2.- Propuesta

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Isagi se sorprendió al escucharlo, fué como si ese hombre le hablara directamente a él.

—Sin antecedentes penales, sin fianza, sin nuevo juicio, limpios de toda culpa. De eso se trata lo que haré con ustedes. Les daré la oportunidad a ratas inmundas, basura sin valor de los que nadie se preocupará si viven o mueren y que sus condenas rebasan la cantidad de años que podrían existir, a participar en este juego para conseguir la libertad. No estoy jugando, incluso quienes tienen pena de muerte volverán a ver la luz del día si pasan la prueba que les asignaré.

—¿Y qué pasa si no logramos ganar esas pruebas? —cuestionaron los presentes.

—Hmm... Digamos que sus muertes serían algo apresuradas, pero ¡¿qué más da?! Ya no tienen nada que perder. — Exclamó eufórico— Todos y cada uno de ustedes está condenado a pasar el resto de sus años, meses o días aquí, sin nada más que comida asquerosa, baños comunitarios de mierda y ducha fría. Les estoy brindando la oportunidad de cambiar eso. Lo que hagan al salir de aquí es su decisión, yo me comprometo a borrar su historial, su pasado y hasta su nombre para que nadie tome venganza en su contra. ¿Para qué esperar a volver a nacer? Firmen este pacto con el diablo y les garantizo... que valdrá la pena.

La intriga en los presos era común. Todos conversaban y analizaban sus palabras. ¿Cómo podían confiar ciegamente en una propuesta como esa?

—Yo quiero ser libre. ¡Debo ser libre! ¡No me quedaré a pagar un crimen que no cometí! ¡Soy inocente y lo demostraré! —Isagi estaba tan emocionado que expresó aquello en medio de todos, haciendo que el silencio a su alrededor lo avergonzara.

—¡Yo también quiero mi libertad! ¡No me importa lo que deba hacer para ganarmela! —apoyó otro.

—¡Entraré a este juego! ¡Prefiero morir intentando que ser fusilado ahora mismo! —accedió un tercero.

Isagi no podía esperar más. Haría cualquier cosa, lo intentaría todo para alcanzar la luz del exterior.

—Mi oportunidad de volver a casa, de ver a mis padres, de ser libre. Yo... ¡Yo seré el que sobreviva!

El barullo creció, la motivación de todos era unánime. Los 300 prisioneros de Bluelock se unieron al juego.

Unos minutos después, todos fueron llevados de regreso a sus corredores, pero las celdas habían cambiado, o mejor dicho, ya no estaban.

Una enorme habitación de concreto y acero, completamente vacía y fría era lo que quedaba ahí.

Una pantalla en la pared se encendió mientras los guardias ajustaban grilletes en los tobillos de los chicos, así como en las manos y el cuello, para dificultar sus movimientos.

—Hola, hola. Soy yo nuevamente. —dijo Ego a través de la pantalla, sentado cómodamente en su oficina— Olvidé mencionarles que antes de comenzar el juego, les voy a hacer una pequeña prueba de admisión.

Isagi se sintió nervioso. Sus pies estaban esposados al igual que sus manos y el collarín de su cuello era incómodo. Poco podía hacer ya que la cadena que salía de su cuello estaba soldada a una bola de hierro a su lado, al igual que con el resto de los presentes que eran parte del corredor Z. Movió la cadena un poco y el ruido hizo que un chico de mechas rubias a su lado se removiera en el suelo, estaba completamente dormido, murmurando de forma inconsciente.

—Te mataré... los mataré a todos... Sí...

—¿Qué está soñando? —se intrigó Isagi al ver su ceño fruncido de angustia.

—Será mejor que no lo despiertes. —aconsejó un tipo de cabello naranja que estaba de pie a dos metros delante suyo.

Los 12 chicos formaban un círculo en sus posiciones, algunos de pie, otros sentados o acostados.

—Pongan atención. Se supone que en este lugar debería haber 11 presos y aquí hay 12, lo cuál significa que entre ustedes uno es impostor y no cualquier impostor, esa persona es policía. Deberán conversar entre ustedes para encontrarlo antes de que el tiempo acabe. Después habrá una votación, si la mayoría lo encontró, todos recibirán una recompensa, pero si fallan, TODOS MORIRÁN.

PENTÁGONO DE LA MUERTE Where stories live. Discover now