11| Tiempo

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POV: Martin

Me desperté de golpe con un sobresalto cuando nuestra querida Noemí Galera abrió la puerta de la habitación dando tumbos, como es habitual cuando el techno matutino no es suficiente, y aplaudiendo cantando su increíble creación, "Los pastores", esa canción nos perseguiría hasta nuestro último día de academia cada mañana.

Bostecé frotándome los ojos, y lo primero que vi cuando los abrí fue a Juanjo asomando la cabeza por la cama de arriba sonriendo. Me dio los buenos días y gruñí cansado en respuesta. Cuando recuperé mis cinco sentidos, me levanté de la cama poniéndome sus zuecos y esperé a que él también bajase.  —Te juro que te voy a comprar unos para tu cumpleaños—

—No sería lo mismo, yo quiero los tuyos— reproché esperando a que llegase al suelo para poder abrazarle.

—Bueno, pues te regalo los míos y me compro yo otros— Respondió mientras me rodeaba con sus brazos.

—Así sí— Sonreí y me separé un poco para darle un beso, pero él se apartó caminando hacia la puerta. Vale que le encante David Bisbal, pero ¿de ahí a convertirse en él? Seguro que lo hizo sin querer, o eso voy a pensar, al menos. Caminé con él fuera de la habitación, paramos en los vestidores para que Juanjo cogiese un jersey, y seguimos hacia el pasillo que daba con el sofá, pero paré antes de cruzarlo —Ve yendo tú si quieres, yo me voy a duchar—

—¿Sin mí?— Preguntó sujetándome la cintura y atrayendo mi cuerpo al suyo.

—Si me ducho contigo va a acabar pasando lo de siempre, Juanjo— Respondí sonriendo cuando dejó en mi mejilla un beso delicado.

—No veo el problema— Rió besando mi mandíbula esta vez.   —Además, nadie se daría cuenta, estarían todos desayunando y las cámaras se centrarían en ellos—

—Lo de las cámaras es lo de menos, tengo ensayo con los bailarines hoy, y no me apetece moverme como un avestruz— Sonreí separándole sutilmente.  —Además, son las ocho y media de la mañana, no tengo energía a esta hora. Ve a desayunar, yo estoy en diez minutos— Finalmente asintió, y pude despejar mi mente mientras la lluvia artificial caía sobre mí. Le daba vueltas y más vueltas a lo que pasó en nochevieja y a lo que me prometió más tarde esa noche. No lo cumplía del todo. Es difícil actuar con normalidad y lo entiendo perfectamente, pero también lo entendería si no estuviese preparado, y no le presionaría a estarlo, pero prefiero que no me prometa algo que sabe que no cumplirá.

Quince minutos más tarde, ya estaba sentado delante de Juanjo y al lado de Bea desayunando mi tostada de cada mañana con un café más cargado de lo habitual, por apenas pegar ojo la noche anterior pensando en el ensayo de hoy. Un miembro del cuerpo de baile aprovechaba cada ocasión que tenía para acercarse a mí y a mí me daba más o menos igual, pero después de el mínimo tiempo con él, tenía que aguantar a Juanjo con humor de perro durante casi todo el día por algo que no era mi culpa.

Me estaba lavando los dientes cuando sonó el timbre que nos avisaba de que debíamos empezar a ir a la clase que nos correspondía, interpretación en este caso, la favorita de la mayoría de nosotros. Me quedé esperando a Juanjo un rato aunque seguía sin aparecer.

Faltaban cinco minutos para que empezase la clase, y Álvaro salió de la ducha vestido, pero con una toalla a modo de turbante. Sería gracioso que fuese a clase con ello.

Dos minutos. ¿Donde cojones estaba Juanjo? Era tradición esperarnos antes de cada clase antes de comer, pero no aparecía.

Un minuto. Empecé a pensar que no estaba ahí. Finalmente sonó el timbre de inicio de clase.  —Joder—  Me quejé para mí mismo y en un paso ligero caminé hasta la clase correspondiente.

𝙸 𝚠𝚒𝚜𝚑 𝚢𝚘𝚞 𝚠𝚎𝚛𝚎 𝚊 𝚐𝚒𝚛𝚕 // Juanjo y Martin.Where stories live. Discover now