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Se voltea de pronto, asustado, y aunque se encuentra con una sonrisa de grandes colmillos y dos hambrientos ojos rojos, esta vez están en el rostro de un extraño. 

El nuevo vampiro es alto y corpulento, no tan exageradamente como Alexander, pero tiene intimidantes proporciones de todos modos, con sus manos grandes, su espalda ancha y su cintura estrecha que luego sigue en dos fuertes piernas que poco a poco avanzan hacia Liu. 

Este hombre tiene, así como Alexander, un rostro masculino: facciones marcadas y rudas, pero, a diferencia del otro vampiro, tiene en su tez un toque de androginia, quizá por sus ojos, contradictoriamente dulces en su forma almendrada y en sus largas pestañas, quizá por su nariz fina y elegante o por sus labios, gruesos y del color del sonrojo o quizá por su mentón afilado. Tiene el cabello negro, largo y liso, cayendo como una cascada por sus hombros, brillante, que le hacía parecer una pantera moviéndose despacio en medio de la noche.

—Que considerado por parte de Alexander, traerme una bonita presa esta noche. —dice el hombre, su tono es burlón, lento. Se recrea en el temor de Liu y su incapacidad para huir.

Liu traga saliva y se aferra con más fuerza a la manta.

—No soy...

Pero el muchacho es incapaz de terminar la frase que ha empezado. El vampiro le arranca del cuerpo su cobija con un cruel tirón que hace al chico caer al suelo y, antes de que pueda recuperar el aliento, el hombre jalonea con violencia su camisa de pijama, rompiéndola en girones.

—¡No! —grita, alarmado; recuerdos de la noche anterior inundan su cabeza. Intenta taparse con las manos como puede pero el vampiro lo maneja con facilidad a su antojo, lanzándolo sobre el sofá, expuesto ante su mirada depredadora.

Liu sabe lo que pasa cuando uno de eso seres lo despoja de su ropa. Conoce la inevitabilidad. El dolor. La humillación.

—¡No, por favor, Alexander no...

Pero, nuevamente, el vampiro ignora sus palabras como si fuesen meros sonidos sin sentido y lo toma de sus muñecas, apartando las manos con las que el chico trata de cubrirse y revelando su cuerpo lleno de mordidas, moratones y cortes. El vampiro tuerce la boca en un gesto de desagradado y aunque Liu se siente asqueroso y humillado porque sabe que luce como se siente -sucio, usado, roto-, también se alivia porque quizá eso lo salva.

—Ah, qué cruel... probarte él solo y darme las sobras. Estás todo usado y mordisqueado, pero me servirás de todos modos...

Liu entra en pánico cuando el vampiro se inclina lentamente sobre su cuello. Todo su cuerpo se llena de una energía que se siente como magma viajando por sus venas y por unos segundos siente que su cerebro se ha apagado, cediéndole el control a algo impulsivo y animal dentro de él. Para cuando su raciocinio se ha vuelto a encender Liu abre los ojos con horror, viendo lo que acaba de hacer: ha pateado a ese vampiro en la cara. No hay dolor en su rostro, pero sí ira.

Los labios de Liu tiemblan cuando este intenta expirar una inaudible disculpa, pero ningún sonido coherente llega a salir de su boca: el vampiro lo abofetea primero. Y aunque Liu ha recibido tortazos antes, incluso puñetazos, a manos de los abusones de su escuela, el golpe que ese ser le propina está a otro nivel. Liu siente su cráneo entero doler y aunque cierra los ojos cada pequeña terminación de cada diente parece encenderse en rojo bajo la encía, brillando de dolor.

El golpe es tan grande que Liu es arrojado a la otra punta del sofá y aunque el vampiro le está diciendo algo no logra escuchar las palabras bajo el pitido que tiene en la oreja el latido doloroso de su mejilla.

