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Liu empieza a tranquilizarse, ya ha pasado el anochecer y no hay rastro del vampiro. Lleva todo el día sin comer ni beber, así que se confía lo suficiente como para ir a la cocina a ver si logra encontrar algo de picar. Suspira al ver su nevera casi vacía y piensa en pedir comida a domicilio, pero jamás llega a pulsar el primer número. Su móvil cae al suelo cuando se voltea y encuentra a Alexander sentado cómodamente en su sillón, leyendo uno de los libros de clase que tenía sobre la mesa.

—¿Qué haces aquí? —Liu quiere gritar, pero solo un susurro sale de su garganta anudada.

Alexander cierra el libro de golpe, haciendo al chico dar un repullo.

—Tan siquiera un saludo. Recuerda, Liu, solo seré amable contigo si tú lo eres conmigo.

—Fui amable contigo y aun así m-me mordiste y me... me besaste a la fuerza— Liu se tapa la boca al instante dándose cuenta del tono que acababa de usar.

—Imagina entonces lo que haré cuando no esté esforzándome por ser amable —dice con burla, levantándose de la silla y acercándose al chico.

Liu se cubre cuando el hombre está cerca, totalmente convencido de que en cualquier momento algo doloroso llegará, pero los dedos de Alexander se enroscan sutilmente alrededor de su muñeca y tira de él suave, conduciéndolo por el pasillo a su habitación. Lui lo sigue, dócil.

Alexander abre la puerta del dormitorio como si se tratase del suyo y suelta a Liu, yéndose a sentar sobre la cama del muchacho.

—Siéntate —ordena dando suaves palmadas en sus piernas.

Liu trata de ignorar el gesto sin ser demasiado obvio y se sienta a su lado sintiendo la descomunal diferencia de alturas hacer que su estómago se hunda por el miedo.

—El otro día dijiste que querías... solo conocerme y hablar ¿No es así? —Alexander lo mira con curiosidad y las cejas alzadas por la sorpresa de ver al humano tomar la iniciativa. Asiente sonriendo al notar como el chico juega con sus manos sobre su regazo— Entonces conversaré contigo, si es lo que quieres. Puedo, uhm ¿empezar preguntando algo?

—Adelante.

—¿Cuántos años tienes realmente?

—Hagámoslo más divertido. Tienes tres intentos para adivinarlo, si fallas... no me contentaré con conversar hoy y quizá... —Liu traga saliva y el vampiro deja morir el tono en sus labios a la par que deslizaba una mano por el brazo del chico, lentamente subiendo hasta su hombro y terminando sobre el grueso y alto cuello de su camisa.

Alexander tira de él, revelando una venda blanca manchada de sangre en los lugares exactos donde el día anterior dejó su marca de propiedad.

—Quizá, si fallas, vuelva a jugar contigo como ayer. Quizá sea más rudo —su tono es más bajo, sus palabras más roncas, su mano tirando más y más del elástico cuello de la camisa y su rostro más cerca del sensible lugar donde una noche atrás probó el dolor del chico —, por lo maleducado que has sido antes. Así que ahora sé obediente, ponte en mi puto regazo en vez de hacerte el idiota, y desperdicia tu primer intento de averiguar mi edad.

Liu jadea ante el imponente tono del vampiro y se pone de pie. Sus piernas, temblorosas como las de un venado recién traído al mundo, amenazan con fallarle, por lo que Alexander lo toma por la cintura y lo conduce poco a poco sobre su regazo, sintiendo al muchacho tensarse tan pronto su pequeña figura queda pegada a la firmeza de su cuerpo. Liu ladea dócilmente la cabeza cuando su diablo empuja su rostro contra su piel, haciéndose un cómodo hueco en la unión entre su cuello y su hombro. El vampiro apoya su mentón justo sobre la venda manchada de sangre y, poco a poco, la presión reabrió la herida y la tela de la camisa de Liu se empieza a teñir de rojo.

Oscura Perdición (Yaoi, vampiros) [En AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora