23

234 25 1
                                    

Narra Nick:

No había dejado de pensar en todo el día en lo que iba a hacer. Sinceramente el día había sido una mierda luego de encontrarnos a Laura, pero por suerte todo había salido bien. Cuando ella se acercó a mí a preguntarme si podía hablar con mi novio, yo accedí porque primero, no era nadie para negárselo, y segundo porque sabía que Charlie lo necesitaba para cerrar esa etapa. No voy a negar que ver su panza de embarazada me había puesto los pelos de punta porque, con ella podía competir sin problemas (es más, no necesitaba hacerlo), pero con un hijo no había forma de hacerlo. Sin embargo ella me aclaró apenas me vio, que ese no era hijo suyo sino de un novio que tenía. Sentí un alivio impresionante, pero no lo demostré. Le dije que si volvía a lastimar a Charlie, no dudaría en matarla con mis propias manos, él ya había tenido suficiente. Ambos habíamos pasado por demasiadas cosas para llegar hasta donde estábamos hoy.

Si bien a veces discutíamos, eras peleas estúpidas como por ejemplo si alguno dejaba la tabla del inodoro sucia, o si alguno elegía una película aburrida. O también él me reclamaba que yo no lo dejaba dormir con mis ronquidos de oso, y yo le decía que no tenía de que quejarse cuando él se me pegaba como garrapata sin importarle que hicieran cuarenta grados. Eran discusiones típicas de pareja que solucionábamos con besos y abrazos. Éramos dos cursis de mierda, y no me daba pena admitirlo. Él me hacía sentir un niño feliz e ilusionado todo el tiempo. Cada día me convencía de que no podía amarlo más, pero si, si podía. A veces hacía cosas simples como mirarme embobado mientras hacía cualquier estupidez y luego se hacía el idiota, pero sus mejillas dulces y rojas lo delataban.
Siempre se pegaba a mí en la noche, y aunque me costó acostumbrarme, ahora sabía que ya no podría dormir en paz ni no sentía su calor contra mi cuerpo.

Decidí que sería buena idea despejarnos un poco, ambos necesitábamos un poco de paz después de todo lo que habíamos sufrido.

Había pensado todo el día en proponerle viajar a Nueva York, donde él me había dicho que quería ir meses antes. Si todo salía bien, planeaba quedarme con él allí hasta Navidad. Y tras eso, tenía otra propuesta mucho más especial. Sinceramente tenía miedo. Sentía que tal vez estaba yendo demasiado rápido, muy precipitado, pero no me importó demasiado. A lo sumo se negaría, pero eso no tenía que deprimirme. De todas formas sabía que él me amaba.

Cuando escuché su conservación con Laura, se me estremeció el corazón. Escucharlo hablar así de mí y de él mismo, me hizo darme cuenta de que sí había hecho algo bien en mi vida, y eso fue elegirlo a él como mi compañero para el resto de mi vida. No quería nada ni a nadie más que a él. Tenía miedo de que las cosas salieran mal de nuevo, sí, pero tenía que tomar el riesgo de todas formas.

Ahora mismo yo me encontraba pensando en todo esto, mientras él estaba desnudo, besándome el cuello. Estaba un poco distraído, pero igualmente me encantaba.

-¿Amor? - me miró, yo me sobresalté bastante, saliendo de mis pensamientos de golpe.

-¿Qué?

-Estás raro. ¿Pasa algo? Si querés lo dejamos para otro día. - sonreí. Le acaricié sus rizos, desarmando un par entre mis dedos. Me encantaba su pelo, era de las cosas que más amaba de él.

-No pasa nada. Sólo pensaba en... Algo que quiero proponerte. - él se puso más serio, aunque igual me acariciaba los brazos.

-¿Estas pensando una posición sexual extraña? Mira que todavía me duele el culo, no puedo dar mucho de mí... - al instante solté una carcajada. Me gustaba que poco a poco perdiera la vergüenza conmigo.

-No, eso no. Aunque pensándolo bien, podríamos probar cosas nuevas... - se me pasaron miles de ideas por la cabeza y solo pude morderme el labio, nervioso. Charlie se puso de veinte colores.

-¿Qué tipo de cosas? -Tragué saliva. No sabía porqué me ponía tan nervioso hablar de eso cuando ya habíamos tenido nuestra primera vez, pero igualmente algo me decía que tal vez lo incomodaba.