—Pedazo de mierda —las palabras le atraviesan el oído cuando el vampiro lo toma con fuerza por el pelo, echando su cabeza hacia atrás violentamente y empezando a arrastrarlo por el suelo hacia las escaleras de caracol. —, no entiendo cómo tienes cojones de hacerme eso después de haber pasado un rato con Xander, pero te lo aseguro, puto humano, que pronto se te van a quitar todas las ganas de intentar resistirte. Vas a suplicarme que te mate.

—¡No! ¡N-no, espera, Alexand-

Como si de un reclamo se tratase, el grito desesperado de Liu hace que el vampiro aparezca en medio de la sala, con su largo cabello rubio recogido en una cola y su típica expresión de pocos amigos pintada en el rostro, pero desapareciendo poco a poco mientras ve al otro.

—Aidan, déjalo —murmura haciendo un vago gesto de manos, como si la situación no fuese la gran cosa.

Liu gime de dolor e hiperventila, grita cuando Aidan da otro jalón a su pelo para forzarlo a levantarse incluso si las piernas le tiemblan y el cuerpo entero le duele hasta rabiar.

—¿Que lo deje? La cena de hoy me ha dado una patada. En la cara.

Alexander ríe y mira a Liu con las cejas alzadas en una grata sorpresa.

—Vaya, conmigo no eres tan peleón, muchachito —comenta, aún riendo y acercándose a ambos —. Le daré una reprimenda luego, Aidan, pero suéltalo. Es mío.

El vampiro azabache mira a Liu como si se plantease despedazarlo ahí mismo, pero termina accediendo a regañadientes, empujando al humano contra Alexander. Liu grita y aterriza contra el pecho fuerte de su demonio personal, que lo aprisiona fácilmente con un brazo y sonríe.

—No me mires así, Aidan, todavía puedes ir a cazar algo por ahí —replica de forma socarrona contra la mirada llena de desdén de su amigo.

—Oh, claro que puedo, pero no esperaba que no fueses a compartir ¿Desde cuando eres posesivo con la comida? —inquiere, arqueando una ceja y acercándose un paso al más alto.

Liu se encoge con temor, apretándose más contra el cuerpo frío de Alexander, incluso si de ambos, él es a quien más debería temer.

—No lo soy —responde Alexander con una risa aterciopelada y seductora que eriza la piel de Liu. El vampiro más grande se acerca a Aidan y, colocando una amistosa mano en su hombro, continúa: —, quizá podemos jugar ambos con mi nuevo humano, Aidan, pero vas a tener que esperar. No quiero romperlo, no aún, así que tú tampoco vas a hacerlo ¿Entendido?

Aidan lo mira en silencio unos segundos. Seriamente. Liu podría jurar que el vampiro azabache está tratando de descifrar algo, quizá en la expresión o quizá en el tono de Alexander, pero, sea lo que sea, el vampiro parece algo desconfiado.

Finalmente, Aidan arquea una ceja y asiente.

—Como digas, Xander —responde, su tono es bajo y ronco, extrañamente dócil —, pero si no me vas a dejar cazar a tu humano, te recomendaría no dejarlo tan fácilmente a mi alcance.

Alexander frunce el ceño cuando el otro le sonríe pícaramente.

—Contrólate, ya no eres un neófito —le responde y Liu se aleja unos pasos, de ambos esta vez, porque reconoce en el calmado tono de Alexander la misma severidad con que le habló la noche anterior antes de tomarlo sin compasión alguna. Reconoce el tono contenido, la ira, dormitando, aguardando, tras cada palabra, como lista para saltarle a alguien al cuello. Aidan va a decir algo y, a juzgar por la expresión de su rostro, Liu diría que será burlón e irrespetuoso, pero sus palabras se cortan cuando Alexander avanza un paso hacia él y habla tranquilo, con una malévola media sonrisa, sobre su oído —Y no querrás que te castigue como cuando lo eras ¿Cierto?


Fin del cap :D ¿Qué os ha parecido?

¿Qué opináis de Aidan? 

¿Y de la relación entre Aidan y Xander? 

¿Creéis que Aidan dará muchos problemas a Liu?

Gracias por leer <3

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