Capítulo 3

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Sonidos de máquinas trabajando se escuchaban cerca del parqueadero donde habían pactado la reunión. El frío chocó contra su cuerpo, pero no sé inmutó. Le gustaba la sensación de su cuerpo congelado, sus dedos dolientes y la piel erizada. Tarren dejó caer su cigarrillo y soltó humo mientras pisaba lo que era la colilla. Levantó la mirada observando el horizonte donde se podía ver a los constructores hacer su trabajo y dejó salir el humo.

Gente miserable, pensó.

Escuchó unas ruedas sonar y se volteó consiguiendo un BMW estacionarse a su lado. De inmediato sus facciones se volvieron duras y alzó una ceja, ¿Acaso no entendía el significado de encubierta? Rodó los ojos mientras se levantaba de su propio auto que era un poco más normal y mundano, que el que observaba.

—Llegué, disculpa la tardanza. –un hombre corpulento y definido, con traje a la medida y zapatos relucientes, bajó del auto abotonando su sacó mientras caminaba a pasos confiados donde el contrario.

—No me importa. Al menos llegaste. –bufó encogiéndose de hombros—. ¿Acaso entiendes el significado de pasar desapercibido? Porque trayendo ese carro, vas a traer atención y no necesitamos eso ahora.

—Iba a la oficina cuando me escribiste, Tarren. Así que cállate, no quiero y ni necesito tus quejas ahora. Lo importante es que esté aquí, agradece eso. –lo cortó mordaz mientras rodaba los ojos por su comentario no deseado y suspiró sin despegar su mirada de él—. Concentrándose en lo que nos interesa ¿Pudiste hacer contacto con ellos? Por lo que yo sé, Nova va a comenzar a ejecutar los primeros pasos del plan. Le está dando tiempo a la presidenta a acomodarse en su puesto, para después colocar su mundo abajo. Y necesito saber si enviar las provisiones o no.

El contrario masajeó su frente intentando calmar el calor en sus venas, para no saltarle encima al recién llegado y alzó su mirada cuando lo escuchó dirigirse a ese tema inmediatamente. Apretó la mandíbula y negó, sintiendo como una vena latía el costado de su cabeza. Se trataba de un tic que indicaba lo medianamente estresado que estaba y su compañero no ayudaba. ¿Cómo se sentiría dispararle? Pensó analizándolo, para después golpearse mentalmente para reaccionar y responder.

—No, no he podido contactarme con ellos. Pero, antes de que me tires mierda; he estado hablando con nuestros equipos en América del Sur, Medio Oriente e incluso Europa, ya estamos consiguiendo más seguidores que nos apoyaran y nos proporcionarán datos, cargamento de lo que necesitemos y contactos de personas importantes. –explicó con monotonía aunque por dentro se sentía orgulloso de haber hecho aquello—. También, hice contacto, con un país europeo por cierto, que nos ayudará para el primer atentado.

El hombre elegante alzó sus cejas con impresión y sonrió—. Ya note porque Nova te contrató, eres muy eficiente. Que bueno que hayas adelantado ese trabajo. Envíame la información cuando puedas, tal vez podemos sentarnos a hablar con ellos y sacarles beneficio y ordenar que se movilicen.

—Entendido. Hablaré con ellos cuando pueda y te haré llegar la documentación. –se mantuvieron en silencio, mirándose mutuamente para después desviarse en el entorno fingiendo perderse en el ambiente que los rodeaba, dándose un momento en procesar la información anterior.

—¿Solamente para eso llamaste? –preguntó el hombre de traje mientras se apoyaba en la parte delantera del auto de su acompañante—. Preguntó porque necesito llegar a mi trabajo, apenas estoy empezando y no puedo fallar. Sería muy evidente que algo está pasando.

—No. –rodó los ojos, irritado por ser apurado. No era tan paciente y cuando le insistía o apuraban en sus acciones, le daba ganas de golpear para demostrar que él llevaba la situación. Lamentablemente no podía colocarle una mano encima al hombre. Inhalando hondo, le entregaba una carpeta—. Este chico, ¿Recuerdas? Es el que estuvo husmeando a donde no debía. Pues parece que habló con alguien más. Lo escuché cuando le dispare, pero le corté creyendo que tal vez no tuviera información, pero tuve la inquietud de que algo no encajaba ya que el chico le advirtió sobre unas palabras por lo que pude alcanzar de escuchar antes de terminar mi trabajo –suspiró para calmar ahora la molestia autodirigida.

Si hubiera sido cuidadoso, hubiera esperado por el otro chico y había eliminado dos pájaros en varios tiros. Ahora tenía que volver a investigar y cazar para arreglar su mierda.

—Por lo tanto, para saber más de lo que dijo Anderson, me metí en la base de datos de la compañía telefónica y escuché la conversación y averigüe lo que sospechaba. Dijo unas palabras importantes para esa persona. Intenté rastrear la llamada, pero borraron el número o botaron el celular. No sé. Cualquiera de las dos cosas, sé que trabaja en la Casa Blanca. Yo intentaré hablar con un tal Billy, alguien del bar que estaba cerca de donde vivía para sacar la información que tiene. –finalizó alzando su mirada esperando alguna opinión sobre el tema. Después de todo, era un problema que podría traer graves consecuencias.

—¿Y por qué me das esto a mí? ¿Qué quieres que haga? –Tarren escuchó aquella respuesta por el contrario y apretó sus manos en puños. Ya en serio estaba agotando su paciencia. Casi cierra los ojos y levantaba su brazo para encajarlo en su mandíbula, pero solamente lo que hizo, fue mirarlo mal y con disgusto. Odiaba trabajar con niños ricos y estúpidos, pero ellos daban las monedas y billetes para que todo ocurriera. Así que, como antes se había dicho en su mente, debía aguantarse.

—¿Eres idiota o te haces? Trabajas en la Casa Blanca. Quiero que averigües quién podría ser. Vigila a cada personal, lo digo porque la persona con quién habló era alguien importante para darle la información que recopiló. –le explico nuevamente mientras miraba como asentía con entendimiento y abría la carpeta viendo el expediente del chico. Finn Anderson, se pudo leer mientras el hombre elegante analizaba la foto

—Está bien. Averiguaré. Pero no prometo nada. Igual era tu trabajo que nada se saliera de control.

Tarren alzó sus cejas y rápidamente su expresión cambió a una peligrosa—¿Disculpa? Mejor lárgate antes de que cometa otro crimen y disfrute matándote –amenazó y ladró casi mostrando sus dientes como un animal. A punto de perder los estribos. El contrario en vez de asustarse, solo se rió mientras se colocaba recto otra vez y comenzaba a alejarse.

—Cálmate, perro. Si necesitamos que ataques, lo harás cuando se te ordene. Por ahora, tienes que tenerme paciencia y hacer tu trabajo, o sabes que lo lamentarás, Tarren. No estamos para más estupideces. Si queremos generar el cambio, debemos hacerlo con la mente fría. Averigua y elimina a cualquier persona que sepa de nuestro plan. No queremos fallar. No cuando apenas estamos comenzando –habló fríamente y sin mostrar ninguna emoción que antes brillaba en sus gestos, mientras abría la puerta de su auto.

Tarren lo miró fijamente, luchando con él, queriendo demostrar que no era nada de lo que él decía. Pero después de todo, era cierto, era su trabajo y debía mantenerse callado y acatar órdenes. Tiempo al tiempo, se decía en su mente. Bufó rodando los ojos exasperado y se levantó también caminando a la puerta de su auto.

—Jodete.

—Primero tú –se despidió de esa forma el hombre elegante y se terminó de subirse para después dejar aquella carpeta en el asiento del copiloto. Antes de arrancar, miró una última vez como el vehículo de Tarren se alejaba rápidamente y suspiró echando su carro en reversa para irse a su trabajo en ese gran y conocido establecimiento.

Todo estaba yendo de acuerdo al plan.

The Hidden TruthWhere stories live. Discover now