Capitulo 4. Euphemia y Fleamont

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La casa de los Potter no es una casa, es una mansión. Una casa deja ser una casa cuando tiene más de cinco habitaciones y cuatro baños, de ahí se convierte en una mansión, fueron palabras textuales de Barty al ver la casa por fuera a lo que Evan le respondió: entonces ¿una casa con cuatro habitaciones y cinco baños no es una mansión pero una con cinco habitaciones y cuatro baños sí lo es? Barty dijo que sí porque preguntó después: ¿quien putas tiene una casa con cuatro habitaciones y cinco baños? Y de ahí empezaron a discutir, algo muy normal en su relación.

La casa de los Potter era muy espaciosa e iluminada gracias ha sus grandes ventanales. La puerta de madera caoba era algo que llamó la atención de Severus, quien pasó delicadamente su mano con curiosidad.

James dio unos golpes a la puerta, y, en menos de diez segundos, ya había una mujer menuda con el pelo negro recogido en una trenza y con los ojos similares a los de James. Ella sonrió dulcemente al ver a todos (o lo que pudo ver de ellos) y abrió los brazos para recibirlos, pensando que todos se acogerían en su cálido abrazo.

Sin embargo, solo fueron los cuatro merodeadores los que se dejaron abrazar por la señora Potter, los Slytherins simplemente se quedaron parados.

Lucius le miraba confuso. Su madre, por lo que recuerda de ella puesto que le abandono apenas tenía cinco años, no daba abrazos, ni daba muestras de cariño, su padre no cambiaba mucho, la única diferencia era que su padre no se marchó, aunque Lucius dudaba si eso era algo bueno o malo.

Severus, por el contrario, no sabía bien que hacer. Su madre, una Muggle de buen corazón, si le daba algunos abrazos, pero ella no era su mamá, era la mamá de James.

Evan simplemente no podía moverse, él quería ir a abrazarla pues su mamá era la persona más parecida a Euphemia Black que jamás conocería. El amaba a su madre con locura cuando ella todavía estaba con vida. Si por Evan fuera habría abrazado a Euphemia pero no era el, era Barty quien se lo impedía, Barty se aferró a su brazo y, como buen novio que era, solo le dejó ahí.

Barty se había criado con manipulación, su madre y padre le manipulaban desde que era un bebé para hacer lo que ellos quisieran. Los abrazos, una técnica que frecuentaban utilizar sus padres en la manipulación, ahora se habían convertido en algo negativo en la vida de Barty.

Y Regulus simplemente temía eso. Temía que Fleamont y Euphemia fuesen como sus padres, tenía miedo que ese abrazo fuese una excusa para apuñalarle por la espalda y, por esa razón, se ocultaba tras Severus y Lucius, quienes le protegían.

Euphemia les sonrió cálidamente cuando se separó del abrazo.
—hola, chicos—saludo alegremente, ellos intentaron sonar como ella, menos Regulus que simplemente contestó:

—¿Êtes-vous comme Walburga? ¿Allez-vous me forcer à quelque chose que je ne veux pas?—Sirius sintió como un nudo se formaba en su garganta al escuchar las palabras de su hermanito, él le agarró la mano con delicadeza y le atrajo hacia él.

—No, Reggie, te prometo que no—aseguró Sirius en un susurro cálido a Regulus—, ella es buena.

—¿Tu me le promets?—preguntó en un susurro.

—sí—respondió, abrazándole levemente—, Euphemia, por favor, dale un abrazo de los tuyos a Reggie.

—¡faltaría más!—ella extendió sus brazos, Sirius acercó a Regulus con delicadeza a Euphemia. Al final, consiguiendo caer en su abrazo, se sorprendió a sí mismo disfrutando y sonriendo ante el abrazo.

—gracias, Señora Potter—murmuró Regulus en agradecimiento.

—noRien ne se passe, Regulus—respondió con complicidad. Regulus sonrió ante él gesto y se colocó junto a James de forma involuntaria al separarse del abrazo.

Verano con los PotterWhere stories live. Discover now