Capítulo 9

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—¿Que?— pronuncie sorprendido a la petición del señor Park.

—Dije: que te masturbes — pronuncio con tal naturalidad mirándome. Yo quede boquiabierto, pues era algo que no me esperaba. Agache la cabeza.

«Debo de haber escuchado mal, ¿o no?. Habré escuchado bien, él quiere que yo me… m-me… me masturbe. Y-yo, y-yo no puede creer que este pasando esto». Me quede inmóvil sumido en mis pensamientos.

Soo-yung continuaba viéndome fijamente a la espera de que hiciera algo, sin embargo su paciencia se agotaba. Soltó un suspiro y al escuchar su voz alce la mirada.

—¿Y? — pronuncio él con un tono un tanto de molestia.

—Eeh… señor, yo creí que lo ayudaría a escribir.

Centro su mirada en mi, aquella mirada fría e indiferente que siempre mostraba, desarmo sus brazos cruzados y se agarro del borde de la cama.

—Así es.

—Entonces… ¿por que me pide eso? — dije con un poco de vergüenza.

—De esa forma me ayudaras.

—Perdone, pero no puedo entender.

—No debes entender, sino hacer lo que te ordeno.

No me sentía a gusto con lo que él me pedía, si bien me masturbaba, pero lo hacia a solas y hacerlo frente a él era algo vergonzoso y humillante.

—Perdone, pero no puedo hacerlo.

—¿Que?.

—Lo siento, pero lo que me pide es muy humíllate para mi.

—Pero dijiste que me ayudarías.

—Lo sé. Y lo lamento, — baje la mirada y agache un tanto la cabeza —espero que pueda entenderlo. Si quiere pudo ayudarlo en cualquier otra cosa.

Por un momento hubo un silencio que predomino toda la habitación, hasta que fue interrumpido por su voz.

—Ja. Esto debe ser una broma de mal gusto ¿no? —pronuncio molesto. Se levanto y fue hacia mi. En lo que el caminaba yo lente la mirada, vi que tenia el ceño fruncido. Se paro en
frente mio, nuestros cuerpos estaban tan cerca del uno del otro casi se podían tocar de no ser por una brecha entre los dos. Me miro fijamente a los ojos y yo hice lo mismo, el tuvo que
levantar la mira pues yo era un tanto más alto que él.— Te preste mucho dinero, a pesar de haberte conocido solo hace poco. A cambio solo te pedí que me ayudaras, y ¿te niegas ahora?.

—Lo sé, y pido perdón — esquive su mirada al decirlo. Él retrocedió uno paso.

—Esta bien — pronuncio calmado.
Me sentí aliviado tras escucharle decir esas palabras, tanto que suspire. Pero el mundo no es color de rosa.

—Sin embargo, deberás devolverme el préstamo que te di en una semana. Ya que no cumpliste con tu parte es lo justo. ¿No crees?.

El alivio que sentí se esfumo como hielo en el desierto. No podia creer lo que acababa de decir, de donde sacaría quinientos mil dolares.

«E-esto… esto no puede ser. ¿Por que?¿por que?. Ahora que voy a hacer, no tengo esa cantidad en mis manos, ni el tiempo para juntarlo».

—Ah, y si no logras darme el dinero estarás despedido.

Más malas noticias para mi, para un joven que solo quiere que su abuela se mejore y viva sus últimos días en paz y feliz, para un joven que tuvo que dejar todos sus sueños para poder
cuidar a aquella persona que lo crío y le dio todo lo que necesitaba cuando era un niño, para un joven queda todo de si para lograr pagar deudas y los tratamientos de su querida abuela,
la única familia que le queda.

—Ya puedes retirarte.

—Espere. — pronuncie tras pesar mis posibilidades y algo no encontrar una que me favoreciera decidí hacer algo que nunca pensé que haría — Lo haré.

—¿Seguro?.

—Si, pero con la condición de que por cada vez que lo ayude de esta manera se me descuente cincuenta mil de mi préstamo con usted.

—Eh — lo pensó por un breve instante — . Esta bien.

Los dos estrechamos las manos sellando nuestro trato, él volvió a sentarse en la cama y me miro y dijo.

—Puedes comenzar.

Suspire, un suspiro cargado de rencor contra la vida misma, pues esta me obligo a humillarme una vez más. Desabroche mi pantalón, mas no lo baje por completo, expuse mi
pene que aun estaba flácido y lo agarre comencé a masturbarme.

«A pesar de que esta flácido es bastante grande». Pensó Soo-yung mientras le observaba «¿como es posible que la tenga tan grande?»

Mientras él me miraba fijamente yo centraba mi mirada en mi miembro, el cual ya estaba erecto. No veía la hora de acabar, pues me era humillante, un nuevo nivel de humillación se
habia desbloqueado en mi vida.

«Vamos Dong-sun, termina de una vez para poder irnos» me dije a mi mismo.
Le mire de reojo y me quede un tanto atónito, pues él parecía sorprendido se le notaba bastante, su mirada estaba fija en mi y lo que hacia.

«¿Por que me mira así? ¿Acaso él no se masturba?».

Habia llegado a mi limite, me vine y aquel liquido que salio de mi cayo sobre el piso. Pro fin mi humillación habia acabado. Puse mi pene en su lugar y me prendí el pantalón.

—Acabe — dije con la mirada perdida en el piso.

—Esta bien — pronuncio con aquella voz gélida y con naturalidad, como si nada hubiera pasado —. Puedes ir te.

Me fui lo más rápido que pude de ahí, la poca dignidad que tenia la deje en esa
habitación.
Soo-yung se levanto bien se fue Dong-sun, fue hacia la mesa de luz que estaba a la par de la cama y de el primer cajón saco un pañuelo, luego camino hacia donde Dong-sun habia
derramado su semen y con el pañuelo limpio aquella sustancia.
Miro el pañuelo con el semen y poco a poco lo acercaba a su boca.

El Escritor y el Jardinero Where stories live. Discover now