Capítulo 14

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Di un suspiro tras poner la ultima maleta en maletero del auto, un suspiro cargado de pena y cansancio, el mismo aligeraba mi pecho.
Mientras yo hacia lo mio él aprecio vestido con una simple camisa blanca fajada entre el jeans oscuro, bien peinado y con zapatos negros, le mire disimuladamente, pero no basto ya
que se dio cuanta y rápidamente fije la mirada en el maletero, fingiendo que acomodaba las maletas. Se quedo parado en la entrada de la casa podia sentir su mirada clavada en mi hasta
que escuche una voz que le llamaba lo que hizo que volteara hacia otro lado, era la señora Choi.

—Señor —dijo ella.

—¿Si? —Pronuncio tras voltear a verle.

—Disculpe si es que soy entrometida, pero ¿cuando volverá?.

—Bueno… quizás en tres o cuatro días. ¿Por que lo pregunta?.

—Es solo mera curiosidad nada más —Respondió con una leve sonrisa el rostro —. Espero que disfrute del viaje.

Él dio un suspiro y mirándola dijo.

—Lo mismo espero, cuide bien de la casa en mi ausencia.

—No se preocupe, la deja en buenas manos —expreso la señora Choi muy segura de si misma.

—Esta bien, nos vemos —Bajo los tres escalones de la entrada de la casa ysubió al auto, pero antes tras haber cerrado el maletero nuestras miradas se cruzaron, la de él era una fría y seria.

Sin más que hacer me subí al auto en la parte del conductor luego lo encendí y nos pusimos en marcha, ¿a donde?, pues hasta donde yo sabia era a un hotel en una ciudad costera. Durante cinco horas de viaje los dos permanecimos en completo silencio, un silencio verdaderamente incomodo, de vez en cuando le miraba por el retrovisor solo por mera curiosidad, él mantenía la mirada fija observando el exterior por la ventana. Cuando fije mi mirada en el camino me empecé a sumergirme en mis pensamientos, preguntando me
si debería decir para acabar con aquel silencio que dominaba el ambiente.

«Este silencio me esta matando, es muy incomodo » Lo mire una vez más a través del retrovisor, él seguía con la mirada centrada en el exterior, suspiro. «¿Sera que esta aburrido?, ya pasaron varias horas, pero no se si debería hablar o no. ¿Debería arriesgarme?,
puede ser que no le agrade» Suspire.
Tras un debate de por “Si” o “No” en cabeza al final decidí arriesgarme.

—Eeh… señor —Dije nervioso, pero él ni siquiera volteo. Al no tener respuesta a mi llamado volví a hablarle —. Señor —Nuevamente no logre atraer su atención, un tanto desilusionado volví a intentar —. Señor Park.

—¿Eh? —Expreso tras centrar la mirada al frente, mis intentos por capturar su atención habia finalmente dado resultado —¿Que quieres?.

—¿Quería saber a que va a la ciudad?.

—A ti que te importa, estas para conducir no para hacerme charla. ¿Quien te crees?.

—Lo siento, yo… y-yo, yo solo quería eh… —Por unos breves segundo calle y luego continué —Perdone, no era mi intención. Solo quería saber.

—Ja. ¿Quien te crees que eres para meterte en asuntos ajenos?. Solo conduce y obedece, y quédate en silencio.

Sin más decidí callar y él volvió a centrar la mirada en el exterior y yo la mía en el camino. Suspire.

«Este hombre si que es complicado de entender, haberme hablado en ese modo solo por tratar de iniciar conversación en de mala educación más si es de una persona rica. Bueno supongo que no todos los ricos son educados »Suspire nuevamente aliviando mi pecho, le
mire por retrovisor y él se percato de ello.

—Pon atención en el camino —Ordeno malhumorado. Centre la mirada en el camino nuevamente.

«Definitivamente no es una persona que le guste socializar al parecer. Hasta donde se, la única persona que va a la casa, además de las que trabajan ahí, es ese señor, el señor Bae. ¿O sera que tiene muchos amigos y solo no le gusta que vallan a la casa?, aunque eso lo
dudo mucho, él no parece ser el tipo de persona con muchos amigos, es muy frío, distante y serio, muy antisocial. En aquella fiestas debió de estar solo para que nadie notara lo que pasaba, entonces verdaderamente es un hombre solitario » Mientras me sumergía y perdía entre pensamientos recuerdos de aquella noche pasaron por mi cabeza, imágenes vividas de cunado el señor Park y yo nos acostamos.