-No puedo decírtelas, tenemos que descubrirlo nosotros, amor. De todas formas, siempre que quieras proponerme algo, podes hacerlo. Y si algo no te gusta también tenés que decirlo. Juntos vamos a aprender. - le sonreí. Él también sonreía, y yo deseaba saber que era lo que pensaba en ese momento, porque yo solo pensaba en lo mucho que lo amaba.

-Bien. Lo haré. Ahora, ¿podes decirme que querías proponerme?- sonreía como un niño al que estaban a punto de llevarlo a un parque de diversiones. Lo besé.

-Es una sorpresa. Sólo diré que es un viaje. El resto tendrás que descubrirlo cuando lleguemos. - abrió la poca de par en par, sonriendo. Esa sonrisa me llenaba el alma profundamente. Sentía que podía morirme en cualquier momento con tanta dulzura que desprendía.

-¿A donde viajaremos? ¿Cuando? ¿Como? ¿A qué hora? ¿Hace frío o calor ahí? - me preguntó tantas cosas y tan rápido que apenas logré comprender la mitad.

-Bueno, bueno. - lo callé, sonriendo. -Te dije que es una sorpresa. Iremos en avión. Esta misma noche, y no te diré el clima. Yo mismo prepararé nuestras cosas. -Lo señalé con el dedo índice. -Y no quiero que estés husmeando en la valija. Es una sorpresa y no me preguntes más.

Él se quedó en la misma posición, completamente emocionado. Me hacía tan feliz verlo así, contento, animado. Se merecía el cielo completo solo para él y yo se lo daría en sus manos.

-Está bien, dejaré que me sorprendas entonces. - le di un beso más largo e intenso, y me relajé completamente luego de habérselo dicho.

Él se colocó sobre mis piernas. Ambos estábamos desnudos ya que anteriormente habíamos comenzado una sesión de besos apasionados, los cuáles no pude continuar por mi miedo a dicha propuesta. Ahora me encontraba más suelto para continuar.

Lo sostuve del cuello con fuerza mientras me dedicaba a mirarlo una vez más. Su belleza no dejaba de sorprenderme. Siempre encontraba un detalle nuevo en él que me encantaba. Mi mano llegó hasta su trasero, el cuál me había dicho reiteradas veces que le dolía. Eso era porque habíamos sido unos idiotas desesperados que nos habíamos apurado, sin haberlo preparado previamente.

Esta vez decidí que tenía que hacerlo para que fuera placentero para ambos. Le metí dos dedos en la boca, y él los chupó hasta el final. He de decir que esa sola imagen bastaba para que la sangre de todo mi cuerpo se concentraba directamente en mi pene. Con cuidado de no lastimarlo más, metí uno de mis dedos en su entrada. Él cerró los ojos con fuerza, y supuse que le dolía mucho. Quise sacarlo, pero él se me sentó en la mano para detenerme.

-¿Estás seguro, amor? - le pregunté con la respiración al mil. Él mismo se movía contra mi mano para prepararse, y yo no podía estar más excitado.

-Mmh- gimió en respuesta. No sabía si era más bien un quejido de dolor, pero no lo parecía. Comencé a mover mis dedos en forma de tijeras, cada vez más rápido. Podía sentir lo húmedo que estaba, y también como se estremecía sobre mi mano. -Nick... Te necesito. - sonreí al ver sus mejillas ruborizadas. Quité mis dedos con cuidado, mientras me masturbaba y me colocaba un preservativo. Igualmente sentía que podía lastimarlo, así que me detuve. -¿Que pasa? ¿No querés?

Le di un beso largo e intenso, que demostraba que claramente quería. Mi lengua no tardó en ingresar a todos los recovecos de su boca, bastante más fogoso que el resto de los besos.

-Quiero que te pongas en cuatro. Ahora. Quiero intentar algo.- él primero se sorprendió, lo pude ver en su mirada. Sin embargo no se resistió. Se puso en cuatro frente a mi rostro, y yo separé sus glúteos con mis manos. Él jadeaba ante mi tacto. Sin pensarlo dos veces, lo hice.

Me acerqué hacia su entrada y lo penetré con mi lengua, primero lento, y luego más rápido. Él soltó un gemido bestial por la sensación, y yo apreté las piernas, sintiendo que podía terminar allí mismo. Arañé su trasero sin darme cuenta por la excitación, pero él no se quejó, es más, esto pareció gustarle todavía más.

