Capitulo 3. Transportes vía polvos Flu

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La llegada del tren a la estación fue, como siempre, agobiante. Regulus odiaba esta estación y todos los momentos que vivió en ella y que en un futuro también tendrá que vivir.

Odiaba el hecho de que todos los niños tuviesen la esperada llegada de sus padres para recogerlos y darles un cálido abrazo de bienvenida y el tuviera que buscar a un elfo doméstico, que usualmente cambiaba cada año, que le llevaría a casa sin poder darle la más mínima muestra de afecto a él o a Sirius. Todos los niños se abrazaban a sus progenitores, daba igual, completamente igual la edad, todos tenían el cariño incondicional de sus padres para reencontrarse con sus hijos, menos el.

Sin embargo, ese año fue diferente. No había un elfo doméstico esperando en la estación en busca de los dos jóvenes Black (en los últimos años solo buscaba al más menor) para llevarlos a la mansión Black, o a la casa de los gritos ahogados.

Este año habían ocho personas aparte de él que les llevarían a una casa ajena a la suya. Eso se sentía bien pero se culpaba por ello.

—muy bien—llamo Sirius a los chicos Slytherins y a los sobrantes tres merodeadores. Se encontraban todos con sus maletas en una esquina de la estación, reunidos para explicar cómo sería el método que usarían para llegar a la casa de los Potter pues Euphemia y Fleamont no tomarían el coche para venir ya que desde hacía ya un par de años los merodeadores usaban las redes de polvos Flu para poder llegar a la casa—, la parte de los transportes vía polvos Flu están a la derecha, la última habitación de la estación, iremos hasta allí y, para poder llegar a la casa de los Potter, iremos primero a la parada de transportes mágicos que hay en el barrio donde viven los Potter—explicó con brío.

—tengo una pregunta—hablo con su áspera voz Severus—, ¿que pasa si en el camino te pierdes? No sería sorpresa de nadie que, con tanta gente, a alguien le pase.

De repente salto Barty, exclamando amenazadoramente—¿¡por que me estás mirando!? ¡Cuantos prejuicios!

—no te estaba mirando—respondió tranquilamente Severus.

—y si lo estuviera haciendo sería porque te perdiste tres veces en el mismo pasillo de Hogwarts en menos de treinta minutos—comentó Lucius, fingiendo distracción.

—que rencorosos—comentó en un farfullo Severus.

Empezaron a caminar con el paso regular. En el camino Barty y Sirius compartían posibles bromas que podían hacerle los merodeadores a los próximos niños de primero del curso que viene. Evan y Severus comentaban, o más bien, criticaban, la vestimenta de la gente que se encontraban por la estación. Lucius y Remus hablaban de cosas académicas mientras que Peter hablaba con James sobre la comida que su mamá preparara esa noche, dejando a Regulus con su misma compañía al no hablar con nadie.

Regulus empujaba su carrito donde llevaba el macuto mientras miraba a sus alrededores pero en su mundo, sin atender a nadie. James noto esto ya que susurro a Peter, mientras que este hablaba sin parar, interrumpiéndole:—¿crees que no sabe bien como integrarse?—Peter miró a Regulus al saber a quien se refería James.

—creo que si ese fuera el caso estaría hablando con Evan y Lucius, son amigos de la misma pandilla—respondió restándole importancia.

James le miró por unos instantes—no creo—contestó—, ellos están criticando ropa de la gente, por lo que se, a él no le gusta hacer eso.

—James tú sabes de Regulus entre una media de cero y nada—intento explicarle Peter, pero el alto de gafas ya se estaba acercando al menor de los Black con intención de socializar con el.

—hola, Reggie—saludo simpáticamente el mayor.

—Potter—saludó recitando su nombre, mirándole muy poco a los ojos—¿necesitas algo?

Verano con los PotterWhere stories live. Discover now