Gastronomía - Reposterería

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Y bueno, ahora me encontraba -y no sé por qué- en la habitación de Daisy. Su compañera de cuarto se había ido con la vaga excusa de que "tenía que organizar algunas cosas para la primera ronda de juegos". Es lunes, y mis amigos no tuvieron que ir a la junta colegial porque hoy empiezan los juegos contra New York High School, y la primera categoría es "Gastronomía - Repostería".

Convencí a la directora y a la mayoría de los presidentes de clubes -con mucha ayuda de Luis, Daisy y Mateo- que me dejasen participar sin necesidad de estar en un club en específico. Yo vería donde participaría y listo, depende de lo que sea buena. De hecho, todos tienen permitido hacer aquello. Hoy, como es repostería y tengo un gusto placentero por hacer postres, participaré junto a Erick y otros chicos.

Erick es del club de gastronomía, sí; pero no es parte de los reposteros, sino de aquellos que hacen platos fuertes y comidas saladas. Sin embargo, hubieron algunos contratiempos con los otros y Erick tuvo que entrar de reemplazo, aunque, gracias al cielo; no es tan malo haciendo postres tampoco.

Okey, pero, volviendo al tema de ahora: Nos habíamos enterado de una forma muy extraña que Daisy estaba saliendo con un chico llamado Demian; de ojos rasgados, cabello castaño, alto, muy lindo, y, primer hermano menor de Mateo. Comparten clase de matemáticas, lengua extrajera y ciencias naturales. Un día cualquiera, Daisy se acercó al tímido e inteligente chico y desde ahí comenzaron a hablar, hasta llegar a lo que ahora son, sí, pareja.

Ella estaba sentando en el borde de su cama; a su costado -algo asustado- estaba Demian, quien agarraba su mano mientras la capucha de su sudadera gris se posaba en su cabeza y esta misma la tenía gacha. Parecía un criminal, de esos a quienes les tienen prohibido mirar a los policías como muestra de respeto.

Siento lástima por ese chico, lo que le espera de Fernanda.

-¿Cómo es esto posible? -renegaba Fer, caminado de un lado a otro sin siquiera darse el tiempo de respirar correctamente-. ¡Tienes quince años! -reclama.

-Yo creo que a esa edad es un poco "normal" comenzar a sentir cosas por alguien. Además de tener uno que otro novio -di mi opinión, encogiendo mis hombros y ganándome una mirada sombría de Fernanda. En mi defensa, ella me trajo aquí, así que diré lo que se me venga en gana.

-Fer -llama Daisy. Ella se encontraba relajada, muy relajada para simplemente asimilarlo... Exacto, todo lo contrario al pobre Demian-. Creo que debes tranquilizarte. Y sé que es difícil aceptarlo, pero creo que ya es hora de que lo hagas.

-Daisy Cadance Yang -dice su nombre completo, tratando de calmarse con una cuenta mental del uno al diez-. Cuando nos matricularon aquí, tu mamá me dejó a cargo. Dijo que no quería relaciones amorosas hasta graduarte.

-Ella me lo permitió -la expresión de Fernanda se desencajó por completo mientras yo le miraba impresionada y con una sonrisa divertida-, con tal de que no bajara mi comportamiento y rendimiento académico, aparte de llegar virgen al matrimonio -no pude evitarlo y exploté en sonoras carcajadas. Fernanda la quedó mirando con una cara no muy bonita, a la vez que Demian se ponía rojo y cubría su rostro con su mano restante, en un intento por desaparecer de este lugar.

Daisy lo decía todo, tal y como si estuviera escogiendo el sabor de un helado. ¿Cómo podía guardar la calma en un momento así? Sé que nos tiene confianza, pero se pasa. Al menos yo, estaría muy avergonzada.

Fernanda, sin más qué decir o argumentar, soltó un suspiro de resignación, sabiendo perfectamente que Daisy es una persona muy difícil de tratar, y que es sabia en su propia opinión. Sin contar lo violenta y brusca que es.

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