¿Mentir le habrá estado mal?. Le mentí a mi propio jefe en la cara, pero en aquel
momento no quería perder el empleo además creo que fue la mejor decisión para el bien de ambos. Trate de olvidar lo ocurrido, pero no pude en la noche de ese mismo dia que le mentí
soñé con él, soñé con nuestros cuerpos desnudos acostados en una cama su cuerpo estaba sobre mi, piel con piel, nos besábamos sin detenernos yo le agarraba de su cintura y él con
la mano me masturbaba, un sueño que paresia tan real, pero al final siempre me despertaba.
Noche tras noche sueños similares siguieron, sueños que me excitaban en dormido y al despertar me encontraba mojado. Y aquella noche en la que le iba a ayudar a escribir cundo me ordeno que me masturbara frente a él fue algo inesperado pensé por una momento que era un sueño, pero no. Sentí vergüenza la primera vez que lo hice frente a él, una vergüenza que aumentaba cada vez más pues me sentía que vendía mi cuerpo para satisfacer el fetiche de la persona a la que le debía dinero. Lo sueños con él señor Park disminuyeron hasta el punto de no soñar más con él.

Perdido en mis pensamientos sin darme cuenta el auto comenzó a meterse en el otro carrily entonces el señor Park grito.

—¡Cuidado!.

Ese grito me quito de mi trance y me percate del camión que venia hacia nosotros y rápidamente gire el volante esquivándolo justo a tiempo, luego frene el auto de golpe.

—¡Idiota! —Grito enfurecido —. ¿Acaso quieres matarme?.

—Y-yo… yo lo siento. No era mi intención, me distraje.

—¡Ere un estúpido! —Grito y luego me dio un golpe en la cabeza.

—Aah —Exclame al recibir el golpe —. Perdone, l-lo… lo siento señor.

—¡Solo conduce y fíjate!. ¿Que tan difícil puede ser?.

—S-si señor. Lo siento señor.

—Con suerte llegaremos antes que anochezca —Expreso ya un tanto más calmo y se recostó en el asiento —. Maldito imbécil.

Continuamos camino y después de siente horas de viaje, y un pequeño error cometido por parte mía, a eso de las siete de la tarde por fin llegamos a la ciudad, tome el camino que iba
por lado de la playa hasta que llegamos al hotel, estacione el auto y luego baje las maletas él salio y me miro con el ceño fruncido pues aun estaba muy molesto por lo ocurrido durante
el viaje.

Entramos al hotel, él fue directamente a la recepción y yo me quede con las maletas contemplando la bella del lugar pues tenia un gran lujo.

—Buenas tardes —Saludo él con amabilidad, pero con voz gélida.

—Muy buenas tardes señor —Saludo la recepcionista sonriente que estaba detrás del mostrador —. ¿En que lo puedo ayudar?.

—Hice una reservación al nombre de: Park Soo-yung.

—Espere un momento, tengo que revisar la computadora.

—Esta bien.

Mientras tanto yo seguí contemplando la belleza del lugar en la esquinas habían unas columnas de mármol pulido y en su altura querubines de oro.

—¡¿Como que ya no hay habitaciones disponibles?! —Grito el señor Park, lo que hizo que volviera en mi y voltee a verle, y me acerque.

—Lo siento, pero todas las habitaciones están ocupadas —Explico la recepcionista con la mirada baja.
Me le acerque un poco más.

—Señor, ¿paso algo?.

Él volteo a verme con una mirada fulminante que hizo que retrocediera dando un paso atrás y con la mirada baja, saco su teléfono y comenzó a llamar a alguien.

—¡SeoJoon maldito idiota!.

—Oye ¿por que eres tan grosero conmigo —Hablo SeoJoon a través del teléfono.

—¿Por que no reservaste dos habitaciones? —pregunto enojado.

—Oh, es que cuando les llame ya solo le quedaba una habitación y bueno peor es nada, ¿no?. Además la habitación cuenta con dos camas una para tu y otra para el señor Kim.

—¿Estas mal de la cabeza o que te pasa?. ¿Como se te ocurre que duerma en la misma habitación que él?.

—Ash, ¿cual es el problema?. Solo pasaran dos días en la misma habitación. ¿Por que te molesta tanto?.

—Olvídalo, ya veré que hago —Corto la llamada y me miro, yo alce la mirada.
Logre escuchar la conversación que tuvo por teléfono, y la verdad coincidía con él, estar los dos en la misma habilitaron seria realmente incomodo.

—Señor.

—¿Si?.

—Yo puedo dormir en el auto, así no habrá problemas y no lo molestare tanto.

—¿Que? —Pronuncio sorprendido —. Deja de hablar tonterías, no dejare que duermas en el auto dormirás en la habitación.

—Pero…

—Sin pero, obedece lo que te digo.

—Esta bien señor.

El Escritor y el Jardinero Where stories live. Discover now