Capitulo 2

1K 83 3
                                    

Tres meses después.

El tiempo vuela, cuando te la pasas ocupado, y resulta que de pronto unas horas se transforman en días, los días en semanas y aquellas semanas se transformaron en tres largos meses, Maggie nunca estaría del completo bien, pero sabía que no podía retener más a su hija junto a ella, ya que Ara. Ya era una mujer grande y sabía que lo que quería y necesitaba para su vida no se encontraba en California, si no más bien en Birmingham.

En aquel tiempo recibió una que otra carta de Tommy, lo cual la había sorprendido de cierta manera, no era que Thomas fuese un romántico empedernido, de hecho había perdido bastante de eso estando en Francia, pero simplemente le sorprendía el simple hecho de que tomara un poco de tiempo de sus días para comentarle lo que había pasado en aquel tiempo que no había estado en Small Heath. De igual forma se había estado enviando cartas con Ada y Polly... Por muy sorprendente que pareciera sólo se escribió en una oportunidad con John.

Le había pedido a su mejor amigo que fuera por ella a la estación de trenes, pero sin decirle a Tommy, quería que fuera una especie de sorpresa, aunque no estaba del todo segura que fuese del agrado del gánster ya que no era una persona del todo afectiva... Aún así John había prometido guardar su pequeña sorpresa, es por eso mismo que se encontraba de punta en blanco en la estación, la misma que había abandonado hace tres meses, ahora regresaba.

La castaña puso ambos pies sobre la acera del andén de los vagones, dejó sus ahora dos maletas en el piso, mientras su cabeza giraba en dos direcciones, resguardada en un sombrero discreto para guardar un poco su identidad. Cuando vio a John, tomó ambas maletas y se acercó con pasos firmes y apresurados hasta estar frente al chico de su misma edad, John estaba igual que la última vez que lo había visto, si fuese posible un poco más alto, sus ojeras un poco más pronunciadas, posiblemente por estar cuidando de sus hijos, desde que Martha había muerto, John no lo había tenido fácil, es por eso que en algunas- muchas- ocasiones, Ara le ayudaba e imaginaba que al haber estado fuera tanto tiempo, le pasó la cuenta al hombre.

-¡Mi Shelby favorito!

Dejando sus maletas en el piso del andén se fundió en un abrazo con el más alto, John la levantó del suelo unos cuantos centímetros mientras Ara se sujetaba de sus hombros para no caer, tras unos momentos compartiendo aquel abrazo, John volvió a colocar a su amiga en el suelo mientras acomodaba la gorra sobre su cabeza.

-Seria maravilloso, que le recuerdes eso a Tommy.

Una sonrisa cargada de travesura se filtraba por la comisura de sus labios, arrojó el palillo que tenía entre los dientes para tomar las maletas de Arabella y caminar con ella fuera de la estación de trenes hasta el auto familiar Shelby, el que había obtenido con una pequeña mentira aquel día. Solamente le había comentado a Tommy que necesitaba conseguir unas cuantas cosas para los niños.

-¿Que tal todo por aquí?¿Me he perdido algo interesante?

Se acomodó en el asiento delantero mientras John subía al lado del conductor para comenzar a conducir, observó a su amiga  unos segundos antes de comenzar a conducir.

-Deberías verlo por ti misma Ara.

-¿Que quieres decir?- Arabella se cruzó de brazos mientras entrecerraba su ceño en dirección al  de cabellos más claros.

-Nada importante, solo debes verlo por ti misma.

Arabella llevó su vista al frente, si algo podía decir con seguridad es que conocía a John Shelby como la palma de su mano, habían crecido juntos y sabía a la perfección cuando quería decir algo entre líneas... este era uno de esos momentos, no sabía a qué se refería, tampoco debería de hacerse muchas ideas ya que lo único que esperaba era que Tommy no se hubiese metido en problemas con alguien más poderoso que el, o que le hubiese pasado algo a alguno de los demás, pero eso se lo hubiesen hecho saber.

The Devil's WeaknessWhere stories live. Discover now