-N-No voy a... ¡Aaah! No voy a p-poder aguantar nada. - yo seguí unos segundos más para deleitarme con sus gemidos. -¡NICK! - parecía que iba a ponerse a llorar de placer. Aumenté la velocidad de mi mano sobre mi miembro, sin una gota de autocontrol. Me separé de él cuando estuvo lo suficientemente húmedo como para no sentir dolor. Lentamente, fui entrando en él.

-¡Aaah! - gemí yo, completamente excitado. La sensación de su entrada completamente húmeda y caliente era algo que simplemente no podía explicar. Era como ver las estrellas o incluso mejor.

-¡Dios! - para este punto estaba llorando de placer al igual que yo. -¡Más fuerte! -eso fue la gota que rebalso el vaso definitivamente. Lo empujé hacia abajo, y su cara quedó completamente pegada a la almohada, la cual intentó morder para callar sus gritos. Lo tomé del pelo fuerte para separarlo de ella. Aumenté la velocidad de forma bestial. Sentía que podía romperlo, pero no lo pensé demasiado. Arañé la piel de su espalda en un intento de sostenerme, y él gimió más fuerte. Intentó mover la cabeza nuevamente hacia la almohada, pero volví a detenerlo.

-Quiero escucharte gritar mi nombre. No tiene sentido que te tapes la boca, mi amor.- sonreí mientras sostenía sus dos manos tras su espalda. Era la imagen mas sexy que había visto en toda mi vida. Di unas cinco estocadas más con fuerza, sintiendo que tocaba su próstata reiteradas veces.

-¡Aaah! ¡Voy a acabar Nick, no puedo! - yo lo abracé con fuerza, mientras seguía con la misma intensidad, llegando ambos al orgasmo al mismo tiempo. Sin embargo, yo sentía que estaba más húmedo de lo normal.

-Dios.- respiré profundo aún en la misma posición, temblando. Él estaba igual o peor que yo. Estaba rojo por haber llorado, y también completamente sudado al igual que yo. Había sido tan intenso que ambos nos tomamos un momento para recuperarnos de lo ocurrido.

-Dios, no... No puedo dejar de temblar. - dijo él, con la voz tan ronca que casi sentí que estaba con una nueva erección. Salí de él luego de darle una última mirada, y me di cuenta de lo que había pasado. Él soltó un gemido de dolor al instante.

-Amor... -Dije, tragando saliva, viendo el preservativo con sangre. No quería preocuparlo, aunque seguro ya lo había sentido.

-¿Que pasa? - dijo dando la vuelta hacia mi. Se quedó mirando hacia el preservativo también, se veía igual de preocupado que yo.-Uh...

-¿Uh? Dios. - quería llorar. - Perdóname... Me he excedido en la fuerza. Soy un imbécil. - me sentía muy mal. Él al instante me tomó del rostro, negando con la cabeza.

-No. Me gustó mucho, de verdad. No te preocupes, no fue tu culpa tampoco. Estoy bien. Estoy entero, y feliz. - sonrió como el ángel que era, pero yo seguía preocupado.

-De verdad lo siento mucho. He sido un bruto, no te cuidé como- me interrumpió dando un largo suspiro cansado.

-Amor.- me miro fijamente, tomándome de las mejillas. - Te prometo que estoy bien.

Yo asentí, aunque mucho no le creía.

-¿Nos duchamos juntos? - me sonreía para hacerme sentir mejor, yo lo sabía.

-Mmh.- respondí simplemente. Él me miró mal aunque sus ojos mostraban lo que quería transmitirme: estaba bien. Suspiré larga y pesadamente, y nos dirigimos al baño para ducharnos.

Narra Charlie:

Estaba realmente emocionado por viaje. No podía imaginarme con seguridad a donde iríamos, pero igualmente cualquier lugar estaría perfecto si estábamos juntos. Me sentía tan bien, a pesar de las pequeñas peleas que teníamos, yo ya sabía que él era con quién yo quería compartir el resto de mi vida. Me encantaba, amaba su forma de ser conmigo, tan tierno, tan gracioso. Me hacía sentir como si yo fuera luz en medio de oscuridad para él, y a su vez él para mi era como la brújula que necesitaba para encontrar mi camino, y quería tenerlo para siempre conmigo. Todavía éramos jóvenes realmente, pero yo ya sabía que nos casaríamos, viviríamos hasta viejitos juntos, nos apoyaríamos en las buenas y en las malas cómo hasta ahora, y, si todo salía como yo esperaba, tal vez hasta podríamos tener un hijo en unos cuantos años. Esa idea me daba ganas de llorar de solo pensarlo. Sabía que sería difícil lograr todo lo que deseaba, pero no descansaría hasta conseguirlo.

Él mismo se encargó de armar mi valija, y mientras tanto me mandó a preparar mi ropa interior. No sabía cuánto llevar, ni si iba necesitar mucho o poco. Él no me había dado detalles de nada, y yo empezaba a ponerme nervioso.

—Ya está hecha, amor. — me dijo para después darme un dulce beso. Yo sentía que me temblaban las piernas.

—Estoy nervioso. No puedo creer que no me digas nada. — él sonreía y sus ojos brillaban.

—Ya te vas a enterar. Quiero que todo sea sorpresa. Igualmente planeo quedarme ahí por un largo rato, así que espero que hayas empacado varios bóxer, porque lo vas a necesitar. — yo me ruboricé al instante.

—¿Y por que pesa tanto? — la alcé y efectivamente pesaba demasiado.—¿Acaso iremos a un lugar con nieve, tal vez? — sonreí al ver su cara de pánico.

—Tal vez. Ya no me preguntes más. En serio quiero que todo salga perfecto, amor. Por favor, te prometo que te va a gustar.

—Ya lo sé, si estás conmigo no me importa donde vayamos.

•••

(Narrador Omnisciente)

Mentiría si dijera que no se estaba muriendo de nervios. Nick lo tomaba de la mano mientras sonreía para darle seguridad, pero él no lograba estar más tranquilo de todas formas. Las alturas nunca habían sido lo suyo, y eso se podía ver por como temblaba en el asiento de un avión a punto de despegar.

Nick no le había dicho nada, sólo que se irían en avión. Todo fue tan rápido que tampoco tuvo tiempo para procesarlo y para preparase mentalmente. Inhaló y exhaló reiteradas veces en un intento de calmar su ansiedad. Estaba inquieto y agitado en su asiento, con las manos de Nick apretando las suyas.

—Tranquilo, mi amor. — lo calmaba dándole besos. Sin embargo tenían que estar quietos ya que el avión estaba a punto de despegar. Entrelazaron sus dedos, y Nick pudo sentir las uñas de su acompañante clavadas en su piel. Sin embargo, solo cerró los ojos y no dijo nada, sabía que no era momento de hablar ahora.

Charlie, quién parecía que estaba a punto de soltarse a llorar, notó que estaba lastimando a Nick e inmediatamente lo soltó.

—Perdón.— dijo apenado. Nick, a su lado, le sonrió para calmarlo. A decir verdad no le molestaba que buscara apoyo en él.

Estaban solos ya que el avión era privado, era más bien mucho más pequeño que los aviones normales, y repleto de lujos. Sólo había una azafata que se dedicó a llevarles alimentos seguramente muy costosos y bebidas alcohólicas exóticas para Charlie, quién no salía de tomar una cerveza cada tanto.

Tomó una piña colada que ya había probado antes y le encantaba, sin embargo luego de ir por el segundo vaso, ya se encontraba bastante... Contento.

—Veo que ya no estás preocupado por el vuelo, amor.— sonreía Nick al ver que su novio ya parecía borracho con solo dos vasos. Le quitó el trago de las manos, y lo puso sobre una mesa que se encontraba bastante lejos.

—¡No! — gritó Charlie con los brazos cruzados, ofendido —Estaba rico. ¿Por qué no puedo tomar? — hizo un mohín de reproche.

—Ya esta noche tomaremos suficiente para celebrar. Ahora, podrías entretenerte con otras cosas. Tal vez, podríamos ver una película...— sonreía mientras tocaba algunos botones de la computadora frente a ellos para buscar algo para ver. Faltaban horas aún para llegar, y ya se estaban aburriendo. O al menos Nick, Charlie ya estaba lo suficientemente feliz como para no aburrirse.

—O podríamos... Hacer otras cosas. — sonreía descaradamente. Nick apartó la vista de la computadora, viéndolo con una ceja alzada. Sin embargo no se encontraba muy feliz para hacerlo, no quería lastimar más a su novio. Sabía que tenían que pasar al menos unos días para recuperarse, pero aún así Charlie le aseguraba que estaba perfectamente bien.

—Sabes que no me voy a arriesgar a lastimarte de nuevo. Al menos por unas... — pensó en que decir, y sabía que días no aguantarían. —Horas.

