29| Gran Canaria.

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POV: Juanjo

Sus labios presionados contra mi mandíbula, sus manos aferradas a mis hombros y sus caderas moviéndose en un constante movimiento hacia delante y detrás, de vez en cuando subiendo y bajando. Le puse la mano detrás de la cabeza cuando bajó un poco los labios, enredando ahí los dedos y jadeando profundamente con cada beso húmedo que llegaba a mi cuello, él sabía lo que me provocaban los besos ahí.

Ese contacto fue interrumpido cuando de repente arqueó su espalda gimiendo y clavándome las uñas en los hombros. Mis manos se deslizaron hacia arriba desde sus muslos hasta su cintura, tirando de ella para pegarle a mí, y ser yo quien le besase las clavículas asegurándome de dejar marca.

No sé si por la comodidad del sofá o por cómo se movía Martin, pero estaba siendo una de las mejores veces, junto a la del coche y la del el hotel burbuja, esas eran inigualables.

Apoyó la cabeza en mi hombro moviéndose con más agilidad que antes, sentándose de golpe en mí y provocando que estuviese completamente lleno. A partir de ahí, solo mantuvo un constante sube-baja jadeando contra mi piel y apoyando las manos en mi pecho, mientras yo le ayudaba a moverse al sujetarle las caderas.

Sus gemidos se mezclaron con mis jadeos, y me di cuenta de que no aguantaría mucho más, así que le agarré firmemente y tiré de él tumbándole en el sofá. Me arrodillé entre sus piernas, las sujeté con fuerza y tiré de ellas para pegarle a mi erección. Volví a alinearme, y entré en él de una sola vez haciendo que su piel chocase con la mía y ganándome un gemido por su parte.

Me incliné hacia delante hasta que mis labios encontraron los suyos. Me apoyaba en mis antebrazos para no cargar peso sobre él y sus manos me agarraban por detrás de la cabeza acariciándome las mejillas con los pulgares profundizando el beso. Pasó a clavarme las uñas en la espalda inclinando hacia atrás la cabeza y arqueando la espalda a la vez que gemía mi nombre.

—Me encanta cuando haces eso—  Susurré cerca de su oído antes de besar su mandíbula y descender por su cuello.  —Vuelve a hacerlo.

Tal y como pedí, volví a escucharle en cuanto golpeé de nuevo con intensidad en su interior, esta vez acompañado de un fuerte arañazo de sus uñas a lo largo de mi columna. Jadeé cerca de su oreja en cada embestida que daba contra él, y él gemía contra el mismo lugar, y yo sabía que lo hacía intencionadamente a juzgar por el modo en el que me agarraba para que sus labios estuviesen pegados a mi oído.

Los sonidos que salían de su boca empezaron a ser más agudos, profundos y constantes, entonces supe que estaría a punto de correrse, y yo tampoco estaba muy lejos de ello, así que aceleré mis embestidas, aumenté la intensidad de estas, y con un grito de placer suyo y un gemido grave por mi parte, terminé en el látex dentro de él a la vez que él lo hizo en mi torso.

Después de limpiarme, me dejé caer sobre él escondiendo la cara entre su hombro y su cuello, intentando respirar con normalidad. Su mano llegó a mi pelo acariciándolo delicadamente en silencio, sólo se oían nuestras respiraciones mezcladas.

No duró más de un minuto, y fue Martin el que rompió el silencio.  —¿No vas a decir nada?

Sacudí la cabeza en negación sin siquiera mirarle.  —No puedo—  Escuché su suave risa, y cómo llamaba mi nombre seguido de eso.

Giré un poco la cabeza apoyándola de lado, para que supiese que le escuchaba.  —Que... gracias.

Le miré extrañado.  —¿Por qué?

—Por hacerme sentir bien antes, durante y después, no sé—  Explicó sin dejar de acariciarme el pelo.  —No lo haces y te vas, te quedas siempre y te preocupas.

𝙸 𝚠𝚒𝚜𝚑 𝚢𝚘𝚞 𝚠𝚎𝚛𝚎 𝚊 𝚐𝚒𝚛𝚕 // Juanjo y Martin.Where stories live. Discover now