Marcas y Mentiras

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Vio a lo lejos la sombra del superintendente que se iba acercando. Se fijo bien en la vestimenta del trigueño viendo las manchas rojas sobre la tela negra.

—Ya tardabas ¿no?
—Estaba... aclarando una cosas con ciertas personas. —Hubo unos segundos de silencio antes de que Conway volviese hablar— ¿Que me ibas a contar?

—Sí..., bueno, como sabía que tu no ibas a actuar, decidí ir yo a casa del rubio al que te tiras. —El menor frunció el ceño, ya esas palabras en la boca del contrario no le gustaban. —Adivina, me encontré con el payasito. —Dijo mientras se retiraba los guantes y agarraba la cajetilla de cigarros, sirviéndose uno en sus labios.

—¿Y bien? ¿Paso algo? —El contrario se quedó unos muy largos segundos callado.

—No... nada. —¿Por qué mentía? Sabía que si había ocurrido algo, él había intervenido, ¿Por que le mentía ahora a Conway después de haberlo llamado el mismo? No lo sabía, fueron palabras que salieron inconscientemente de su boca. —Lo llevé a su casa y ya.—Terminó de contar mientras agachaba la cabeza fumando incapaz de mirar al contrario a la cara, pero por mas que el rostro de Conway era uno relajado y sin expresión alguna, podía ver la vena marcada a un lateral de su frente, obviamente enfadado.

—¿Solo lo llevaste a casa? ¿No... paso nada más?
—Nada.
—Mmh...—La vista de Jack bajo hasta la mano del contrario que sostenía el cigarro, viendo una notable marca de mordida ahí. Volvió a subir la mirada hasta los ojos negros del gallego, ¿acaso se pensaba que era estúpido? Había notado aquella marca desde que se quito los guantes, y dudaba que fuera la de un perro. Muchas escenas sexuales se pasaban por su mente y absolutamente ninguna le gustaba...

—¿Estás seguro? —Preguntó Conway acercándose a Freddy arrebatándole el cigarro de su mano, dando una calada a este. El contrario frunció el ceño al ver como le quitaba el cigarro.

—Si, ¿se puede saber que te pasa? Estas muy raro, chorbo.
—¿Te lo has follado? —Esa pregunta agarro de improvisto al gallego, al igual que el ardor en sus mejillas subía, su enfado igual.
—No. ¿Por que coño piensas eso?
—Tu puta mano, pedazo de mierda. —El contrario bajo la vista viendo la mordida que había ahí, se trato de relajar y volvió a mirar a Conway.

—Eso... no fue con él.  — Después de esa respuesta hubo un silencio en el lugar, era la única respuesta que podía dar y que... tuviera algún tipo de sentido.

—Llámame dentro de una hora. —Esas fueron las últimas palabras que dijo el trigueño antes de irse de la zona montando en su vehículo.

Freddy se quedó estancado pensando en que acababa de pasar. Bajo su vista viendo la marca que el rubio le había dejado reviviendo aquel momento en su mente, negó repetidamente al imaginar algo que no era para nada puro. Maldijo por lo bajo mientras colocaba sus guantes y montaba en su moto.

—Me pregunto que cojones querrá dentro de una hora.

𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐂𝐨𝐧𝐰𝐚𝐲...

Conducía camino a casa del rubio, no se creía nada de lo que decía, por mas que no tenía motivos para no creerle, algo le hacía dudar. Apretó el volante marcando las venas de sus brazos.
Bajo del coche al llegar a la casa del rubio, toco varias veces la puerta con impaciencia, se quitó sus gafas esperando a ser abierto. No tardo mucho cuando la puerta se abrió por el de ojos claros, algo sorprendido de verlo ahí, el pelinegro simplemente paso dentro de la casa mirándola en busca de mas personas.

—Hola, Conway...—Dijo Gustabo extrañado mientras se cruzaba de brazos y lo miraba.

—¿Estas solo?
—Sí, ¿que pa- — Su pregunta fue interrumpida por los labios del contrario que fueron hacía los suyos en cuanto escuchó "Sí". Lo besaba de manera desesperada y salvaje explorando toda la boca ajena del contrario, mientras con sus manos tocaba el cuerpo del rubio sin pena alguna, apretando el culo ajeno con sus dos manos.

Mi gusto mas culposo | FreddytaboWhere stories live. Discover now