Prólogo

2.4K 126 46
                                    


Recién estaba por ocultarse el sol cuando había terminado de recolectar  las mascotas de mis vecinos.

Era voluntaria a paseador de perros mientras tomaba un año sabático.

Todo esto era idea de mis padres que a cambio de hacer labores sociales ellos pagaban mis cuentas.

Me tomaba poco menos de 1 hora diaria pasear a los 5 cánidos, era su momento favorito del día y admito que el mío también.

Decidí cambiar esta vez el camino de regreso a uno más corto, porque tenía que llegar rápido a casa y mientras enviaba un mensaje de voz, salió corriendo el dálmata.

Fuck.

Esto no me podía pasar y menos hoy que tenía prisa.

Corrí lo más rápido que pude sin soltar los demás cintos y sin perder de vista a Dot.

Casi le perdía el rastro cuando se detuvo en un parque, específicamente en la cancha de básquetbol y ví como un chico revisaba la placa con los datos.

Trate de controlar mi agitada respiración.

—¡Hey! —grité para llamar su atención —Ese perro es mío.

Aquel chico que tenía frente a mí usaba shorts, gorra por donde salían algunos mechones de cabello y una playera deportiva.

—Tómalo —respondió tan tranquilo mientras acariciaba al perro —Deberías tener más cuidado para la próxima, podrías perderlo.

—No me digas que hacer, ocúpate de tus asuntos.

A veces odiaba ser tan temperamental y odiaba no pensar más de una vez lo que decía.

—Tenés razón —dijo sonriendo, aún estando tan tranquilo.

Admito que tenía una linda sonrisa.

—Gracias —dije cuando se acercó y me entregó el cinto.

Sin más, y con mucha vergüenza por lo ocurrido, di media vuelta y caminé hasta que lo escuché llamarme.

—Oye, terminé de entrenar, ¿Puedo acompañarte?

—No es necesario, conozco bien el lugar.

No dejaría que un desconocido me guiará a casa, podría ser un psicópata o aún peor, un secuestrador.

—Me llamo Felipe, soy nuevo en este lugar y me vendría bien conocer a alguien.

Eso me descolocó por completo.

Debía ser un poco amable con Felipe, después de todo él lo fue conmigo.

No sabía que se sentía ser nueva en un lugar, porque siempre había estado aquí, pero seguro no era nada fácil.

—Esta bien —lo esperé hasta que llegó a mi lado con una botella de agua y el balón de basket.

—Vos guíame.

De esta manera tan poco inusual y extraña conocí a Felipe Otaño que venía de Argentina y sin yo saber, era un actor admirado por muchas personas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

De esta manera tan poco inusual y extraña conocí a Felipe Otaño que venía de Argentina y sin yo saber, era un actor admirado por muchas personas.

THE ACTOR | Felipe Otaño Where stories live. Discover now