Prólogo

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-¿Cuántas veces vas a venir a verla?

Chiara saltó del susto al escuchar aquella voz masculina en la penumbra del teatro, justo los minutos antes de que empezara el musical de Chicago. Se tambaleó sobre sus pies y sus manos fueron a cualquier sitio para mantener el equilibrio en aquella plataforma metálica, a unos siete metros de altura, encima de las butacas del teatro Nuevo Apolo de Madrid. Pero lo malo, es que no había nada para mantenerse, ni siquiera una barandilla...

Fue Juanjo, el propio que le asustó, el que le agarró del brazo y la mantuvo en el sitio.

-¡Juanjo, fuck, shit! ¡Mierda!-gritó en un susurro, para no llamar la atención, a pesar de que sabía que aquello era imposible.

No había comprado entradas aquella vez para ver el musical, y tampoco tenía intenciones de ver todo el espectáculo; no pretendía pasar mucho tiempo en la capital. Chiara se había mentalizado en el momento: no podía quedarse a ver todo el espectáculo...

Tenía cosas que hacer.

Solo disfrutaría un par de actuaciones y ya...

Hoy no.

-Que te caes, niña. Eso sí que sería un espectáculo-Chiara volvió a estabilizarse sobre sus pies y miró con odio a su mejor amigo-. Kiki, la superbruja, una de las más poderosas de entre su casta, se cae sobre el público en el teatro de Madrid por babear por un ser no-mágico y... ¡sin haber comprado la entrada!-se carcajeó por su propia broma-. La noticia del siglo y la más cómica, también.

La inglesa puso los ojos en blanco y volvió a mirar hacia el telón; menos mal que no tenía vértigo, porque mirar desde allí arriba era toda una experiencia.

-¿Cómo me has encontrado?

-No estabas en tu casa-la respuesta fue simple-. Y si no lo recuerdas, tenemos una misión.

-Sé cual es mi trabajo.

-Pues-se abrió de brazos señalando dónde se encontraban-a veces se te olvida.

-Tengo tiempo suficiente... hemos quedado a las...

-A las doce de la noche. En Montjuïc-la interrumpió como ella misma había hecho-. Puntual.

-Tiempo de sobra.

Chiara miró de reojo a su amigo brujo con la esperanza de que la volviera a dejar a solas en aquellos momentos; quería poder centrarse en el musical, en las canciones y los diálogos. Quería durante un rato, centrar su atención solo en la actriz.

Quería centrar su atención únicamente en la hipnótica Violeta Hódar.

Una mujer de belleza descomunal, con un aura tan limpia y pura; de aquellas personas que es inevitable mirar dos veces cuando aparecen en tu vida. La primera vez que la miras, te sorprende y la segunda te quedas enganchada; después de ahí, ya has perdido el juego contra ella.

Porque ella es la protagonista.

Y Chiara sabía que había perdido meses atrás, cuando repitió la visita al musical solo por escuchar su voz.

Solo por verla una segunda vez.

Estoy perdiendo mucho más, solo que no quiero decirlo en voz alta.

La tercera vez que pisó el teatro madrileño, lo hizo con Juanjo en la zona de las butacas, como unos seres normales y pagando una entrada. De hecho, la única vez que lo hizo.

Violeta Hódar era un ser precioso de admirar.

-Sabes... podrías simplemente hablar con ella. Y presentarte, digo yo.

I put a spell on youWhere stories live. Discover now