Charlie bufó, chasqueando la lengua. Se cruzó de brazos nuevamente cuál niño pequeño. Nick decidió dejarlo así puesto a que no sabía que decirle. Él quería, siempre quería estar con él, pero sabía que tenía que dejar de lado sus deseos para cuidarlo, eso era lo más importante.

Sin embargo, Charlie de repente, se quitó el cinturón y se subió en sus piernas. Al principio Nick estaba sorprendido, sobre todo porque no estaban solos en el avión.

—Amor... Puede entrar alguien. — le dio besos en el cuello, y eso bastó para comprarlo. Lo tomó con fuerza de la cintura, para luego besarlo en los labios. Sus besos eran tan adictivos, no podía resistirse aunque quisiera.

—No.— siguió con sus besos, mientras metía sus manos frías dentro de su camiseta. Nick temblaba, dejando todo tipo de nervios de lado en ese mismo momento. No le importaba si alguien entraba y los encontraba así, ya era tarde para arrepentirse. Lo tomó del cuello nuevamente para besarlo, y Charlie sonrió entre el beso al ver que su novio le estaba respondiendo. Le desabrochó el pantalón como pudo, y liberó su erección que ya era inevitable.

No iban a tener relaciones. No sólo porque Charlie seguía sensible, sino porque tenían que ser rápidos si no querían ser vistos. Además los asientos si bien eran amplios, no estaban aptos para hacer esas cosas. Nick gimió al sentir su erección siendo liberada contra la mano de su compañero, quién comenzó a masturbarlo sin dejar de mirarlo a los ojos. Nick puso sus ojos en blanco al instante. Sólo bastaba eso para enloquecerlo.

—¿Puedo? — preguntó Charlie, bajando por sus piernas. Nick asintió rápidamente, intentando mantener los ojos abiertos. Le temblaba todo el cuerpo. Charlie respiró profundo, y deseó poder hacer bien lo siguiente. Nick lo había complacido reiteradas veces, ahora le tocaba a él.

Tomó con su otra mano el miembro de su novio, y tras masturbarlo un poco más, se lo metió en la boca hasta el fondo. Sus ojos se llenaron de lágrimas rápidamente, pero aguantó la respiración lo mejor que pudo. A decir verdad, no era tan malo como creía.

—¡Dios! ¡Charlie! — al instante se tapó boca, respirando agitadamente. Charlie deseó que nadie los haya escuchado, sino pasarían la vergüenza de su vida. Se separó por completo, para luego volver a meterlo hasta el fondo una vez más. Sentía que su glande rozaba su garganta, por lo cual le picaba un poco. Aumentó la velocidad conforme aumentaron los gemidos de Nick, y él mismo se masturbaba, excitado por sus jadeos. —V-Voy a acabar. N-No... — quiso alejarse para terminar por si mismo, pero Charlie le tomó la mano, alejándolo de él. Nick se sintió aún más al máximo por esto, y no soportó más. Luego de que le dio un lametón a lo largo de toda su longitud, supo que hasta ahí había llegado. Se sentía mal porque no había durado mucho, pero, tenía entenderlo, no era nada fácil tener a la persona más sexy del mundo haciéndole una mamada. Sintió una electricidad que le recorrió todo el cuerpo, hasta instalarse en la parte baja de estómago. Y acabó dentro de la boca de su novio. Éste, por la sorpresa, tosió desesperadamente.

—¡Lo s-siento! — intentó recuperarse un poco, pero no podía hablar bien. Charlie, sin embargo, sonreía. Se relamió los labios, y Nick pensó que nunca había visto algo tan caliente en toda su puta vida.

—¿Te ha gustado?— le preguntó, un poco tímido. Nunca había hecho eso antes, y no sabía si era malo realmente.

—¿No se notó eso? — seguía recuperándose, su respiración seguía agitada. —Me encantó. Vos me encantas, hagas lo que hagas siempre voy a querer más y más. — su mirada estaba completamente cansada, tenía que dormir un poco. Estaba tal relajado.—Te amo. —le dijo para posteriormente besarlo, y luego, se colocó su ropa de forma decente para que no los encontraran como Dios los trajo al mundo.

—Yo también te amo. Estoy muy ansioso por saber a donde estamos yendo. ¿Falta mucho?

—Faltan como seis horas todavía. Dormí, necesito que descanses para que estés con energía esta noche. — le dio último beso, y se acurrucaron juntos. Charlie descansaba sobre su pecho, tomándolo de la cintura.

•••

El vuelo pasó muy rápido para ellos, ya que habían dormido durante las seis horas restantes. Nick se despertó antes, y se quedó mirando a su novio con una cara de enamorado que gritaba "te amo más que a nadie" y era cierto. Estaba completamente seguro de lo que iba a hacer. Ya no le importaba si la respuesta era negativa, al menos podía decir que lo había intentado. De todas formas, si no era ahora, sería en un futuro. Sabía que iban a estar siempre juntos.

Al llegar a destino, se tomaron un taxi hacía lo que ahora sería su casa, por un corto lapso de tiempo, o tal vez uno extenso. Nick se había encargado de comprar una casa allí hacia un tiempo, antes de que todo pasara. Hace mucho n que él quería hacer esto, pero, por obvias razones no había podido lograrlo. Por un momento pensó en venderla, pero luego se arrepintió. Esa podía ser la casa dónde él podría escapar de sus problemas en Londres, y aunque las cosas salieron de otra manera, igualmente le servía de escape ahora con Charlie.

Por supuesto que él no se olvidaba de la conversación que habían tenido hacía un tiempo, dónde Charlie le contaba que su mayor sueño siempre había sido pasar una Navidad en Nueva York. Faltaban varios días aún para esto, recién era 1 de Diciembre.

Nick le pidió a Charlie que se tapara los ojos, aunque él no pudo evitar mirar hacia la calle. Había visto el Central Park en todo su esplendor. Apenas supo que estaban allí, las lágrimas cayeron como sin parar. Nick intentó calmarlo, pero Charlie se le tiró en los brazos.

—¡No lo puedo creer! ¡Es hermosa! — Nick sentía que su corazón se llenaba de puro amor y ternura. —¡Mira la nieve! ¡Esto es increíble! — tenía la nariz roja por el llanto, lo cual lo hacía aún más tierno.

Nick sentía que su vista comenzaba a empañarse por las lágrimas. Era simplemente perfecto no que estaba sucediendo frente a él. No pudo evitar llorar de amor, de paz, de tranquilidad. Ese hombre definitivamente era para él.

—Te amo. Siempre. — Charlie suspiró con un pucherito adorable. Estaba completamente sorprendido y feliz.

—Estoy... Tan, tan enamorado de vos. No puedo creer esto. — sentía su corazón a punto de salirse de su pecho. Nick ya estaba feliz con eso, y aún quedaba la mejor parte. Allí ya eran las siete de la tarde, pero estaba tan oscuro y frío que parecía más.

—Esta noche esta repleta de sorpresas, amor. Y que no te queden dudas que vas a ser feliz. Te lo mereces. Nos lo merecemos después de todo. — se abrazaron nuevamente, sintiéndose plenos, completos. Nada podía arruinar el momento, no lo permitirían tampoco.

||

Narra Stéphane.

1 de diciembre.

Me sentía una porquería de persona. No, no me sentía, lo era. Yo no estaba destinado a ser feliz, porque tampoco me lo merecía después de todo lo que había hecho.

En el momento en que me di cuenta de lo que pasaba entre Nick y el hijo de Julio, me alarmé. Yo más que nadie sabía lo que era sufrir en manos de un Spring, y simplemente no iba a permitir que eso ocurriera de nuevo. Sin embargo, yo sabía que no sería fácil separarlos. En el momento en que Nick me dijo que todo era un plan para sacarle información, sinceramente yo no le creí una mierda.

Yo sabía que entre ellos pasaba algo, se notaba en sus miradas. Había sido un maldito hijo de puta con ellos, y yo sabía que no me merecía su perdón, ni tampoco se los había pedido porque no me daba la cara para volver a verlos.

Sabía que le había destruido la vida a mi hijo con la "muerte" de su novio. Pero en ese momento creí que así era mejor, que de esa forma cortaría más rápido con algo que al final lo terminaría lastimando más de todas maneras.

Julio vino a mí cuando se enteró de esto, a pedirme, mas bien, exigirme explicaciones. Sin embargo yo había negado todo. Sobre todo porque la maldita mentira se había ido a la mierda. Yo sabía que él tenía que desaparecer del mapa, pero cuando Nick me dejó cientos de llamadas y mensajes diciéndome que era una puta mierda, y que Charlie no aparecía, decidí investigar más. Y efectivamente él se había desaparecido del mapa. La policía lo había dado por muerto, pero eso podía ser perfectamente parte del plan. Luego de que Julio apareciera otra vez, y tras decirle que no tenía nada que ver, él se quedó a mi lado. No sabía si era porque se sentía solo, o porque de esa forma llegaría a saber la verdad sobre el paradero de su hijo. Él sabía que yo le mentía, pero sin embargo estuvo a mi lado incondicionalmente todo este tiempo.

No podía decirse que habíamos vuelto a lo que teníamos al principio, pero al menos era algo. Cuando lo encontré, estaba dispuesto a acabar con él. Realmente quería matarlo. Pero el amor que sentía hacia él era más fuerte que todo el rencor y el odio que pudiera sentir.

Ahora estábamos juntos. Juntos como siempre habíamos deseado. Yo me sentía una basura por mentirle acerca de su hijo, porque me daba pánico su reacción. De todas maneras, él parecía saberlo.

Teníamos nuestra propia casa en Doncaster, Inglaterra. Aunque peleábamos casi todo el tiempo, nos amábamos mucho. Él había dejado a su mujer después de años sufriendo junto a ella. Yo la había lastimado, y me arrepentí también. Ella había sido mi amiga anteriormente, y aunque la odiaba, me sentí realmente mal por todo lo que le había hecho sufrir. Sin embargo, ella no quería saber nada con ninguno de los dos luego del "fallecimiento" de su hijo.

Simplemente dejé de mi casa, dejé mi vida (o lo quedaba de ella) y hui como un cobarde con él.

Por su lado, él no hablaba de su hijo ni de su mujer, pero yo sabía que sufría. Muchas noches había tenido pesadillas con todo lo ocurrido, se despertaba llorando a los gritos, buscando a su hijo. Yo sentía que no lo soportaba más. Tenía que decirle la verdad. A lo mejor Charlie seguía vivo, a lo mejor estaba con Nick... No lo sabía, pero de todo corazón esperaba que las cosas salieran bien para ellos luego de haberlos lastimado de tal forma.

Una de esas noches en las que Julio se encontraba gritando entre pesadillas, yo desperté completamente cansado de la situación, no podía mentirle más.

—Amor.— lo llamé luego de prender la lámpara. Me senté en la cama, sudando de nervios. Habían muchas reacciones y ninguna buena. Podía matarme, gritarme, escupirme, hasta pegarme. Me esperaba cualquier cosa, y cualquiera estaría bien porque me merecía lo peor.—Necesito decirte algo. Muy importante, y que te estoy ocultando desde hace meses... — él se sentó en la cama luego de oírme tan preocupado. Sentía que podía largarme a llorar en cualquier momento. —Es una verdad que no sé como decírtela, porque sé que después de esto no me vas a querer mirar más a la cara, y yo me lo merezco.

—A ver, ¿podés ser más claro, por favor? — suspiré, tomando sus manos.

—Lo que ha pasado con tu hijo... Es una farsa, ese accidente nunca ocurrió. — él parecía no sorprenderse de mis palabras, y yo estaba confundido. —¿No vas a decirme nada?

—Laura me lo contó. Hace unos días se han visto. — yo me quedé con la boca abierta de par en par.

—¿Qué? ¿Y por que no me dijiste nada?

—Porque si te digo donde están, vas a querer seguir arruinando su vida, y yo no lo voy a permitir. Ya tuvimos suficiente. Todos.

—¿Dónde están?— él frunció el ceño, negando frenéticamente con la cabeza.

—No pienso decírtelo. Si querés saber algo de tu hijo que sea por tus propios medios. Pero del mío no vas a saber absolutamente nada más. — me soltó. Yo me desesperé, creyendo que se iba a ir a la mierda luego de saber la verdad.

—¿Te vas? ¿Me vas a dejar otra vez?

Sin embargo, él se acercó a mí y me dio un largo beso en los labios.

—¿Estás dispuesto a cambiar, Steph? A dejar toda la mierda atrás. Empezar de cero, sin más dolor, sin más mentiras, sin traiciones. — eso era lo que más esperaba.

—Si, mi amor. Es lo que más deseo hace mucho tiempo. — él asintió. Me tomó de las manos.

—Yo también. He hecho demasiadas cosas malas... Pero realmente quiero cambiar. Necesito hacerlo. No puedo perder a mi hijo, quiero apoyarlo, quiero que él me apoye a mí. Sé que será difícil que ellos nos entiendan, pero necesitamos ser felices... Sino nos vamos a morir en soledad, tapados de tristeza.— lo atraje hasta mí, y nos besamos otra vez.

—¿Entonces? ¿Donde los encontramos?— le pregunté luego de unos segundos.

—Laura me dijo que ellos planeaban un viaje a Nueva York, pero, debemos conseguir más información.

—Supe que Nick compró una casa allí hace un tiempo, puede que se estén quedando ahí. Igualmente, si vamos será solo para hablar, y luego nos volveremos y ya no los molestaremos nunca más.— dije seriamente, con un tono tajante.

—Bien. Probaremos y sino, nos volveremos. — yo asentí, y nos acostamos sin más.

||

Narra Charlie.

La casa que Nick había comprado era realmente un sueño. Era incluso aún más grande que la que teníamos en Londres. Era amplia, y tenía como quince habitaciones. No pude recorrerlas todas ya que me cansé sólo al llegar hasta la ocho.

No podía creer que estaba en la ciudad de mis sueños, con el hombre de mis sueños, en la casa de mis sueños. Era simplemente maravilloso. Y todo en la época más hermosa del año para mí. Se venía la Navidad, y el año nuevo... Sinceramente se sentía como si estuviera en una película.

Nick, aunque estaba feliz, también se encontraba bastante raro desde que habíamos pisado la ciudad. Yo le había preguntado reiteradas veces que era lo que le sucedía, pero él sólo decía "es una sorpresa." Yo tenía un par de ideas sobre lo que podía ser, pero enseguida las descarté. Estaba siendo demasiado soñador.

Me había llevado a un muy lujoso restaurante a cenar, e incluso se había portado como todo un caballero. La cena había sido distinta a otras, especial diría yo.

—¿Estas bien? Te noto pálido. — le pregunté yo como por décimo cuarta vez en la noche.

—Sí. Estoy bien. ¿Vos estas cómodo? ¿Te gusta el lugar? — yo sabía que me quería cambiar de tema, pero de todas maneras no insistí.

—Si, es muy elegante. Y la comida es exquisita. De todas maneras podríamos habernos comido un pancho en una plaza y a mí no me importaría. — él se rio por fin, y yo me sentía un poco mejor. —Así me gustas más. Con tu sonrisa tan hermosa que tanto amo. — me puse bastaste melancólico, pude sentir un nudo en la garganta. —Gracias, de corazón te agradezco por esto. Sé que te dije que este era uno de mis sueños... Y sólo puedo agradecerte por todo. Sé que un gracias no es suficiente, pero es lo que puedo darte. — me sentía mal, él siempre hacía todo lo que yo quería sin rechistar, y yo quería devolvérselo de la manera que fuera.

—No quiero que me agradezcas. Y no digas que es lo único que podés darme, porque vos me das más que cualquier otra persona en el mundo con solamente respirar. Me das tu amor, tu compañía, tu ternura y tu gracia, y eso es más que suficiente para mí. Es todo lo que quiero y necesito. — para este momento ambos llorábamos, y yo no podía ser más feliz. A nuestro al rededor estaba lleno de viejos mirándonos mal, pero a mí sólo me interesaba verlo a él.

—Te amo. — Sonreí para luego acercarme a él y darme un beso sobre los labios.

—Te amo mucho más. — seguimos así unos segundos, mirándonos fijamente, sintiendo nuestros corazones latiendo con fuerza, y yo supe que no me hacía falta nada más.

•••

Terminamos de cenar y encima comimos postre que también estaba delicioso. No quería ni pensar en cuánto saldría todo, porque yo no tenía una mierda para pagar.

Nos dirigimos hacia la salida, y yo me quedé embobado con esa cuidad tan hermosa que me maravillaba. Nick, quién estaba tomándome de la mano con fuerza, me miró fijamente con una sonrisa. Las estrellas nos estaban regalando un paisaje perfecto en conjunto con la Luna llena, pero ni todo eso entero conseguían brillar y maravillarme más que los ojos ámbar de Nick.

—No podés ser tan... —Suspiré. Sonrió y yo le pegué en el pecho, ruborizado.

—¿¡PERO QUE TE HICE!?— me gritó entre risas.

—No podes ser así de perfecto. No hay chance. —sus dientes perfectos me derretían más. Me tomó por la cintura con fuerza, y me dio uno de los besos más hermosos hasta ahora. Por un momento tuve el impulso de levantar el pie como en las películas cuando los protagonistas se besan en un lugar precioso como nosotros. Pero esto era la vida real, y era perfecto.

Everything has changed || Heartstoppper.Where stories live. Discover now