24| ¿Quién es esa?

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POV: Martin

—Te echo de menos.

—No ha pasado tanto tiempo desde que me he ido, Martin—  Su voz sonó al otro lado de la llamada.

—¿Y qué?—  Respondí.  —Pasamos menos tiempo separados en las firmas, y en cuanto volvimos me...

—Vale sí, lo sé—  Me interrumpió, seguramente sabiendo a lo que me refería.  —Pero falta poco para que vengas conmigo.

—Joder si falta poco, como que voy mañana—  Le recordé con una sonrisa que él no podía ver.  —Estoy cagado.

—¿Por qué?

—No sé, me da ansiedad—  Reconocí.  —Pero es sólo por pensarlo ahora, mañana se me va a pasar en cuanto me metas a tu casa.

—Vas a pasar por toda mi familia, va a ser muy incómodo—  Dijo con una suave risa.

—Es lo que más ilusión me hace, no creo que lo sea—  Afirmé, y cambié de tema.  —¿Te acuerdas de que en la academia te dije que tenía ganas de vestirme con algo en especial?

—Sí, con falda, ¿por qué?—  Me mantuve en silencio con una sonrisa por unos segundos, y él volvió a hablar.  —Martin no me jodas, que me da algo.

—¿Qué?

—¿Vas a traer falda?—  Otra vez, no respondí.  —Martin.

—Es broma, no voy a llevar—  Admití en una risa.  —Ya la usaré aquí para que no te mueras.

—No, no, la usas cuando vivamos juntos—  Rectificó.  —Pero cuando estemos solos, que te conozco.

—¿No te fías de mí?

—¿Te recuerdo lo que me hacías en la academia?

—No hace falta—  Respondí con una risa.

Juanjo cambió de tema.  —Mi amor, no es porque no quiera hablar contigo, pero son las dos de la mañana.

—¿Enserio?—  Me separé el móvil de la oreja para comprobarlo, y tenía razón.  —Ostia.

—Igual deberías dormir si pretendes venir pronto—  Dijo.  —Es por ti, más que nada.

—¿Tú no estás en Madrid?

—Estoy en Zaragoza, tardo menos de una hora en llegar a mi pueblo—  Explicó.  —No tienes excusa, tira a la puta cama.

—Bueno, pero porque yo quiero, no porque tú me lo digas.

—Sí hijo, sí—  Respondió con una suave risa.

—Mira, te voy a mandar una foto para que sepas como me queda la falda y no te de un chungo cuando me veas en persona ¿vale?

—Pues no sé qué prefiero, la verdad—  Dijo, pero se decidió.  —Bueno mándamela, y si me da algo, pues tengo mano.

—¿Cómo que tienes mano?

—Nada, mándamela.

Tal y como pidió, separé el móvil de mi oído y busqué la mencionada foto. No tenía nada especial, era en un espejo y sólo me levantaba un poco la camiseta para dejar ver la prenda que me cubría algo más de la mitad de los muslos. Evidentemente, era a cuadros con diferentes tonalidades de marrón, uno de los mejores colores que existen.

𝙸 𝚠𝚒𝚜𝚑 𝚢𝚘𝚞 𝚠𝚎𝚛𝚎 𝚊 𝚐𝚒𝚛𝚕 // Juanjo y Martin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora