Dos hermanos

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Érase una vez en una nación sin monarcas o líderes supremos, dos hermanos que fueron abandonados a su suerte con un par de placas de madera en las que estaban sus nombres. Runa, la bendecida con el poder de la creación y Runter, portador de la fuerza de la destrucción. Aparecidos en el medio de una plaza de un pequeño pueblo, llamaron la atención de los habitantes que, preguntándose por el paradero de sus padres, decidieron llevarlos a un lugar cómodo en el que pasaron algunas noches en una cuna con comida y calor.

Tiempo después, cuando aprendieron a gatear los dos, pasaban las tardes de un pasillo para el otro en el orfanato del pueblo. Una mañana de brisa fresca, mientras Runa jugaba con los pocos juguetes que fueron donados, dejó caer un cubo de madera de vértices despintados.

Tan pequeña como inocente, quiso llevárselo a la boca y en su intento de agarrarlo, unos brotes le salieron de las manos. Caídos en el piso, se acomodaron en un montoncito y Runa pasó la lengua por el cubo.

Ese mismo día, en la cocina, mientras uno de los cocineros preparaba los alimentos, Runter estaba en una mesa, observando al muchacho que salaba, pimentaba y picaba. Hizo unos ruidos de la emoción, el chico sonrió por la alegría del pequeño que le fue impulso para continuar con las labores. Con ganas de ir al baño, dejó al pequeño ser en el piso, no iba a ser que sucediese una escena comprometedora.

Con la seguridad que puede tener una persona confianzuda, fue a hacer sus necesidades. Runter, al gatear vio un objeto brillante, traslucido y de figura especial que captó su mirada. Tuvo ganas de alzarlo, por lo que estiró su corto brazo hacia al objeto. Sin querer puso su concentración entera en este, sin dejar de mirar al centro y de un momento para el otro, un sonido igual al del vidrio estallando se sintió

El pequeño emitió un chillido tan agudo que trajo de vuelta al cocinero que se llevó las manos a la cabeza. Estaba muerto. Aquello que se rompió sería descontado de su sueldo. No lo explicaba. ¿Cómo era posible que una copa de vidrio acabara en el suelo si el niño no estaba en la mesa? La explicación que dio fue que, por culpa suya, se rompió.

En los siguientes ciclos primos, en el orfanato acontecieron sucesos peculiares. Se encontraron charcos de agua en días en los que el Sol quemaba con toda su fuerza, objetos se rompían sin explicación lógica; la magia no contaba como una.

Y fue hasta que una de las cuidadoras, al mirar las acciones de los mellizos, notó que las manos de la niña salieron florecitas y que, al dejar un objeto que le causara interés al niño, se terminaba por romper.

El misterio se resolvió.

—Madre Kina, tenemos que dar estos niños en adopción. No podemos quedarnos con ellos, tienen poderes —le dijo a la principal encargada del orfanato que, consternada, la vio de reojo, sin creerle en su totalidad—. Yo los he visto, la niña puede creer ramas y el niño, rompe los objetos que le causan interés.

—Alea, si tus palabras son ciertas, entonces lo vas a demostrar. Estos son niños normales, no le metas tonterías a la cabeza.

—Tiene que creerle, por favor, Madre Kina —apareció el cocinero principal y agarró a Runter—. Este niño fue el responsable de romper media vajilla de vidrio, y la pequeña, dejó con su magia un montón de ramas. Haga caso, no podemos quedarnos con este par.

—Demuéstrenlo. Las palabras no cuentan si no hay acciones que las identifiquen. Tienen poco tiempo, Alea y Nimer. Recuerden que tengo asuntos importantes por atender.

Con un cuchillo imaginario apuntando directo a su cabeza, los dos empleados fueron por un par de copas de vidrio y los cubos de madera favoritos de Runa. Los hermanos gateaban sin saber la gravedad de lo qué acontecía, en su pequeña mente, no había demasiadas preocupaciones o responsabilidades por asumir.

Ranvirkth: de magias y asperezas (Tomo I)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang