferior para no llorar, estaba cansada de hacerlo, además, aunque lo hiciera eso no arreglaría nada

Llorar no me volvería a Gareth. Llorar no me volvería a mi madre y padre....

Tomó las llaves, y se marchó, un auto ya la estaba esperando abajo, no se molestó en preguntar a dónde la llevaría porque seguramente el hombre tenía órdenes de no decir nada. Más tarde, después de un largo recorrido llegaron a una almacén, parecía estar desalojado, no había casas más que contenedores de basura, algunos autos ya estaban aparcados y gente armada rodeaba la zona

—Pase señorita Rachel—Hablo uno

Ella asintió, tomó la cerradura oxidada, para ser territorio de TH estaba muy descuidado, al entrar lo primero que vio fue a las cuatro siluetas que esperaban dentro, después recorrió los ojos en cada rincón. Era un almacén abandonado sin duda, había cajas y mucha tierra

—¿Qué hacemos aquí?—Preguntó ella cuando se acercó más a ellos

—Trabajamos, una carga choncha está por venir, eres de TH, por lo tanto también debes estar aquí—Rachel se quedó en silencio, pocos segundos bajo la mirada al suelo, al darse cuenta que había sangre a su lado, parecía sangre de semanas, meses tal vez—Oh eso, debimos pedir que limpiarán supongo—

—Ya...tengo que acostumbrarme—Respondió a secas

En realidad, aquella sangre provenía de sus raíces, la sangré que alguna vez estuvo dentro de Gary, ahora estaba seca a un lado de los talones de Rachel, quien trató de no tomarle importancia porque no lo sabía. Rachel había perdido todo, por lo que no estaba dispuesta a irse sin haber ganado

Lo que sea que Gary haya perdido, lo que sea que Gary haya ganado, lo que sea que fuese. Todo lo hizo con valor, y si Gary pudo yo también, voy a demostrarles a estos hijos de puta que puedo vender su coca, que puedo matar a Lexi y a cualquiera que se me cruce

—Rachel—La voz de Gustav la hizo volver a la realidad

Para cuando lo miro, el rubio le extendió una cuadrícula de coca bien empaquetada de cinta con la marca TH, Miro desconcertada sin saber que hacer, se había perdido en sus pensamientos que ni siquiera había puesto atención, ni siquiera un poco

𝗢𝗻𝗲 𝗢𝗳 𝗨𝘀; Tokio Hotel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora