Capítulo 15

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Al final en contra de mi voluntad tuve que compartir la habitación con el señor Park, tomamos el elevador y subimos al doceavo piso en donde se encontraba la habitación una vez que llegamos a esta el señor Park se puso a desempacar sus elegantes y costosas ropas, mientras que yo me quede admirando la limpieza y elegancia del lugar pues superaba por
mucho al lugar en donde vivía. Salí al balcón en donde contemple la maravillosa vista al mar que me ofrecía el lugar en donde estaba.

«Al parecer la playa no esta muy lejos. Me gustaría ir aunque sea por unos minutos, pero ¿sera que el señor Park me dejara? ».

Me arme de valor y fui hacia él y me quede plantado con la mirada baja, él se percato de mi presencia y volteo a verme.

—¿Y ahora que sucede? —Me pregunto con los brazos cruzados.

—Señor, yo quería saber si me dejaría ir a la playa.

—¿A la playa? —callo por un momento —. Esta bien, puedes ir.

—¿En serio? —pregunte sorprendido.

—Si, si, puedes ir.

—Gracias señor, volveré lo antes posible. —Exprese sonriente mirándole —. Prometo no tardar.

—Si, si ,si. ¿Tienes un teléfono?.

—¿Eh?, si señor.

—Dámelo —ordeno.

—Pero ¿para que lo quiere señor?.

—Solo dámelo. —Le di mi teléfono y saco el suyo, luego de hacer algo con ellos me entrego el mio —. Aquí tienes. Tengo tu numero registrado en el mio así te llamare cundo tenga algún problema.

—Esta bien señor.

—Ya puedes irte si quieres.

—Esta bien señor —Sin más que decir me fui.

Llegue a la playa sin problemas ya que no estaba muy lejos del hotel, para acceder a la fina arena tenia que bajar unas escaleras, pero decidí ir al muelle que no esta muy lejos de donde yo estaba, camine hasta el final del muelle y me quede contemplando la caída del sol, inmerso en mis pensamientos solté un suspiro que descargo mi pecho de los pesares que tenia. Me que de hasta que se oscureció.

«Debería volver ya».

Al voltear observe una misteriosa silueta que se acercaba hacia mi más no podia
identificar de quien era pues la oscuridad protegía su apariencia solo se notaba una tenue luz proveniente de un cigarrillo, no fue hasta que estuvo más cerca de mi que logre identificar a
la persona.

—¿Y tu que haces aquí? —Pregunte sorprendido al ver a la persona.

—Decidí dar un paseo bajo la luz de la luna, pero nunca pensé tener la suerte de encontrarte. Debo decir que es una grata coincidencia de encontrarme contigo Dong-sun. ¿Y tu que haces aquí?.

—Lo que hago aquí no es asunto tuyo —Conteste con hostilidad. Él fumo y luego expulso el humo.

—Que manera de contestar. Creí que nuestros asuntos ya estaban resueltos y que eso nos volvía un poco más amigos entre tu y yo.

—Enserio crees que después de secuestrar me y de enviar a tus matones a amenazarme, eso nos vuelve amigos. Debes de estar enfermo de la cabeza.

—Eres muy mal educado.

—Solo lo soy con personas que no me agradan.

Fumo y una vez que expulso el humo se acerco a mi tanto que podia oler aquel aroma a cigarrillo, me miro fijamente a los ojos y con una sonrisa seductora, y luego se recargo en la baranda del muelle.

—Perdón por haberte secuestrado y por si mis muchachos de sobre pasaron. Era solo un negocio.

Le mire.

—Pues no es un buen negocio.

—Tu ya no tienes que temer, ya pagaste tu deuda conmigo. Pero si, no es un negocio muy placentero que digamos. —Fumo por ultima vez y al mismo tiempo que soltaba el humo tiro el cigarrillo al mar.

—Oye, no tires tu basura al mar.

Volteo a verme, sus ojos grises se clavaron en mi y me sonrío de manera coqueta.

—¿Por que?, te molesta.

—Si —Le afirme disgustado.

—Solo es una colilla que mal puede hacer.

—Y tu quien te crees que eres para venir a tirar tu basura en el mar. Imbécil.

De pronto aquella mirada coqueta se transformo en la de una fiera enojada, se acerco a mi y me agarro del cuello, y mirándome fijamente hablo.

—Eres muy valiente, Kim Dong-sun. Tratarme como tu lo has hecho pues, solo digamos que no muchos han vivido para contarlo. Ja.

Me soltó y se aparto.

—Ya paraste con tu drama.

—¿Que drama?.

—¿Estas loco?, o algo por el estilo.

—¿Que? ¿acaso te doy miedo?. Ya te dije que no tiene de que temer. Ya has pagado tu deuda.

—Si,si, como sea. Ya mejor me voy —Le di la espalda y me fui.

—Hasta luego Dong-sun, nos vemos pronto.

«Ojala que no».

