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—Deberías ver lo hermosa que es tu cara cuando tienes miedo ¿Tienes la misma expresión cuando ruegas por tu vida? —pregunta con malicia.

—¿Qué es todo esto? —farfulla, desesperado. Sus días son una tortura y sus noches habían sido lo más cercano a la paz que conocía y ahora poco a poco se tornan en un horrible infierno. —¿Q-qué quieres? ¿Qué puedo darte para que no sigas haciéndome esto?

—Solo estoy haciendo algo que mi madre siempre debió prohibirme de pequeño —sonríe acercándose a su oído y susurrando: —, jugar con la comida.

Liu grita cuando Alexander clava sus colmillos justo después. La piel cediendo como mantequilla, la sangre brotando a borbotones, siendo succionada por el ansioso monstruo. El dolor lo recorre entero como un relámpago, dejando sus músculos rígidos, sus cuerdas vocales tensadas y su voz sosteniendo un horripilante grito.

El vampiro se separa de su cuello con la boca llena de sangre y sus enormes colmillos más afilados que nunca. La sed de sangre exacerba todos sus horribles deseos, todas sus sensaciones y emociones. La ira por escuchar al muchacho chillar, la lujuria que le provocaba su presa y la posesividad que sintió en el bar al saber que otros le habían herido forman una vorágine en su interior que inhibe cualquier compasión.

Sujetando a Liu por los hombros, lo besa. Un beso profundo, animal y demandante, un beso lleno de sangre y gritos ahogados, de recuerdos rojos que Liu jamás podrá olvidar. El vampiro le aprieta los hombros, lo empuja contra su puerta y mueve sus gruesos labios sobre los del muchacho hasta lograr acceso a su boca, explorando la cálida cavidad con su lengua, dejando en ella el amargo sabor de la sangre.

Liu llora, tratando en vano de resistirse, odiando cada segundo de su primer beso. De cómo se siente no como algo que le dan, sino como que le están quitando.

El vampiro se separa de su boca y vuelve al cuello, succionando sin compasión, dejando al muchacho llorando en silencio, sin fuerzas para defenderse o gritar. Liu se siente ingrávido, confundido por el mareo, tanto, que para cuando quiere darse cuenta el vampiro ya no está.

Corre a su cuarto y llora toda la noche, incapaz de librarse del horrible rastro de dolor que el vampiro ha dejado en su cuello y sus labios. Se siente tan humillado, tan sucio. Grita hasta desgarrarse la garganta y cuando sale el sol de nuevo llama a la escuela fingiendo estar enfermo. No le es difícil sonar creíble, pues arrastra las palabras con pesar y su nariz, taponada de tanto llorar, le hace sonar miserable.

Se queda todo el día en la cama, viendo con terror como las horas se deslizan lenta e inevitablemente hasta la noche. Desea tantísimo volver a su vida de siempre, cuando las noches eran el único momento de algo similar a la tranquilidad que tenía y ahora lo poco en su vida que le hace querer seguir viviendo ha sido destruido.

A las cinco Liu ve que comienza a oscurecer y hace acopio de todas sus fuerzas para salir de la cama, cerrar con pestillo puertas y ventanas y vendar su herida. Se encierra en su cuarto con la luz prendida y se entierra entre las mantas de su lecho pidiendo a todos los dioses quedarse dormido y despertar en un radiante día nuevo.

Alexander, para su suerte, tiene unos planes distintos hoy, así que, en vez de dirigirse a la casa de su víctima, rastrea el olor que el otro día llevaba encima. Era un aroma indistinguible, propio de muchachos jóvenes, vigorosos y con las hormonas revueltas; él sabe que pertenece a esos abusones que habían tenido la osadía de tocar a Liu, así que piensa hacer algo al respecto.

Los halla bebiendo en un parque y charlando amenamente sobre chicas y deporte. Le llama la atención la forma en la que lucen, él lleva mucho tiempo sin visitar una universidad, pero supondría que sus estudiantes lucirían y se expresarían de una manera más... sobria. Lo deja pasar y escucha un rato. No hablan de nada interesante, hasta que mencionan cierto nombrecillo.

—El maricón de Liu no ha venido hoy ¿Vosotros creéis que se ha matado para hacerle compañía al otro?

—Puede, pero no va a saber ni cortarse bien las venas. Si lo ha intentado y le ha salido mal ¿Le quitamos las vendas de las muñecas? Yo quiero ver la herida.

Todos son grandulones y se ríen de una forma simiesca que hace al vampiro aborrecerlos.

—Mientras pueda darle una paliza luego, haz lo que te apetezca.

Xander los mira frunciendo el ceño. La crueldad no lo espanta, pero esas criaturas que osan hablar así no son bestias de instintos tormentosos como los suyos, sino meros, patéticos humanos. Humanos que han tenido la osadía de tocar lo que no les pertenece. 


Fin del cap ¿Qué os ha parecido?

¿Qué pensáis del hecho de que Alexander haya decidido morder a Liu ya? En la versión antigua me daba más reparo escribir cosas sangrientas así que no lo mordisqueaba tanto jaja

¿A quien le da pena el bb Liu? uwu

Y hagan fila aquí las tóxicas que quieran estar en el lugar de Liu para que Alexander les de un beso colmilludo (La fila es para ir a terapia xd).

Cuando los matones han hablado de ''el otro'' ¿A quién creéis que se refieren?

Gracias por leer <3

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