Capítulo 13

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Aitana Méndez

Han pasado ya varias semanas donde han empezado los arreglos y la preparación para el evento con los gobernadores, la bienvenida de Caden después de su reposo y la programación de seguridad para proteger a la presidenta, que ha sido un éxito al tener todo asegurado. Al inicio fue reunión tras reunión, donde tuvo que planear con Caden sobre medidas de precaución, alertas rojas e incluir actuaciones y acciones rápidas si ocurriese algún atentado o un ataque hacia a la presidenta. Tenían que ver prácticamente el futuro en todas las dimensiones y tener resoluciones para cada problemática que pensaban y salvar la vida de la presidenta en casa simulación. Y aquella situación debía incluir el compartir espacio con los de seguridad que acompañan los gobernadores mismos, aparte de ofrecer su servicio a todo aquel que permanezca junto a la presidenta, aún así sin tener la jurisdicción de proteger a otros.

Se analizó una última vez en el espejo del baño de la Casa Blanca y acomodó su cabello que se encontraba en una cola de caballo, mirándose de un lado a otro para ver si algún mechón estaba en su lugar. No tenía una gran vestimenta sinceramente, en vez de sus típicos trajes o su pantalón de vestir negro y suéter negro y botas. Lo que llevaba encima era un vestido de seda negro, con su saco del mismo color,  pero en vez de tacones como las mayoría de mujeres que irían a una presentación como aquella a la que asistiría, llevaba unas Convers completamente como su color favorito. Negras.

Era súper básico pero elegante, no destacaba, no llamaba la atención y estaba cómoda y lista para cualquier circunstancia a la que se pudiera presentar durante la noche. Podía con todo lo que se colocará al frente.

Después de aquella repasada, salió del baño apagando la luz y fue al estacionamiento del garaje que se encontraba en el sótano. Debían hacer una salida de la Casa Blanca sin llamar la mirada de algún intruso, debían ser precavidos y seguir el paso a paso de la planificación que estuvieron haciendo durante semanas.

Cuando llegó con sus compañeros y el automóvil, se colocó aún lado y frente del ascensor donde debería estar llegando la presidenta. Inhaló profundamente sintiéndose algo nerviosa y un poco ansiosa por unas cuantas miradas de sus compañeros que la han puesto con los vellos en punta. Y sin hablar sobre el miedo terrible sobre equivocarse y dañar todo el itinerario. Era su primera vez estando alejada de la comodidad de donde trabajaba. Esta vez estaba ejerciendo su trabajo en proteger a su jefa superior como se le había presentado en la ejemplos de la academia, pero lo más irónico era que debía ser la primera en jefe de esa misión.

Sinceramente no sabía si estaba capacitada para ese puesto, si fuera por ella misma, no se diera ese trabajo si no viera experiencia. Jamás en su vida, había mandado sobre ningún empleado y acatará sus órdenes. Por su lado, ella seguía las reglas, lo que se le imponían sin ninguna queja. Estar en la otra orilla del pantano era muy extraño, pero con los siguientes días esperaba que se pudiera acostumbrar y todo fuera más fácil, porque aún le quedaba un camino extenso en el cual debía cubrir a Caden en terreno, mientras que él se quedaba haciendo papeleos en la oficina y dirigiendo todo por los auriculares y a través de ella.

Alzó la mirada cuando escuchó por radio que Diamond estaba saliendo por la puerta de la entrada Oeste y cuando sus ojos cayeron en ella. Su respiración se mantuvo y su mundo se nublo, quedando completamente hipnotizada por la belleza que tenía al frente. Estaba espectacular. Si antes había conocido una infinidades de mujeres que explicaban los distintos sinónimos de belleza. Esta mujer era, para ella misma, el significado más evidente de esa palabra. El verde en su cuerpo de aquel vestido de seda, que dejaba sus hombros al descubierto, provocaba que sus ojos azules resaltarán y el color dorado de su piel se viera más atrayente. Se veía tan elegante y como una verdadera líder. Sus tacones realzaban su curvas y piernas, haciéndolas más jugosas y marcadas.

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