En mi recorrido de vuelta al hotel me detuve por un momento para comprar un hot dog, el cual acabe antes de llegar al hotel. Al llegar tome el elevador y ates de que apretara el botón para llegar al piso en el cual se encontraba la habitación él volvió a aparecer.

—¿Eh? —exclame sorprendido —. ¿Que hace aquí?.

—Pues yo me hospedo aquí. ¿Tu?. ¿Que acaso estas siguiéndome?, eres un acosador lo sabias.

—Yo no te estoy siguiendo, —le dije disgustado —, yo también me estoy quedando aquí.

—¿En serio?. Vaya, vaya, que coincidía o sera el destino.

—Eso lo dudo.

—¿A que piso vas? —me pregunto clavando me esos ojos grises penetrantes.

—Piso diez —respondí sin ánimos y suspire.

Selecciono el piso apretando un botón y el elevador comenzó a moverse, durante el corto viaje nos mantuvimos en silencio. Yo permanecí con la mirada baja y él con la mirada en
alto mirando los pisos que se marcaban con una luz en la parte superior a medida que pasábamos por un piso, al llegar yo fui el primero en salir. Voltee y lo vi salir del elevador.

—¿Acaso tu cuarto también esta en este mismo piso? —Pregunte.

—Si —Afirmo con una coqueta sonrisa y mirándome fijamente —. Que coincidía, ¿no?.

Solté un suspiro.

—Como digas —Me di la vuelta con la intención de ir al cuarto, pero no bien di tres paso él pronuncio mi nombre.

—Dong-sun.

Me detuve y voltee a verle.

—¿Que quieres ahora?.

—Pues te quería invitar a tomar algo en mi cuarto. Si es que quieres.

—¿Por que aceptaría tu invitación?.

—Bueno, solo es mi modo de disculparme. No tienes que aceptar si no quieres.

Lo pensé detenidamente por un momento.

«El señor Park no me llamo, así que supongo que no me necesita. Y creo que le gustara estar más tiempo solo sin que yo le moleste con mi presencia ».

—¿Y? —Exclamo el ojos grises impaciente.

—Esta bien, acepto tu invitación.

—Excelente entonces. ¿Vamos?.

Los dos nos pusimos en marcha a su cuarto, él iba adelante mio y al llegar al cuarto él abrió la puerta,
caballerosamente me dejo entrar primero, me senté en el centro del sofá
blanco y él fue hacia un estante en donde se encontraban varias botellas de licor.

—¿Y que deseas beber? —Me pregunto al abrir las puestas del estante.

—No lo sé, cualquier cosa esta bien.

—Esta bien.

Sirvió el licor en dos vasos y luego fue a donde me encontraba, estiro el brazo
ofreciéndome el vaso que me correspondía y lo agarre. Él se sentó en frente mio, en otro sofá que estaba cara a cara al que yo me senté. Bebió y clavo sus ojos grises en mi sonriéndome coqueta mente, mire mi vaso con desconfianza, pero bebí de igual modo.

—¿Te gusto? —Pregunto interesado, desvaneciendo el silencio incomodo que habia entre los dos.

—Esta bien —conteste.

—Muy bien —Expreso con una leve sonrisa y bebió de el baso —Y dime, ¿de donde conseguiste el dinero para pagar tu deuda?.

—Acaso eso importa ahora. Ya te pague, ¿eso no es suficiente?.

—Si,si. Es solo que tengo curiosidad.

—Le pedí prestado a mi jefe —Dije disgustado.

—¿En serio? —Soltó una pequeña risa —Bueno, supongo que tu jefe debe de tener mucho dinero, ¿no?.

—No lo se.

—Hmm. Y también es muy generoso o solo lo es contigo.

—Supongo que si —Le di un sorbo a mi vaso y sin darme cuenta él se abalanzo sobre mi pasando una de sus manos tras mi nuca y dándome un beso apasionado. Deje caer el vaso y ya libres mis manos lo aparte —.¿Que crees que haces? —Pregunte sorprendido ante sus acciones. Nos miramos fijamente el uno al otro.

—¿Acaso no es obvio? —expreso arrogantemente y con una sonrisa —. Te estoy besando, tontito —Explico lo obvio y me volvió a besar, pero esta vez introduciendo su lengua. Me
agarro de la cintura y nuestras entrepiernas se tocaron. Podia sentir su erección. Me resistí al beso y nuevamente lo aparte.

—Estas loco —exprese disgustado —. Apenas bebiste y ya has perdido la razón.

—Ay, Dong-sun —Soltó un suspiro y clavo su mirada en mi con aquellos ojos grises —. Eres verdaderamente lindo. El alcohol no influye en mis acciones sino lo que siento por ti.

—¿A que te refiere? —pregunte nervioso. Llevo la mano que estaba tras mi nuca hacia mi mejilla y la acaricio suavemente con la mirada fija en mi.

—Me gustas.

El Escritor y el Jardinero Where stories live. Discover now