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Londres, Inglaterra.

2001.

Un niño de cinco años se encontraba en el jardín, pintando un dibujo realizado por él mismo, no era muy lindo pero él estaba orgulloso del resultado. Se lo regalaría a su madre al llegar a casa. Ella siempre colgaba sus dibujos en la heladera muy orgullosa, a pesar de no ser los más perfectos.

—¡Es horrible! Ni siquiera se entiende que es... — le dijo un compañero, quien mostraba su dibujo con mucho orgullo. Era un nene muy malo con Charlie, siempre le decía cosas feas a pesar de que su maestra le había pedido que no lo hiciera. Charlie se puso triste, pero de todas maneras lo ignoró, siempre que peleaban terminaba lastimado y no quería eso. —Te estoy hablando, maricón. — Charlie rompió en llanto en ese mismo momento, sabía muy bien lo que esa palabra significaba porque su padre se la decía todo el tiempo.

La primera vez fue cuando Charlie se pintó las uñas con un esmalte de su madre, en su inocencia no sabía que eso era "para niñas", pero su padre se encargó de que lo supiera con golpes e insultos. “Esas cosas son para mujeres, no seas maricón, Charlie.” le había dicho. Su madre lo había defendido pidiéndole que no lo golpeara, que Charlie ya había entendido y no lo volvería a hacer.

Su padre era un borracho que se desquitaba con su familia constantemente por la vida de mierda que tenía. Charlie había recibido más insultos en sus cortos cinco años que cualquier niño a esa edad. Él no quería sentirse así, no entendía que estaba mal en él. A pesar de su corta edad, sabía muy bien que los autitos, la ropa de "niño", y las niñas no estaban en sus preferencias. Le había confesado a su mamá con toda su inocencia que le gustaba un chico del jardín, pero que ese chico lo odiaba y lo llamaba "maricón ". Por supuesto él no entendía que significaba eso, pero su padre con sus golpes se lo había dejado claro, como también le había hecho entender que eso estaba mal, y que de no hacerle caso, lo mataría a golpes.

Entonces, cuando le confesó que le gustaba un compañero, lo golpeó y le gritó un sin de barbaridades que nunca se olvidaría. Se juró a si mismo que nunca más haría algo así, que él sería normal, así no haría enojar a su padre ni haría llorar a su madre.

Con el tiempo fue olvidando esas cosas. A los quince años había tenido su primera vez con una chica, y le había gustado. Supo entonces que su padre tenía razón, esos pensamientos que alguna vez había tenido estaban mal, y se alegró de ser normal.

—Te dije que sería normal. — escuchó a su padre hablando con su madre y sonrió.

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Con el tiempo, empezó a notar que su familia se estaba rompiendo. Su madre lloraba todas las noches, y su padre volvía todos los días borracho. Cuando tenía 18 años, decidió ponerle fin a esa vida.

Se había enamorado de una chica muy linda que estudiaba Psicología junto a él. Era muy buena, dulce, tierna, hermosa. La mujer perfecta, según él. Al principio fueron amigos, se juntaban a estudiar y a hacer trabajos. Poco a poco, se fue enamorando de ella, de su dulzura, y supo que era la mujer ideal. Ella también estaba enamorada de él desde el primer momento en el que lo vió, y nunca se esperó que sea mutuo, pero así fue.

Charlie quería alejarse de su familia, de toda esa vida horrible que había vivido gracias a ellos. Ella estuvo al tanto de todo, siempre. Supo de sus preferencias y también de todo lo que su padre le había hecho pasar gracias a ello. Sabía que su padre era un borracho sin remedio y que le estaba arruinando la vida. Se alegró de haberlo conocido, y de haberlo salvado. Charlie siempre se lo hacía saber.

El mismo año en el que se pusieron de novios, se fueron a vivir juntos. Hacían todo de a dos, eran la pareja ideal. Tenían miles de planes juntos, entre ellos casarse y formar una familia, pero sabían que todavía era demasiado pronto para eso.

Everything has changed || Heartstoppper.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora